Alto envejecimiento y baja fecundidad en el país
“La baja fecundidad está demostrando que las mujeres controlan la cantidad de hijos que quieren tener”.
Uruguay presenta un alto envejecimiento y una baja fecundidad, lo que nos posiciona en una situación similar a la de los países más desarrollados. Esto surge de la Encuesta Nacional de Comportamientos Reproductivos, que presenta las tendencias de fecundidad de nuestro país en los últimos veinte años. Las mismas demuestran que, al igual que varios países del mundo, la fecundidad uruguaya experimentó un importante descenso. En 2016 la tasa global de fecundidad fue 1,88.“Esta cifra indica que la fecundidad se encuentra por debajo del valor necesario para que las poblaciones se repongan en el largo plazo, cuyo umbral debería ser en 2,1 hijos por mujer. En el ámbito de la opinión pública se reavivaron las preocupaciones por la viabilidad del país. Por ejemplo, el envejecimiento y sus repercusiones sobre el sistema de pensiones están instalados en la agenda”. “Usualmente se habla de forma alarmista sobre el crecimiento uruguayo, pensando que llegaremos a extinguirnos. Si bien eso incide en el sistema de jubilación, en los estudios no se lo ve de forma tan alarmista”, explicó a LA REPÚBLICA Mariana Fernández Soto, investigadora que participó de la realización de la encuesta. Por su parte, la subsecretaria de Salud Pública, Cristina Lustemberg, aclaró que los resultados del estudio confirman que el país no presenta una alarma demográfica. “La baja fecundidad está demostrando que las mujeres controlan la cantidad de hijos que quieren tener y, al hacerlo, también se empoderan en las decisiones que toman sobre su vida”, explicó Fernández Soto. En la misma sintonía, en el informe se afirma que el descenso de la fecundidad es un rasgo común y que se presenta en diversas regiones del mundo. “Los investigadores tratamos de desmitificar esa alarma porque la baja fecundidad no quiere decir que vamos a desaparecer; no tenemos ni- veles preocupantes, como si sucede en Europa. Es cierto que estamos en una etapa de envejecimiento, pero recordemos que los países que no están en esta etapa, son aquellos que no están desarrollados. Ósea que el envejecimiento está relacionado con el desarrollo”, agregó. En términos generales, tener un crecimiento estancado puede revelar que las condiciones de vida de una población son altas. Este generalizado bienestar produce una mayor esperanza de vida, lo que disminuye el nivel de mortalidad. La brecha de fecundidad La Encuesta Nacional de Comportamientos Reproductivos demuestra que existe una diferencia muy grande entre la fecundidad deseada, es decir el número de hijos que la persona pretende tener, y la real, que es la que efectivamente sucede. Según palabras de la especialista Fernández Soto, el gran desafío es producir políticas estatales que disminuyan esta brecha.“En la investigación se observó que las personas con menos educación tienen más hijos de los que quieren y aquellas más instruidas tienen menos de lo que desearían. Por tanto, hay una gran diferencia. Sin embargo, ¿cómo es posible reducirla?”, se preguntó Soto. La especialista entiende que una forma de solucionar el problema es hacer una política mucho más eficaz de acceso a anticonceptivos para lograr que las mujeres más vulnerables puedan controlar el número de hijos. En cambio, con respecto a la situación de aquellas que son más educadas y que tienen menos hijos de los que querrían, la investigadora apunta a políticas sociales que estén centradas en la equidad de género. Sin embargo, entiende que producir cambios culturales implica mucho tiempo. Cree que la maternidad y las políticas de equidad están relacionadas debido a que aún existe una repartición desigual de las tareas domésticas entre el hombre y la mujer, lo que produce que tener un hijo sea una decisión muy difícil para las mujeres con más educación, quienes tienen que enfrentarse a una disyuntiva: elegir su rol de madre u optar por desarrollarse profesionalmente. Es por esta razón que la especialista considera que el Sistema Nacional Integrado de Cuidados es una buena acción para solucionar esta disyuntiva, al generarle más tiempo a la mujer para que se dedique a otros espacios y
que la decisión de tener un hijo no sea contradictoria a la de querer avanzar laboralmente. Asimismo, mencionó que algunos sectores de la sociedad tienen un mito con respecto al acceso de los anticonceptivos: consideran que toda la población tiene un acceso fácil a los mismos. Sin embargo, considera que esto no es así. “Para las individuos más educados es fácil acceder a ellos, por algo controlan bien su fecundidad. El problema son las personas con menos educación, las cuales están fuera del sistema de salud y del educativo. Por tanto, el acceso no es total a pesar de que haya algunos sectores que piensen lo contrario. Es por esta razón, que tienen que haber políticas más focalizadas en este sector vulnerable”.