“Existe un importante esfuerzo de inversión”
Paternain entiende que en los últimos años no se ha recurrido a agravar las penas de manera directa, sino que se ha hecho de manera colateral frente a determinadas situaciones, como es el caso del aumento de los mínimos. Por tanto, considera que existe una gran diferencia con lo que ocurrió en la década del 90, cuando se aumentó de manera directa las penas.
“Sin embargo, Uruguay, en los últimos años, ha avanzado por mecanismos no convencionales pero que han tenido el mismo efecto, por lo que nos coloca en un escenario muy preocupante. Hay una reafirmación de lo punitivo mediante la modificación de algunos mecanismos institucionales que restringen garantías y derechos”, declaró el especialista. Según sus palabras, la prisión preventiva es un mecanismo que opera desde esta lógica porque anticipa la pena y se encierra a la persona antes de que haya una sentencia. Además, mencionó que el año pasado se restringieron solicitudes de libertades anticipadas para aquellos casos de reincidencia, lo que generó un fuerte crecimiento de las personas privadas de libertad.
A pesar de esta situación, el especialista consideró que el gobierno ha realizado un importante esfuerzo para mejorar la situación de la policía. “Además está la reforma del Código del Proceso Penal, la cual es muy auspiciosa. Creo que hay reformas muy importantes y lo que está faltando es un plan de prevención mucho más ambicioso”.
Asimismo, declaró que este gobierno ha realizado un esfuerzo importante por concretar una mejora de la capacidad logística, tecnológica y presupuestaria del Ministerio del Interior. A su vez, afirmó que se aumentó los gastos de la policía nacional y de las cárceles a partir del 2005. Sin embargo, señaló que a partir del 2010 hubo un “sesgo más duro de la política, el cual operó en sintonía con la idea de control del delito”.
Por otro lado, Paternain explicó que ha existido una expansión de las posibilidades tecnológicas, aspecto que no solo ocurre en Uruguay, sino que en varias partes del mundo. “Se han implementado cámaras en las zonas más económicas y en donde hay más gente circulando. Sin embargo, a pesar de que puede amortiguar puntualmente el delito, a largo plazo termina desplazándolo”.
En términos generales, el sociólogo sostuvo que ha existido un esfuerzo importante de inversión pública. Además, mencionó que a pesar de la reestructuración de la policía, la cárcel sigue siendo una herramienta fundamental.“De hecho, estamos con las tasas de reclusos más altos en la historia del país. Compartimos el esfuerzo que ha tenido el gobierno en modernizar y profesionalizar los cuerpos policiales, pero hay otros elementos que nos dejan preocupados. La realidad es que se sigue apostando al control y a la vigilancia, que pueden generar algún resultado auspicioso, pero que condiciona a que el Estado deba realizar un gran gasto. Es por esta razón que nos preocupa, porque el resultado estará condicionado por la sustentabilidad, las consecuencias y la violencia institucional. Lo que creemos es que al país le falta desarrollar la prevención social integral del delito”.
Por último, explicó que hay una parte del desarrollo programático que está en un borrador. “Para considerar que una política pública de izquierda es exitosa debe presentar tres dimensiones: una disminución del delito, una valoración positiva de las personas y un descenso del volumen de la población penitenciaria. Sin embargo, lo cierto es que la mayoría de esas dimensiones no está sucediendo. Hay una gran percepción de inseguridad, efectivamente están retrocediendo los delitos menores y ha existido un incremento de la población carcelaria. Por tanto, hay algo que todavía está por resolverse.Tenemos que ver este tema en términos de evolución y de consecuencia”.