La Republica (Uruguay)

Murió la ilusión: Nacional jugó pésimo en Rio y quedó afuera

En 5’ cometió dos errores increíbles y dejó echada su suerte ante Botafogo.

- Matías Canabarro

E l sueño llegó a su fin. Nacional quedó afuera de la Copa Libertador­es tras perder por un global de 3-0 ante un equipo que, sin ser nada del otro mundo, aprovechó las falencias defensivas de los tricolores para seguir de largo.

Botafogo aprovechó un comienzo de terror del equipo de Martín Lasarte para conseguir una ventaja que supo mantener para meterse en cuartos de final, donde enfrentará a Gremio. Los albos mostraron su peor cara en Rio de Janeiro.

El infierno tricolor

Semanas enteras estuvo Nacional preparando el partido “más importante del semestre”, como dijo Martín Lasarte. Sin embargo, todos los planes elaborados se hicieron añicos en tiempo récord. Un par de graves errores defensivos hicieron que, incluso antes de darse cuenta, los tricolores estuvieran dos goles abajo en Brasil.

Lo sucedido en 5’ alcanzó para dejar prácticame­nte sepultada la ilusión de Nacional, que ahora debía anotar tres goles para meterse en cuartos de final. La primera falla fue haber perdido la referencia de Bruno Silva en el corner. El volante llegó desde atrás, saltó completame­nte solo (la marca era del“Tata”, quien de inmediato se tomó la cabeza) y la puso contra el palo, haciendo imposible cualquier esfuerzo de Esteban Conde.

Casi de inmediato, Agustín Rogel procuró tirarle un pase al arquero, pero este salió mordido y permitió que Rodrigo Pimpao, luego de una gran corrida, llegara antes que Conde y sellara el 2-0. La pesadilla era completa.

Desde entonces, Botafogo jugó inteligent­emente. Supo administra­r su ventaja y prácticame­nte no sufrió atrás. Los brasileros juntaron sus líneas y se instalaron en su campo, cediéndole la pelota a Nacional, al que no se le cayó una idea.

Los tricolores fueron incapaces de aprovechar las bandas, y la creativida­d brillaba por su ausencia. Mientras tanto, los cariocas jugaban a la contra, y una de ellas casi termina en el tercer gol de la noche, pero Conde voló y despejó la volea de Roger.

La pobreza en la elaboració­n alba fue tan pronunciad­a, que no dispuso de una sola ocasión de peligro en media hora. El letargo fue interrumpi­do por un remate de media distancia de Sebastián Rodríguez, el mejor exponente del mediocampo de Nacional.

El primer tiempo tenía reservada una polémica: en una lucha por una pelota aérea, el balón rebotó en la mano de Luis Ricardo, en una acción que Wilmar Roldán pudo haber interpreta­do penal, pero no lo hizo.

Nada más sucedió, salvo que, a diez minutos del final, Lasarte metió a Hugo Silveira en lugar del “Tata” Gonzalez, buscando aprovechar la potencia física del ex Cerro. El capítulo inicial fue una verdadera pesadilla para los albos, que sufrieron cada ataque rival y casi no generaron ninguno propio.

Nada para hacer

La situación en que se encontraba obligó a Nacional a adoptar otra postura durante el segundo tiempo. Salió a instalarse en campo rival, y lo consiguió. Apelando al libreto más elemental del planeta (desborde-centro), rondó el área de Botafogo. Nuevamente, fue un remate de Sebastián Rodríguez desde lejos el que causó el peligro.

Sin embargo, esto duró un pestañeo. El avance de los minutos y la inmutabili­dad del resultado conspiró contra los intereses de los tricolores, que empezaron a apagarse y a parecerse más al del primer tiempo. Sus hinchas no veían, por más que buscaran con ahínco, motivos para ilusionars­e. La carencia creativa seguía siendo evidente.

La única vez que estuvo cerca de anotar fue cuando Tabaré Viudez metió un bombazo desde el área chica que se topó con una genial tapada del “Gatito” Fernández. Nada más sucedió, exceptuand­o que el final estuvo cargado de expulsione­s por reacciones infantiles de jugadores tricolores. Sebastián Rodríguez, Diego Polenta (estos dos fueron los mejores de Nacional en el partido, pese al desenlace) y Rodrigo Aguirre se fueron al vestuario en la recta final del encuentro.

En resumen, Nacional terminó con las manos vacías en Rio de Janeiro. Se despidió de la Copa Libertador­es mostrando una pobrísima versión y ahora debe dedicar el semestre a pelear por el Torneo Clausura para conseguir un lugar en la final del Campeonato Uruguayo. Por lo pronto, el lunes tendrá un clásico para, en caso de ganarlo, levantar su ánimo.

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