Fuerte ofensiva mediática contra la marihuana en los últimos días
El cannabis es la tercera sustancia en consumo recreativo a nivel mundial después del tabaco y el alcohol, y lo que recauda dicha planta va prácticamente al mercado negro.
La Ley 19.172, aprobada el 20 de diciembre de 2013, establece el control y la regulación por parte del Estado de la importación, exportación, plantación, cultivo, cosecha, producción, adquisición, almacenamiento, comercialización, distribución y consumo de la marihuana y sus derivados.
Regular no quiere decir que se esté incitando a consumir marihuana sino alertar o informar sobre los problemas que puede acarrear consumir cannabis, y las ventajas que se pueden obtener usándolo medicinalmente.
Hagamos una comparación con el consumo de alcohol, que también está regulado y todos los días vemos anuncios alertando sobre el uso y abuso de su consumo como por ejemplo: “Si bebe no conduzca” o “beba con moderación”. Gracias a su regulación existen muchísimas investigaciones científica por los efectos del alcohol sobre diferentes órganos, como el hígado o los riñones. Además al estar regulado los gobiernos puede fiscalizar y recaudar en impuestos.
Es decir que regular es manifestarle al adolescente que no fume marihuana que tu cerebro aún no está formado, por lo que no es aconsejable para tu edad, ya tendrás tiempo si decides de adulto consumirla.
El sitio web “Marihuana. com” sostiene que “al cannabis hay que verlo como una sustancia natural que embriaga, que puede sentar bien o mal, pero que en el fondo es infinitamente menos dañina que otras que ya aceptamos en nuestra sociedad, como el alcohol, el tabaco o algunos medicamentos”.
Al igual que el alcohol, la marihuana debería estar regulada por el simple hecho de generar impuestos y de alguna forma ser controlada. Estamos hablando de la tercera sustancia en consumo recreativo a nivel mundial después del tabaco y el alcohol, y prácticamente todo lo que recauda esta planta se va al mercado negro.
Consumo en el mundo
Unos 75,5 millones han consumido cannabis. Es decir, el 22,5% de los europeos ha
consumido cannabis al menos una vez en su vida. Cabe mencionar que 23 millones (6,8%) lo ha hecho en el año precedente y 12,5 millones (3,7%) durante el último mes. El informe en cuestión estipula que el cannabis sigue siendo la droga prohibida“más popular” en Europa. Su precio varía entre 3 y 16 euros por la hierba.
La compañía estadounidense “Medical Marijuana”, que invierte en América Latina en la producción de cannabis medicinal, registró unos ingresos de 6,13 millones de dólares en el segundo trimestre de este año, 1,66 millones de dólares. La subida de las ventas fue del 203%. Las esperanzas para el crecimiento en el futuro están puestas en las inversiones en México y Brasil.
Siguiendo con los números, en Colorado el año pasado se recaudó 44 millones de dólares en impuestos que fueron a parar a las arcas estatales para posteriormente ser utilizados en educación.
Otra lección que sale de su experimento de regular la marihuana es que el precio del cannabis legal ha bajado desde que se legalizó un 60% y ahora se tiene contra las cuerdas al mercado negro, reforzado durante décadas. Un precio similar al del mercado negro pero con la calidad controlada y contrastada ha sido suficiente para hacer tambalear el negocio del traficante. La regulación en esos estados ha demostrado ser la forma correcta de combatir al mercado negro, lo que sugiere que debe existir por ser una óptima herramienta de combate.
En nuestro país, la ley además de la regulación permite el autocultivo delimitando las cantidades para que cada usuario sepa exacta y legalmente lo que puede y no puede ser. Con todos estos apartados cubiertos se podrían regular todas las variables para un consumo correcto y ordenado por parte del ciudadano, que tendría cubierta la cuestión de su consumo habitual, esporádico u ocasional y con unas mínimas garantías de salubridad.
Si bien nuestro país no aprobó la ley para ser utilizada la regulación como una fuente de ingresos, no se puede ignorar el aspecto económico que ella conlleva. Las multas a quienes violen la normativa podría ser una enorme fuente de ingresos que pueden volcarse en escuelas, hospitales, educación e información, etc., etc. Además, también podrían utilizarse esos dividendos para llevar adelante investigaciones científicas que nos lleven a conocer más sobre las ventajas o desventajas de su uso terapéutico o médico.
No regular es promover el narcotráfico, multar al que consume, llenar las comisarías, juzgados y cárceles de consumidores y, lo más importante, no educar ni evitar el consumo perjudicial. (Fuente: la marihuana.com)