“Los misiles de Corea del Norte borrarían del mapa varias islas”
Alejandro Cao de Benós da a conocer el conflicto desde Pyongyang.
Alejandro Cao de Benós es la voz de la República Popular de Corea del Norte en Occidente. En un escenario en el que el ruido de las detonaciones y la retórica hostil parecen imponerse al diálogo racional, dio a conocer la opinión de Corea del Norte y lo que se puede esperar de futuro en una entrevista con la cadena rusa de noticias RT.
- ¿Qué consecuencias pueden tener estas sanciones a medio o largo plazo en la economía norcoreana?
-Las consecuencias son mínimas. Corea del Norte ha desarrollado su industria nacional desde su creación 1948 para no depender del extranjero. Es verdad que, lógicamente, estas sanciones complican mucho las importaciones y las exportaciones, pero al final, aunque cueste más tiempo y más dinero, siempre hay formas para evadirlas, y siempre hay gobiernos, personas y empresas a las que no les importan estas sanciones porque, como suele decirse, business is business. Hay muchísima gente interesada en hacer negocios con Corea del Norte: yo mismo recibo a diario cientos de peticiones. Vivimos en un mundo capitalista y globalizado en el que, si una empresa no se desarrolla, muere. Por eso quieren seguir comerciando y ganando dinero, esa es la norma del capital: al final, lo que interesa es hacer negocio. Es la ironía de recibir sanciones por parte de países con ideología capitalista: que en el fondo su única ideología es el dinero, y el dinero está por encima de todas las ideologías y también de las sanciones.
- En una entrevista se refería usted al comportamiento internacional de China y de Rusia como “una diplomacia de doble cara”, destinada a satisfacer sus propios intereses y al mismo tiempo a pertenecer al sistema capitalista...
-Ni al presidente Putin ni a Xi Jing Pin les hace ninguna gracia que los norteamericanos se estén quedando con el control del Mar del Sur de China ni su intentos de predominio en la esfera asiática. Eso les bloquea el comercio y les somete a cierto control militar. De ahí las protestas contra el escudo antimisiles: en apariencia se trata de unas pequeñas baterías, pero están equipadas con un radar de banda x muy potente que puede espiar, y de hecho va a
espiar, tanto al ejército ruso como al chino. Rusia y China tienen que comportarse como ‘buenos estudiantes’ de la comunidad internacional y seguir los protocolos para seguir beneficiándose