Brasil no jugará en Maracaná porque “está abandonado”
Lo dijo el presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Marco Polo del Nero; Porto Alegre y San Pablo, las sedes elegidas.
presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Marco Polo del Nero, anunció que el seleccionado no empleará el estadio Maracaná durante lo que resta de las eliminatorias. Si bien se esperaba que en la última fecha iba a jugar allí ante Chile, el dirigente negó la posibilidad, al considerar que el mítico escenario de Rio de Janeiro está "abandonado".
"El Maracaná aún no está en condiciones de recibir a la selección. Necesitan arreglar los vestuarios y las butacas. Cuando lo tengan en orden, iremos. Realmente está abandonado", afirmó en declaraciones a periodistas.
El partido contra Ecuador, el 31 de agosto, se jugará en Porto Alegre, mientras que el encuentro ante los chilenos se jugará en el Arena Corinthians de la ciudad de San Pablo el 10 de octubre.
"Tenemos que volver a jugar en el Maracaná, pero yo no soy el dueño del Maracaná. Quien tiene que cuidarlo es el Gobierno, que es el dueño del estadio", agregó el dirigente.
Brasil, clasificado para disputar el Mundial de 2018, nunca dejó de utilizar el Maracaná para partidos de las eliminatorias sudamericanas y conquistó títulos importantes en este estadio, como la medalla de oro olímpica en agosto de 2016.
Historia de sobornos
El estadio que Del Nero considera "medio abandonado" fue sometido a cuestionadas y millonarias reformas antes de los Juegos Panamericanos que Rio de Janeiro organizó en 2007, antes del Mundial de Brasil 2014 y previo a los Juegos Olímpicos Rio 2016.
El lunes pasado el empresario brasileño Fernando Cavendish, propietario de la constructora Delta, confesó ante un juez que pagó sobornos para garantizar la participación de su firma en el consorcio al que le fue adjudicado la reforma del Maracaná antes del Mundial de fútbol de Brasil en 2014.
Cavendish admitió que la empresa Delta fue incluida en el consorcio, con una participación del 30 por ciento tras el pago de una coima al entonces gobernador de Rio de Janeiro, Sergio Cabral, actualmente preso por corrupción.
Las otras dos empresas en el consorcio que se adjudicó las obras de remodelación del Maracaná, las constructoras Odebrecht y Andrade Guterrez, implicadas en gigantescos escándalos de corrupción, también confesaron el pago de sobornos.