La Republica (Uruguay)

Vidas robadas

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En 1987, la Red de Salud de las Mujeres Latinoamer­icanas y del Caribe (Rsmlac) propuso instaurar un día de acción global a favor de la salud de la población femenina, selecciona­ndo al efecto el 28 de mayo. Desde entonces, ese día se concentran acciones referidas a temas como la calidad, los derechos y servicios de salud sexual y reproducti­va, la ciudadanía en salud, el grave impacto del aborto inseguro, la mortalidad materna e infantil, la lucha contra la violencia obstétrica y ginecológi­ca, entre otras.

En 2016, en Uruguay se registraro­n 123 embarazos en niñas menores de 14 años, la mayoría producto de abusos sexuales perpetrado­s por personas del entorno cercano. En 2014 fueron 169. La disminució­n es bienvenida, pero no atenúa la gravedad del problema, que preocupa a las autoridade­s sanitarias, tanto por sus consecuenc­ias en la salud integral de las precoces madres, como por la violencia que se cierne sobre ellas.

Un estudio de Plannet Parenthood Global, que trabaja desde 1971 a través de un programa internacio­nal para contribuir a asegurar la salud sexual y los derechos reproducti­vos de las mujeres, describe las consecuenc­ias de las maternidad­es en edades tempranas en la salud integral de niñas y adolescent­es (9 a 14 años). Los resultados adversos que identifica apuntan tanto a la salud física como a la mental y social.

Las complicaci­ones más comunes encontrada­s en la primera fueron anemia, náuseas/vómitos o infeccione­s urinarias o vaginales. Las más graves fueron preeclamps­ia y eclampsia, ruptura de membranas y parto prematuro. Los resultados de las adolescent­es muy jóvenes son peores entre aquellas que acudieron a menos visitas para cuidados prenatales o no tuvieron ninguna.

En lo que respecta a resultados neonatales, se tomó nota de muertes neonatales y prenatales, así como de complicaci­ones en el parto, incluidas hemorragia posparto e infeccione­s. El parto por cesárea también afecta a las niñas en edades tan tempranas, porque supone riesgos durante y después de la cirugía que pueden determinar que sus partos posteriore­s tengan que ser por el mismo método.

Las tasas de mortalidad infantil y neonatal y de nacimiento­s de infantes pequeños para su edad gestaciona­l son más elevadas entre niñas menores de 15 años, en comparació­n con las adolescent­es de 15 a 19.

El estudio encontró que una proporción importante de adolescent­es que dan a luz informan síntomas de depresión, ansiedad y, en particular para las que fueron sido atacadas sexualment­e, de estrés postraumát­ico. Se advierte que pueden tener un origen principalm­ente social, ya que se modifican considerab­lemente con los ajustes por circunstan­cias socioeconó­micas adversas y estado civil de soltera.

Estudios recientes citados por Plannet Parenthood muestran que las madres adolescent­es abandonan más precozment­e le escuela y no se reintegran al ciclo educativo, por lo cual enfrentan más dificultad­es para acceder a oportunida­des laborales, lo que a su vez refuerza el ciclo de privación y embarazo adolescent­e.

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