CRECIMIENTO CON INCLUSIÓN: los números no mienten
Diez años atrás la pobreza representaba el 32,5% de las personas, mientras el 2,5% de las personas vivía en la indigencia. En el año en curso es de esperar una nueva baja en el indicador de pobreza, explicada fundamentalmente por la caída de la inflación y el aumento de los ingresos de los hogares.
En los últimos años la incidencia de la pobreza medida a través del ingreso disminuyó significativamente alcanzando, en el 2016, una estimación puntual de 9,4% de personas a nivel total país, mientras la indigencia se ubicó en 0,2%
Sin lugar a dudas aún resta mucho por hacer al respecto, como fuerza política de izquierda, contribuir a la reducción sostenida y sustentable de la pobreza, de la segmentación social y de la desigualdad socioeconómica, y a la eliminación de la indigencia, será siempre nuestro desvelo.
No obstante, cabe recordar que hace 10 años la pobreza representaba el 32,5% de las personas, mientras el 2,5% de las personas vivía en la indigencia.
Este año se espera que vuelva a bajar el indicador de pobreza, explicada fundamentalmente por la caída de la inflación y el aumento de los ingresos de los hogares.
En Uruguay han existido prolongados períodos de crecimiento económico, pero estos siempre fueron acompañados de una tendencia persistente al aumento de la concentración del ingreso, tal como sucedió entre mediados de los 80 y fines de los 90, lo que se profundizó durante las crisis de los años 1982 y 2002. Sin embargo, como consecuencia de las políticas activas aplicadas tanto del lado del gasto como de los ingresos por parte de los gobiernos frenteamplistas, a partir de 2007 se logró revertir dicha situación.
La distribución de ingreso, medida a través del Índice de Gini, que varía entre 0 y 1 según el grado de desigualdad, volvió a mejorar en 2016 situándose en el valor 0,383 (luego de un leve retroceso en 2015), y se prevé que continúe dicha tendencia en 2017. Diez años atrás el valor del Índice de Gini era 0,455, indicando un mayor grado de desigualdad. La dinámica de mejora de las condiciones sociales es el resultado del crecimiento económico, el impulso de un conjunto de políticas públicas que apuntan a la inclusión social (en particular, las que se reflejan en el Gasto Público Social y la reforma tributaria) y a la vigencia del esquema institucional que establece la negociación salarial colectiva.