La Republica (Uruguay)

Adiós a Jeanne Moreau, ícono del cine y mujer libre

Fue dirigida por Orson Welles, Luis Buñuel y Wim Wenders entre otros.

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on su belleza fuera de lo coCmún

y su inconfundi­ble voz grave, Jeanne Moreau, fallecida en París a los 89 años, pasará a la historia como una actriz ecléctica y una mujer libre.

Actuó en más de 130 películas con los directores más famosos del séptimo arte, como Orson Welles, Luis Buñuel, Rainer Werner Fassbinder, François Truffaut, Elia Kazan, Michelange­lo Antonioni o Wim Wenders.

Comenzó muy joven en el prestigios­o teatro parisino de la Comedia Francesa y actuó con Gérard Philipe en ‘El Cid’ en el Festival de Aviñón. También grabó varios álbumes, incluyendo canciones como‘ Le Tourbillon’, el inolvidabl­e tema de la película de François Truffaut ‘Jules y Jim’, que volvió a interpreta­r junto a Vanessa Paradis en Cannes en 1995. Dirigió asimismo dos largometra­jes y trabajó en televisión. En la víspera de cumplir 80 años, reconoció haber vivido a través de sus personajes momentos que no había experiment­ado en la vida real.

‘Siempre decimos que, al envejecer, la gente se encierra más en sí misma, se vuelve más dura. Pero, cuanto más tiempo pasa, mi piel se va volviendo fina, fina... Siento todo, veo todo’, apuntó.

La actriz que fascinó a Welles (‘Una historia inmortal’), Buñuel (‘Diario de una camarera’), Antonioni (‘La noche’) o Losey (‘Eva’) dijo haber ‘sido responsabl­e muy pronto’: ‘Cuando una no recibe el ánimo de los suyos, hay una determinac­ión, una energía’.

El gusto por los libros

Nació el 23 de enero de 1928 en París, hija de un restaurado­r y de una bailarina inglesa. Un profundo antagonism­o la separó de su padre, ‘un hombre criado por padres del siglo XIX’ que llevaba mal que su mujer fuera independie­nte.‘Me daba mucha rabia ver cómo una mujer podía dejarse manipular’, confió.

Su gusto por la lectura lo heredó de su tío, ‘un hombre extroverti­do’ que le daba libros, ‘algo que estaba prohibido, siempre leía a escondidas’, y le pagaba los cursos de danza. ‘Descubrí la sexualidad tardíament­e, a través de los libros’ y tras vivir con su familia en un hotelucho en Montmartre, en París, contó divertida esta gran seductora.

A los 19 años, después de pasar por el conservato­rio, dio sus primeros pasos en la prestigios­a Comedia Francesa, que para ella representó ‘la disciplina, la exactitud’. ‘Eso me convenía. Me gustaba la escuela porque mi padre no estaba a favor de que hiciera estudios largos, me imaginaba de funcionari­a o como esposa de un restaurado­r’. En 1957, rueda‘Ascensor para el cadalso’, bajo las órdenes de Louis Malle, con el que mantuvo una relación. Un año después,‘Los amantes’ (León de Oro en Venecia) fue ‘un regalo de ruptura’.‘Siempre he sido la primera en irme, no me gusta que me abandonen’, decía.

Con el corazón roto, conoció a Marguerite Duras. ‘Como me había convertido en una estrella, podía imponer el tema, el director, el actor, me dije: voy a conocer a esta mujer. La escribí y me recibió’. Duras la dirigió en ‘Nathalie Granger’ (1973).

Embajadora del cine francés

A lo largo de los años trabajó con los directores más importante­s en filmes emblemátic­os de la Nouvelle Vague. ‘Rodar es entrar en su universo, es la mejor forma de poder encarnar sus fantasmas y gracias a ellos, tengo una familia increíble de mujeres que están dentro de mí y me acompañan’, afirmó.

En 1962, con ‘Jules y Jim’ empezó su colaboraci­ón con FrançoisTr­uffaut.

‘Me atribuyero­n muchas aventuras amorosas con directores, pero no fueron tantas’, confesó.‘Con François, (la relación) nunca llegó a buen término, justamente a causa de su amor por las mujeres, yo no quería ser una más’, contó Moreau, que estuvo casada dos veces y fue madre de un hijo, Jérôme. Por ‘La vieja que camina por el mar’ recibió el César a la mejor actriz en 1992 y se acabó convirtien­do en una suerte de embajadora del cine francés. En 1998, recibió de manos de Sharon Stone un Oscar honorífico por toda su carrera y, diez años después, un ‘Super César’ honorífico, el segundo con el que fue laureada, tras el de 1995.

Galardonad­a con el premio a la mejor interpreta­ción femenina en Cannes en 1960, por ‘Moderato Cantabile’, Moreau fue la única mujer en presidir en dos ocasiones el jurado de este festival (en 1975 y en 1995), del que fue varias veces maestra de ceremonias.

Jeanne Moreau se declaraba‘mística y frívola’, capaz de angustiars­e por la tragedia de Darfur pero también de amar la elegancia las cosas bonitas. Le gustaba comparar la vida con un jardín, ‘un jardín baldío que nos dan cuando nacemos’ y que hay que ‘dejar bello cuando abandonamo­s la tierra’.

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JEANNE MOREAU. Inolvidabl­e por el clásico “Jules et Jim”.

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