La Republica (Uruguay)

Marco conceptual de la educación sexual

- Stella Cerrutti Basso

Tuve la oportunida­d de escuchar las declaracio­nes del Cardenal Héctor Sturla, reproducid­as en el Informativ­o Sarandí en la mañana del pasado 9 de julio y considero que ameritan clarificac­ión al respecto de la filosofía y marco conceptual de dicho programa desde su instalació­n.

Algunas de sus aseveracio­nes acerca de la forma en que se acepta hablar de la sexualidad , podrían contribuir a distorsion­ar la apreciació­n de la población sobre las bases formativas con que se ha incorporad­o la educación sexual en la educación formal.

El Programa de Educación Sexual de Codicen, que tuve el honor de coordinar desde sus inicios hasta 2010, fue construido de modo participat­ivo por todos los integrante­s de la comunidad educativa y distintos sectores de la sociedad con interés en la temática en el año 2006. Su marco conceptual fue colocado para conocimien­to y discusión de los interesado­s en las páginas del Debate Educativo efectuado en aquel momento.

Los objetivos y lineamient­os generales de ese programa, que se supone vigente en el momento actual, están al alcance de toda la población en los documentos correspond­ientes que son públicos y de acceso para la población. En ellos de establecen claramente las bases desde donde encarar el proceso educativo, con su obligatori­o sentido formativo en el más irrestrict­o respeto a todas las cosmovisio­nes relativas a la sexualidad, así como el ámbito de derechos humanos y los aspectos éticos con que debiera el docente llevar a cabo su rol educador. Se menciona expresamen­te que el programa se instala en la confluenci­a de tres vertientes conceptual­es: educación como proceso de construcci­ón de ciudadanía y democracia, salud entendida como el ámbito de desarrollo y bienestar de los seres

humanos y la sexualidad, entendida como elemento inherente a los seres humanos, con resonancia en la construcci­ón de la identidad y vínculos entre las personas.

El programa se instala en el escenario de los derechos humanos y de la Bioética, donde la considerac­ión del ámbito valórico constituye un aspecto sustantivo, destacando la importanci­a del respeto a la libertad de conciencia como aspectos sustantivo­s de la construcci­ón de la democracia. Se enfatiza hasta el cansancio que es una educación orientada al ser y no al hacer o tener , por lo que la crítica efectuada al programa de que sólo se enfatiza en el placer, los vínculos eróticos, los métodos anticoncep­tivos o las infeccione­s de transmisió­n sexual constituye una dolorosa banalizaci­ón de los objetivos educativos propuestos y está muy alejada del real sentido con que fue construido el programa.

Por otra parte, una vez aprobado y puesto en marcha el mismo en 2007, hemos presentado este marco a todas las institucio­nes públicas y privadas del país y yo personalme­nte, presenté su marco conceptual en una reunión a la que fui invitada, organizada por las institucio­nes religiosas católicas del país.

Demás está decir que la educación de la sexualidad ha sido y es un tema de permanente confrontac­ión, no solamente en Uruguay sino en la región y en el mundo, y que permanente­mente surgen cuestionam­ientos que hacen que las políticas educativas al respecto aparezcan espasmódic­as y llenas de idas y venidas.

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