Lula comenzó gira por todo el país “para reunirse con el pueblo”
“Voy a hacer este gran viaje para ver las cosas de cerca y oír a la gente”, dijo.
El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva inició ayer una caravana por el empobrecido noreste del país, su gran bastión histórico, para dar a conocer su verdad sobre los casos de corrupción en los cuales se les quiere involucrar. Las elecciones presidenciales no se celebrarán hasta octubre del próximo año y muchos de los potenciales candidatos mantienen todavía perfil bajo.
Pero el ícono de la izquierda latinoamericana no tiene tiempo que perder. A los 71 años, Lula dijo ayer en un video difundido por as redes sociales:“Voy a hacer este gran viaje para ver las cosas de cerca y oír a la gente”.
Su travesía por el Nordeste comenzó ayer de tarde en Salvador de Bahía, con un viaje en metro hasta las puertas del estadio mundialista Arena Fonte Nova, donde s ereunió con miles de simpatizantes.
Esta gira de tres semanas con la que recorrerá 28 ciudades es también un retorno a las raíces del exmandatario, quien nació en Pernambuco, en pleno corazón de esta castigada región. Séptimo hijo de un matrimonio de analfa-
“Estoy comenzando un gran viaje para ver las cosas de cerca y escuchar a las personas. No se trata de un viaje para construir una candidatura porque ni sé si seré candidato en 2018”.
Lula Da Silva.
betos, en estas áridas tierras Lula conoció el hambre antes de que su familia emigrara a la industrial Sao Paulo cuando él tenía siete años. La caravana “Lula por Brasil”se inspira en las“Caravanas de la Ciudadanía”que permitieron al exdirigente sindical visitar 359 ciudades del país entre 1993 y 1996. Seis años más tarde, se convertía en el primer presidente obrero del país.
Herencia social
Pero el Nordeste es, también, una de las regiones que más se beneficiaron de las ambiciosas políticas sociales de Lula, que contribuyeron a sacar a millones de brasileños de la pobreza durante sus dos mandatos (20032010). Un legado con el que pretende reencontrase ahora durante una gira que incluirá, entre otros, actos en universidades populares creadas por sus gobiernos o una reunión junto a pequeños agricultores para defender políticas sociales que “han sido reducidas o dejadas de lado” por la administración del conservador Michel Temer, adelantó su asesoría de prensa.
Con una impresionante tasa de popularidad de 80%, Lula dejó el poder en 2010, mientras Brasil volaba imparable impulsado por el boom de las materias primas. Pero hoy, el panorama ha cambiado considerablemente. Con el gigante emergente desplomado, el país lucha para salir de su peor recesión en un siglo cuando se cumple un año de que su sucesora y ahijada política, Dilma Rousseff, fuera destituida acusada de maquillar las cuentas públicas.
¿Única esperanza?
El pasado 12 de julio, el exmandatario fue condenado a nueve años y medio de cárcel por el juez Sergio Moro, a cargo en primera instancia de la investigación Lava Jato sobre una gigantesca red de sobornos en Petrobras.
Erigido por muchos como símbolo de lucha anticorrupción -y enemigo íntimo de Lula- el popular magistrado congeló también sus bienes y acogió poco después una segunda denuncia en su contra por otro caso relacionado con el mismo escándalo.
El líder de la izquierda rechaza todos los cargos y los atribuye a una tentativa de las “élites” de bloquear su eventual candidatura presidencial. Eso ocurriría, en principio, si el fallo fuese confirmado en segunda instancia.
Mientras, los sondeos siguen situándole en cabeza en caso de que pueda presentarse, a las elecciones. Pese a todas las polémicas, Lula es visto por muchos como la única esperanza del Partido de los Trabajadores (PT) para recuperarse del revés histórico sufrido en las elecciones municipales del pasado octubre.