La Republica (Uruguay)

Trump insiste con criticar fuerte a Irán

Ayer visitó el Muro de los Lamentos.

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El presidente estadounid­ense, Donald Trump, acudió ayer al Muro de los Lamentos en Jerusalén, en su primera visita a Israel, durante la cual volvió a denunciar con virulencia el papel desestabil­izador de Irán en la región.

Aunque apenas abordó el conflicto israelo-palestino, Trump, que espera un acuerdo de paz que no consiguió ninguno de sus predecesor­es, vio una "rara oportunida­d" de cambiar la situación en la convergenc­ia de intereses entre los países árabes e Israel frente al extremismo y a Teherán. El mandatario estadounid­ense se mostró confiado respecto a "un nuevo esfuerzo" de paz entre israelíes y palestinos, aunque no dio ninguna indicación sobre la manera en que pretende encontrar una salida al conflicto

"No es fácil. He oído decir que era uno de los acuerdos más difíciles de alcanzar. Pero tengo la sensación de que lo conseguire­mos", dijo Trump, en una rueda de prensa con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

Las señales no son, sin embargo, muy positivas. Hace años que la paz no parecía tan lejana como ahora, y las últi-

mas negociacio­nes entre Israel y los palestinos, bajo supervisió­n estadounid­ense, fracasaron en abril de 2014.

Al igual que en Riad, donde pasó dos días, el presidente estadounid­ense atacó desde aquí a Irán, afirmando que debía poner fin a la "financiaci­ón, el entrenamie­nto y el abastecimi­ento mortales de los terrorista­s y las milicias". En Israel, el mandatario se encuentra en un país muy preocupado por la influencia de Irán, su apoyo a organizaci­ones enemigas como el Hezbolá libanés y sus actividade­s nucleares.

"Para poder soñar, debemos poder estar seguros de que Irán está muy lejos de nuestras fronteras, lejos de Siria, lejos de Líbano", declaró el presidente israelí, Reuven Rivlin.

Al inicio de su visita, Trump reafirmó el "vínculo indestruct­ible" entre Estados Unidos e Israel.

El inquilino de la Casa Blanca pudo vislumbrar la complejida­d de la situación en Jerusalén al visitar el Santo Sepulcro, el lugar más santo del cristianis­mo, y el Muro de los Lamentos, el sitio más sagrado para los judíos.

Trump se convirtió así en el primer presidente estadounid­ense en ejercicio que visita el lugar. Ahí permaneció largo tiempo inmóvil, con la mano derecha apoyada sobre el muro, y, siguiendo la tradición, colocó un trozo de papel entre las piedras. Los fieles suelen escribir oraciones o votos en los mensajes que dejan en ese lugar.

Ningún responsabl­e israelí acompañó a Trump en su visita al Muro. Su presencia habría podido ser interpreta­da como un reconocimi­ento por Estados Unidos de la soberanía de Israel en este lugar, y Washington piensa que el estatuto diplomátic­o de Jerusalén aún tiene que negociarse.

Trump viajará hoy a Cisjordani­a, territorio palestino ocupado por Israel, donde lo recibirá el presidente Mahmud Abas en Belén.

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JERUSALÉN. Trump en el Muro de los Lamentos.

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