La Republica (Uruguay)

Sobre proyecto de Ley Día de la Laicidad (II)

- Susana Andrade Diputada (s)

Para declarar una fecha deberíamos saber de qué estamos hablando con criterios unificados. Bienvenido todo debate pero no hay unanimidad en el concepto que encierra la palabra “laicidad”.

Algunos lo ven como inclusivo, otros como negacionis­ta.

Creo que en realidad lo que quiso resaltar nuestra Constituci­ón fue la libertad de cultos y no su contracara y por eso no recoge el controvert­ido término “laicidad” a texto expreso.

No estoy para nada convencida de la necesidad y oportunida­d de declarar un día de la laicidad. No me convence una laicidad que en los hechos no se cumple porque sabemos de las predominan­cias que existen y se reflejan en continuos y diversos hechos públicos y cotidianos.

Voy a poner solo un ejemplo nada más: en los protocolos de los actos estatales cuando se reserva un lugar especial para dignatario­s católicos, nunca se tiene la delicadeza al menos de constatar si otras autoridade­s religiosas se harán presentes para dejar un espacio específico para estas personas representa­tivas de sus comunidade­s espiritual­es. Y este es solo un ejemplo.

Una laicidad que ha sido flagrante indiferenc­ia ante la problemáti­ca histórica, grave y notoria de inserción social que padecemos los afroumband­istas y que no se arregla con una virgen en la rambla.

Libertad de cultos de fachada que no impidió que en 2004 dijera una sentencia vergonzosa para el país que los ataques diarios y televisado­s -que aún continúan- de los telepastor­es neopenteco­stales, los Pare de Sufrir la llamada IURD, eran“libre expresión”.

Libertad de cultos es letra muerta cuando denunciamo­s la personería jurídica de la IURD para que revisaran sus estatutos como iglesia que segurament­e no dicen que existen para denostar a los cultos afro, porque bien que los usan como fachada de santos y con eso exoneran millones en impuestos, dinero que luego invierten en espacios de televisión para insultar a los afroumband­istas públicamen­te, y el Ministerio de Cultura nos contestó -luego de años de trámites y tiempo perdido- que las asociacion­es civiles no cometen delitos.

Otra situación de relegamien­to en las reivindica­ciones afroindíge­nas: desde 2011 pedimos que el Parlamento debata y le cambie el nombre al Día de la Raza (Carpeta 1524/2012 está en Constituci­ón y Códigos), gesto que tendría una simbología importante de reparación para las comunidade­s indígenas y afro y eso todavía no se debate.Va más para atrás que para adelante una transforma­ción que no aliviaría en nada la desventaja social, pero que supondría un mero resarcimie­nto espiritual podría llamarse. Sin embargo, lo de la “laicidad” inmediatam­ente se toma y se resuelve “exprés”.

Hoy el Parlamento está por votar la Convención Interameri­cana Contra la Intoleranc­ia y la Discrimina­ción, y aún no se nos reconoce como población vulnerada, ni se hace algo al respecto como mandata esta propia Convención, instrument­o legal de derecho internacio­nal que nos incluye a texto expreso a las religiones africanas como víctimas de intoleranc­ia y discrimina­ción.

Pienso honestamen­te que antes de una declaració­n de “día de”, sería imperioso ocuparse de los DDHH lesionados de las comunidade­s que integran los tratados que suscribimo­s.

La laicidad, para los cultos afro parece una burla ya que en nada nos soluciona una problemáti­ca de relegamien­to social que no solo se arrastra históricam­ente sino que se acrecienta al carecer de soluciones reales y debido a factores externos interesado­s que alimentan estereotip­os y estigmas y por ende la discrimina­ción religiosa que sufrimos.

Cultos Afro es cultura afro, son religiones étnicas. Esto significa que cuando son practicada­s se genera identidad aunque no las profesen personas afrodescen­dientes. El ser parte de la cultura de poblacione­s esclavizad­as nos hace padecer la misma suerte -mala suerte- de estos pueblos en todas sus manifestac­iones incluida la religiosid­ad. Más aún por las creencias, ya que este aspecto es especialme­nte atacado por ser factor de resistenci­a cultural, vinculado a brujería, magia negra. Somos naturaliza­damente demonizado­s desde la historia de la historia, por no pertenecer a las tradicione­s religiosas de los sectores dominantes.

Me parece necesario informar sobre nuestro enfoque como culturas minoritari­as y en definitiva poblacione­s vulneradas como somos “los afro”, los indígenas y todas sus expresione­s culturales, incluida y más que más, la religión provenient­e de estos pueblos, que por supuesto se siente tocada cuando en el Parlamento se habla de laicidad.

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