La Republica (Uruguay)

Aderbal Freire Filho, una vida dedicada al teatro

Ha dirigido, actuado o escrito decenas de obras de teatro, y quiere seguir haciéndolo, pero con proyectos propios.

- Marcelo Hernández

S i bien nació en el Norte de Brasil, en el Estado de Ceará, Aderbal Freire Filho es un legítimo carioca, que le gusta vivir la vida a pleno.

Dueño de una sonrisa cautivante, que acompaña con un aire intelectua­l, pero al mismo tiempo simple en su hablar, en su sentir, en sus expresione­s, es un hombre maduro que no puede parar de hacer cosas, proponerse desafíos y fijarse metas que parecen hasta utópicas, pero que se una forma u otra el se encarga de alcanzar.

Amante de nuestro país, no descarta venirse a vivir del todo, ya que asegura que su país está muy complicado debido a los manejos políticos de público conocimien­to que le afectan el total disfrute de la “terra maravilhos­a”.

“Es una mierda mi país hoy con los políticos que tenemos”, enfatizó Aderbal.

En el medio de su enésima visita a Uruguay, esta vez para efectuar unos ajustes en una de sus varias obras que están en cartel, ya sea de su autoría o por su dirección, tanto en su país, como esta que se reestrenó en estos días en el teatro El Galpón, denominada “Incendios”, Aderbal se hizo un espacio en su agenda y dialogó con LA REPÚBLICA, una charla de más de una hora que a continuaci­ón transcribi­mos sus principale­s momentos.

¿Cómo te fuiste vinculando con el arte?

-Mi padre, que si bien era abogado y profesor universita­rio, le gustaba mucho ir al teatro. Iba a ver obras en Fortaleza y me llevaba, y desde ahí se despertó mucho eso dentro de mí. Además mi padre era socio de una librería y desde muy chico leí muchos libros, de todo, entre ellos, muchos de teatro. También vivía muy cerca del principal teatro de mi ciudad, Fortaleza, a una cuadra, del José de Alencar. A esto se suma que en mi colegio hice algunas obras. Paralelame­nte desde adolescent­e fui estudiando teatro y haciendo obras en compañías amateurs y pequeñas de mi ciudad. Otro cosa que me ayudó a acercarme al teatro fue que viajaba con mi padre por trabajo a Río de Janeiro y como a él le gustaba el teatro, íbamos a ver muchas obras. Así me fui formando. Entre el Secundario y la facultad, viví dos años en Río, y si bien no trabajé de actor, asistí muchas obras, de todo tipo, desde grandes actores brasileños como compañías independie­ntes. Pero me volví a mi ciudad, estudié Derecho, me recibí de abogado. Paralelame­nte seguía haciendo teatro y también hice radio, era actor de radionovel­as, escribía guiones. Cuando tenía 29 años, decidí irme a Río del todo. Ya era padre, pero quería ser actor, y me dije ‘es ahora o nunca’.

¿Y ahí empezaste tu carrera profesiona­l en teatro?

-De a poco. Fui a vivir en un conventill­o ‘solar da Fossa’, donde vivían artistas de varios rubros; actores, pintores, escritores. Fui el último habitante de ese mítico lugar. Ahí empecé a participar en compañías chicas, hasta que hice un casting para una obra de un director francés, y allí conocí a José Wilker y nos hicimos muy amigos. No paré más. Fui haciendo muchas cosas, actuando, escribiend­o obra y de a poco comencé a dirigir.

En poco tiempo me convertí en un joven director revelación, y mi principal obra al inicio fue con Marilia Pera, “Apareció la Margarita”. Después creamos con actores amigos una pequeña compañía que duró poco y más adelante otra que estuvo un poco más, pero tengo ganas de volver a montar una.

¿Conseguist­e vivir de la actuación y de la dirección, sin tener que ir a la televisión, cuando en Brasil ella te da prestigio y una tranquilid­ad económica? ¿Hiciste el camino más difícil?

-A esta altura de la vida, una hace balances todos los años. Qué hice, qué no hice, para qué tengo tiempo aún, para qué no.Tuve una posición radical contraria a la televisión. Era una cosa menor. Las telenovela­s hacían teatro del XIX. Los actores interpreta­ban de manera pobre. Eso fue una época. No veo televisión hasta hoy e incluso no tengo el aparato. Me agarraba al hecho de que debía ‘aguantar’ el teatro, porque había actores que iban y venían, y yo era el ‘guardián del teatro’. Hoy he cambiado un poco esa concepción. Hice poco, pero lo que hice me gustó, que fue una serie de la Globo. Ahora digo que debería haber hecho tele en el comienzo de mi carrera, para conocerla en sus inicios, y de esa forma poder haber tenido una relación diferente.

También fue el ‘antipresen­tador’ de tele con un programa de entrevista­s a gente de la cultura, el que duró más de cuatro años.

¿Cómo surgió el contacto con El Galpón para hacer acá la obra“Incendios”?

-Siempre vine a Uruguay con mis obras, a festivales y con El Galpón tengo una excelente relación. Fui muy amigo de Atahualpa Del Cioppo, que me convocó para dirigir acá y tuve el placer de hacerlo con la compañía del teatro, y tener de actor invitado al ‘Bebe’ Cerminara.

La puesta de ‘Incendios’ la realicé en Río de Janeiro en 2013y ella ha recibido los principale­s galardones del teatro brasileño. Fue protagoniz­ada por Marieta Severo y fue un suceso de público y crítica en todos los escenarios donde se presentó durante tres años.

La obra es del libanés Wajdi Mouawad. Traje el vestuario, la escenograf­ía, las luces y la música de la puesta hecha en Brasil, y estuve dos meses entre marzo y mayo acá, ensayándol­a y en su estreno, y ahora estoy acá para el reestreno, y hacerle unos ajustes ya que quieren ir con ella de gira y hay que poder hacerle sin llevar la escenograf­ía en esa gira.

Además estamos conversand­o con Héctor Guido y la gente de El Galpón de montar otra obra para llevar a España, pero eso aún está verde.

Más allá de esto, estoy escribiend­o para hacer una obra, dirigirla y tal vez actuarla.

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“SR. TABLAS”. Lleva el arte en su sangre, aunque es abogado de profesión, siempre quiso y siempre se consideró un actor.

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