Trump decide sacar a EEUU del acuerdo sobre cambio climático
Dijo que era una “amenaza” para su país y lo ponía en desventaja en el mundo.
El presidente Donald Trump puso fin ayer a meses de suspenso con el anuncio de que retirará a Estados Unidos del Acuerdo de París, medida que según analistas hará peligrar un esfuerzo climático de años según un informe de la agencia cubana Prensa Latina.
La controvertida decisión se adopta en el quinto mes de su presidencia y cumple una promesa de campaña del mandatario, quien como candidato criticó a su antecesor, Barack Obama, por preocuparse demasiado por las emisiones de gases de efecto invernadero.
En un discurso marcado por su ya habitual tono nacionalista, el mandatario justificó su decisión con el argumento de que el pacto alcanzado en diciembre de 2015 por 195 naciones constituye "una amenaza para Estados Unidos y lo pone en desventaja con relación al resto del orbe".
Según los cálculos del republicano, quien en el pasado se refirió al cambio climático como un engaño, lo convenido en París "castigaría" a esta nación e instituiría "restricciones energéticas onerosas" que obstaculizarían el crecimiento económico, especialmente en las industrias manufactureras. Más allá de los argumentos del jefe de Estado, las principales conclusiones que deja su medida de momento son el triunfo que supone para el ala más radical de la Casa Blanca y el impacto que tendrá en el esfuerzo internacional por frenar el fenómeno climático.
Analistas y medios consideraban que el mandatario no había llegado a una decisión hasta ahora porque dentro de su administración existía falta de consenso en torno a la permanencia o salida del mecanismo. A favor de abandonar el convenio se encontraban partidarios de la línea dura del Gobierno como el director de la Agencia de Protección Ambiental, Scott Pruitt, y el jefe de estrategia de la Casa Blanca, Stephen Bannon, cuyos criterios sobre el tema se parecen mucho a los emitidos ayer por Trump.
Por el contrario, la medida resulta una derrota para quienes querían que el país se mantuviera en el acuerdo, como los secretarios de Estado, Rex Tillerson, y de Energía, Rick Perry, y la hija mayor del presidente, Ivanka Trump. Además de desechar el criterio de estas personas cercanas, con su anunció Trump ignoró un amplio coro que dentro y fuera del país le pidió comprometerse con el mecanismo.
Líderes mundiales, fundamentalmente de naciones aliadas de Estados Unidos, cientos de científicos, e incluso directores ejecutivos de empresas energéticas y otras grandes corporaciones estadounidenses estuvieron entre quienes le pidieron quedarse.
Aunque la salida de Estados Unidos no tiene por qué suponer el fin del pacto logrado en la capital francesa, especialistas prevén que podría tener repercusiones climáticas, por tratarse el segundo mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero. También alertan sobre la posibilidad de que a partir de ahora otros territorios también quieran retirarse o reduzcan sus compromisos. El pacto estable- ce como objetivo global mantener el aumento de la temperatura media por debajo de dos grados Celsius con relación a los niveles preindustriales y requiere unos cien mil millones de dólares al año en fondos de los países desarrollados para apoyar las fuentes de energía limpia. Al acuerdo se le realizan críticas como no haber cumplido con la petición de las naciones insulares de limitar el incremento de temperatura a menos de 1,5 grados, y basarse en recortes voluntarios de las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, se considera un éxito al unir a la gran mayoría de la comunidad internacional en el objetivo común de enfrentar al cambio climático tras años de negociaciones.
El grupo Climate Interactive estimó que la salida de Estados Unidos llevará a que en 2100 la temperatura del planeta esté como promedio 3,6 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales, 0,3 grados más de las expectativas existentes hasta ahora.