Sorpresivo avance del EI en Filipinas
Tiene un importante arsenal y redes secretas de túneles.
Escondidos en túneles a prueba de bombas, con armas antitanque disimuladas en las mezquitas o usando escudos humanos para protegerse, los yihadistas atrincherados en el sur de Filipinas son un rival temible para las fuerzas militares nacionales, que se preparan para una larga batalla con el objetivo de desalojarlos.
Dos semanas después de que éstos tomaran parte de la ciudad de Marawi izando la bandera negra del grupo Estado Islámico (EI), las autoridades filipinas han cambiado de discurso y ahora reconocen que la batalla no se resolverá en un día.
“La ventaja [del enemigo] es su control del terreno. Saben adónde va a dar cada camino y tienen libertad para circular”, dijo esta semana el mayor de marines Rowan Rimas.
“Saben de dónde vienen las fuerzas del Gobierno y dónde se refugian. Tienen francotiradores y defienden bien sus posiciones”, anunció. En mayo, cuando empezó el conflicto, el ministro de Defensa, Delfín Lorenzana, reconoció que las fuerzas de seguridad no se esperaban que decenas de hombres armados aparecieran de pronto en las calles de Marawi tras un intento fallido de capturar a uno de sus líderes.
Los combates sembraron el caos en esta ciudad de 200.000 habitantes, la de mayor población musulmana de Filipinas, un país mayoritariamente católico, y secuestraron a un cura, abrieron las puertas de dos prisiones y destruyeron numerosos edificios.
Aunque los yihadistas sólo controlan una pequeña parte de Marawi, tanto el ministro como los jefes del ejército explicaron que su objetivo es tomarla para conquistar un territorio en Filipinas.
Las autoridades calculan que se trata de un grupo de unos 500 combatientes, entre ellos extranjeros llegados de Chechenia, Arabia Saudí y Yemen. Los islamistas también tienen un importante arsenal, con lanzacohetes y municiones para sus fusiles de asalto.
Según las autoridades, dos hermanos de apellido Maute son los líderes de los yihadistas, que hasta ahora resisten a una campaña intensiva de bombardeos aéreos y lanzamientos de cohetes. Los yihadistas, que controlan aproximadamente un 10% del territorio de Marawi, resisten gracias a túneles y cuevas para refugiarse de las bombas de hasta 500 libras (227 kilos), explicó el lunes a la AFP el portavoz del ejército, el coronel Joar Herrera.
“Incluso las mezquitas tienen túneles”, añadió, asegurando que también los usan para esconder armas. El reglamento del ejército filipino prohíbe atacar mezquitas y escuelas islámicas, una circunstancia que aprovechan los yihadistas.