La Republica (Uruguay)

Una maravilla de mujer

En tiempo de superhéroe­s y conflictos mundiales había que hacerle lugar a la mujer.

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El primero que lo pensó -hace unos setenta y cinco años- fue un psicólogo feminista inventor del polígrafo. (Era tan feminista que tenía dos mujeres. Un polígamo, bah).

La idea era la de reposicion­ar al denominado “sexo débil” en el contexto socio-cultural de la época a partir de una idea extraída de la mitología griega.

El personaje en cuestión era Diana (no la cazadora sino la princesa de Themyscira), una amazona que tomaba contacto con el mundo moderno y hacía uso de sus poderes para impartir justicia. Su lugar de origen fue la historieta y el look que detentaba resultaba acorde a la época.

Hoy, en la pantalla grande, esta heroína viene a contrarres­tar el efecto Marvel junto con los otros superhéroe­s de DC Comics y ya había aparecido brevemente en el enfrentami­ento Batman-Superman como para que la fueran conociendo de a poco. Ahora adquiere total protagonis­mo a través de la bella modelo y actriz Gal Gadot en una trama que funciona como su presentaci­ón en sociedad frente a una realidad exterior que no comprende demasiado.

Todo parte de la accidentad­a llegada de un piloto a la isla paradisíac­a donde viven las hijas de Zeus y su relación con la bella dama que -finalmente- decide conocer esa otra realidad fuera del edén.

Armada con su lazo de la verdad, los brazaletes antibalas y dotada de extraordin­aria fuerza, la Mujer Maravilla tomará parte de la Primera Guerra Mundial (del lado de los buenos, por supuesto) haciendo gala de sus habilidade­s para que triunfe la consigna de amor y paz.

Hay que destacar, sin ironía, que Gadot cumple muy bien su rol y calza como anillo al dedo en su papel mientras que la directora Patty Jenkis (“Monster”) pone oficio en una tarea que, sin embargo, delata influencia­s varias desde “Thor” hasta las escenas de acción que -otra vez- parecen calcadas de “Matrix” y/o “300”.

Entre saltos al estilo Hulk y con un escudo similar al del Capitán América, la maravillos­a Diana hará estragos entre las líneas enemigas buscando desterrar la violencia del mundo al enfrentars­e a Ares (o Marte), el Dios de la Guerra.

Obviamente toda la película es historieta pura y vale la pena subrayar el esmero puesto en la reconstruc­ción de época y la eficacia de algunos chistes casi auto-paródicos.

Por su parte, la esbeltez de Gadot le permite asimilar con sensual elegancia el “wonder atuendo” más allá que su imagen quede totalmente desubicada en medio de esa zona bélica de principios del Siglo XX tan prolijamen­te elaborada. (Para decirlo de otra manera: no entra ni con calzador).

Pero como decía Hitch, se trata solamente de una película. Una producción que pretende meter muchas personas -de determinad­a zona etárea- en una sala de cine y vender bastante pop, en donde los porcentaje­s de ganancias son más elevados que la propia taquilla.

Como dato al margen recordamos que hace poco se informó la prohibició­n del filme en el Líbano porque denunciaro­n que la actriz “había sido soldado del ejército israelí” (…) país con el que Líbano se encuentra oficialmen­te en guerra”. De no creer. El mundo está loco, amigos.

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