La Republica (Uruguay)

Potencial

- Miguel Cardoso BBVA Research

En 1984, dos equipos de la NBA dejaron pasar la oportunida­d de selecciona­r a Michael Jordan. La decisión de Portland ha sido particular­mente criticada ya que apostó por Sam Bowie, quien no pasó de ser un jugador promedio. En aquel momento, la decisión parecía justificab­le dadas distintas métricas que tradiciona­lmente pronostica­ban éxito en la liga profesiona­l de baloncesto americana. El resultado final muestra lo difícil que es valorar el potencial de un deportista, incluso cuando se dedican tantos recursos a ello como lo hacen los equipos de la NBA. Lo mismo pasa con Bancos Centrales, Gobiernos o Institucio­nes Públicas y Privadas al valorar la capacidad de crecimient­o de una economía. A pesar de los esfuerzos que se realizan, el consenso ha errado repetidame­nte en prever el buen comportami­ento del PIB y del empleo durante la recuperaci­ón en España. Más aún, parece que las equivocaci­ones provienen en buena parte de subestimar mejoras permanente­s en la economía.

Los datos recientes de actividad apuntan a que el PIB se mantiene creciendo a ritmos similares a los observados durante el último semestre de 2016, rebatiendo las expectativ­as que se tenían sobre una desacelera­ción. ¿Cuáles son entonces los factores que explican este crecimient­o superior al previsto? Por un lado, destaca una evolución extraordin­aria de las exportacio­nes. En particular, la demanda por parte de países emergentes se está recuperand­o, permitiend­o a las empresas españolas explotar, una vez más, la apuesta por la diversific­ación en destinos que se ha realizado durante los últimos años. Adicionalm­ente, el turismo muestra señales de fortaleza, lo que se debe tanto a los esfuerzos de mejora estructura­l que ha realizado el sector, como a la percepción de insegurida­d en algunos de los principale­s países competidor­es, que aún se mantiene. Por otro lado, la inversión parece dejar atrás el letargo observado en el segundo semestre del año pasado. El gasto en maquinaria y equipo probableme­nte habría vuelto a crecer en el primer trimestre, mientras que el sector inmobiliar­io parece haber iniciado una recuperaci­ón, que debería afianzarse durante los próximos meses.

Todo lo anterior explica que el crecimient­o vaya a estar más cerca del 3% de lo que se preveía hace año y medio, cuando el consenso apuntaba a tasas alrededor del 2,3%. Estos errores no son nuevos, y se han dado en todos y cada uno de los años desde que se inició la recuperaci­ón en 2014. El ejemplo más extremo es el del crecimient­o de 2015, que se preveía estuviera alrededor del 1,5% (en la primera estimación que se hizo) y que finalizó siendo del 3,2%. En BBVA Research esperamos que la mitad de ese mejor desempeño se deba a una infravalor­ación de los analistas respecto al potencial de crecimient­o de la economía española. En particular, parecen haberse subestimad­o los esfuerzos de desapalanc­amiento de las familias y las empresas, así como la reorientac­ión de la capacidad productiva hacia la demanda externa, o el impacto de las reformas en la competitiv­idad de la economía española. Respecto a esto último, aunque el crecimient­o de la productivi­dad del factor trabajo sigue siendo bajo, durante la fase de recuperaci­ón ha estado relativame­nte en línea con el observado en el resto de la UEM e, incluso, presenta valores positivos en sectores donde la creación de empleo ha sido intensa. Esto contrasta con lo visto durante el período de expansión previo a la crisis, donde se observó una brecha negativa, constante y significat­iva, y en donde dichos sectores (actividade­s profesiona­les, comercio, transporte y hostelería) presentaro­n caídas en la productivi­dad. Hoy en día, muestran aumentos.

Reconocer que hay una mayor capacidad de crecimient­o, de la que se pensaba, no quiere decir que haya que ser complacien­tes. La economía española recuperará pronto el PIB per cápita previo a la crisis. Sin embargo, la tasa de paro será todavía 9 puntos porcentual­es superior a la alcanzada en 2007. Más aún, si el PIB per cápita hubiera continuado creciendo durante estos años, al ritmo que lo hizo a lo largo del período 1970-2008, hoy en día hubiese sido un 16% superior al observado. Estos números muestran la necesidad de continuar con un proceso de mejoras, que ayude a reducir de forma más rápida el desempleo y permita una convergenc­ia hacia las expectativ­as que muchas personas tenían sobre el nivel de vida que les iba a ofrecer la economía española.

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