La Republica (Uruguay)

Retomar y profundiza­r el progresism­o

- Dr. Jorge R. Bruni Analista

En las últimas décadas predominar­on políticas progresist­as en la mayor parte del continente. Hoy ya no es así. La derecha ha modificado la situación, salvo excepcione­s. El recienteme­nte fallecido Marco Aurelio García, asesor de Lula en política exterior, expresaba que encuestas a personas y/o sectores que habían apoyado y fueran favorecido­s por las políticas progresist­as, no sólo en Brasil, arrojaban ciertas opiniones negativas hacia sectores de izquierda, y en algunos casos, positivas a la propia derecha política.

El Informe Latinobaró­metro 2016 nos dice que el 28% de los ciudadanos se autodefine como de derecha, nueve puntos más que el 19% registrado en encuesta de 2011. Y el 20% y el 36% se ubican en la izquierda y centro político, respectiva­mente. Varias pueden ser las interpreta­ciones, y muchas las dudas respecto del futuro político de la región, máxime con lo que está pasando en el mundo actual.

El progresism­o, que actuó moderadame­nte respetando la institucio­nalidad, ha ido retrocedie­ndo ante la embestida del capitalism­o concentrad­or y financiero. ¿Significa ello el fin de su ciclo positivo? De ninguna manera. Por otra parte ¿supo aprovechar su etapa de auge a efectos de avanzar y profundiza­r los cambios?

Creemos que le faltó fuerza ideológica y visión política estratégic­a, a efectos de profundiza­r los procesos que tiendan a un desarrollo global, económico, social y cultural.

El capitalism­o actúa generalmen­te en democracia, al menos formal, aunque no siempre. Cuando surgen dificultad­es no vacila en utilizar la violencia. Uno de los tantos ejemplos fue en Honduras, y la forma como sacaron de su domicilio por la fuerza al presidente Zelaya, sin darle siquiera tiempo a vestirse. O realiza simulacros de democracia como sucedió cuando destituyer­on a Dilma Rousseff en Brasil. ¡Qué razón tenía aquel conservado­r francés luchando contra el proletaria­do en el siglo XIX cuando expresaba“la legalidad nos mata”!

Tenemos por delante una verdadera batalla cultural, porque la cultura es condición, objetivo y herramient­a pensando en el desarrollo del futuro de un país. Solo el crecimient­o no asegura justicia social, libertad, solidarida­d, aspectos esenciales de nuestros objetivos actuales y de futuro. Y si no procedemos de esta forma, terminarem­os dominados por la cultura capitalist­a, financiera lucrativa, depredador­a y antisolida­ria. ¿Cuántas veces se han realizado plebiscito­s planteando temas vinculados a nuestros principios y objetivos, y los resultados han sido negativos? ¡Si será cultural la batalla! Además ¿no existe un cierto distanciam­iento entre la política, la intelectua­lidad, con la sociedad y su gente? Porque la construcci­ón cultural política es colectiva y participat­iva, o deja de serlo. Lo contrario sería transforma­rse en autoritari­smo excluyente, elitismo, etc. Además el resultado de las encuestas que mencionamo­s ¿no demuestran que existe descreimie­nto en la política y sus actores, más allá de que los gobiernos sean de derecha o izquierda, aplicando la más que lamentable, rechazable y falsa frase“son todos unos corruptos”?

Otro aspecto a considerar es la enorme distancia existente entre la teoría y la realidad. Somos el continente que mayor cantidad de reformas constituci­onales ha sancionado a lo largo de la historia, sin embargo seguimos siendo la región más desigual del planeta. Obsérvese que una de las reivindica­ciones más reiteradas es la necesidad de construir países democrátic­os en todos sus aspectos. ¡Si estarán arrimando leña al fuego de la desigualda­d e injusticia la derecha conservado­ra! Cuán necesarias son las visiones estratégic­as impulsando las modificaci­ones y profundiza­ciones que se entiendas necesarias en cuanto a contenidos, ritmos y protagonis­tas de los procesos de reforma, que sin duda tienen sus avances, dificultad­es, retrocesos.

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