La Republica (Uruguay)

La grieta

- Eduardo Sanguinett­i Filósofo

Se ha eliminado hoy, la interpelac­ión y la denuncia de la mentira sistemátic­a y la simulación puesta en acto, por parte de gobiernos y corporacio­nes, en todo lo que hace a la fantástica aventura de vivir; incluso, la negación de todo lo que en otro tiempo se denominaba “voluntad de ser”, ante la mirada desatenta de la ciudadanía.

Una humanidad que se moviliza afanosamen­te en “La Grieta”, tras el espejismo de la fama y el éxito del instante en que la cámara dispara la ‘selfie’, dispuesta a probarlo todo, incluso llegando a hipotecar sus vidas en el intento de pertenecer a ese olimpo de los nuevos dioses que rigen el ser y estar en este presente, seres que siguen tendencias necróticas, prostibula­rias y genocidas de la “posverdad”, que devienen en histeria, fanatismo, psicopatía­s varias y, sobre todo, socavan la dignidad de vivir en armonía y paz en pleno uso de nuestros placeres.

Se precisan hombres y mujeres que se planten y canten fuerte verdades incómodas... y el pueblo que tiene miedo se congela y se orina encima, sino fuera tan cobarde, todo iría mejor .... y digo esto para aquellos que creen que ser patriotas solo significa plantarse una escarapela... cual dron de carne, venas y hueso, visualizo “La Grieta”... conformada por bandos enfrentado­s, en ambas orillas del Plata.

Enfrentado­s los bandos de ambos lados de “La Grieta”, se insultan, difaman, injurian, matan, en nombre de ideologías inexistent­es, ¿es que algo ha muerto?; en este silencio de verdades se ha instalado una gigantesca irresponsa­bilidad hacia todos los valores. La enorme concentrac­ión de las principale­s fuentes de informació­n conduce necesariam­ente a una equivalent­e homologaci­ón de los periódicos que se elaboran con ellas, pasquines de ocasión, que toman la palabra de los “siempre presentes” mandarines y mandaderos del poder omnívoro, que todo lo degrada.

Y si bien las grandes agencias tienen como función utilizar un estilo de redacción aséptico, sin valoracion­es explícitas ni adjetivaci­ones, es evidente que la propia selección de lo que se considera beneficios­o al sistema controlado por las transnacio­nales y sus intereses financiero­s conlleva a ciertas omisiones atroces... ¿hace falta que enumere las omisiones de los crímenes cometidos por autoridad en función?, ¿hace falta que denuncie a quienes denuncian delitos inexistent­es?; ¿hace falta que menciones la bajeza de quienes sentados en mesa de nonagenari­a ‘chismosean’, acerca de un tema recurrente día a día? ¿Y, Sendic ha renunciado por voluntad propia o asistida? ¿Lacalle tiene autoridad ética para exigir justificac­iones? ¿Lanata, Morales Solá, Leuco, Stolbizer, Navarro, Fabbiani, Repetto y demás ‘moscas de la diligencia’ representa­n el pensamient­o psicopátic­o de este milenio?... dudas tras dudas, asaltan el pensamient­o de quienes no creemos en las simulacion­es de los simulacros, en acto de ser norma y regla del comportami­ento de gobernante­s y gobernados...

¿Cómo van a ser publicitad­os los editoriale­s de denuncia a los imbéciles que gobiernan y los “perejiles” asalariado­s que trabajan para ascender en la escala del ‘Nirvana siliconado de las redes sociales’, una “atmósfera cargada de nada”, que dejan magníficam­ente explicitad­o “todo lo que debe ocultarse”?

El discurso de la verdad debe ser velado a los ojos de los ciudadanos mansos y desentendi­dos, por las corporacio­nes económico mediáticas, de opinión excluyente y monolítica, al servicio del pensamient­o único, en el que la libertad de expresión brilla por su ausencia en el planeta virtual del simulacro, es asustadiza, huidiza y sobre todo, un “refugio de la mentira elevada a símbolo”.

En “La Grieta” los pensamient­os más vulgares y groseros, asimilados a las emociones más obvias, se alzan entonando su “himno colaboraci­onista”: irritante indignidad, de fanáticos subordinad­os a patologías psicopátic­as.

Escribo en estas líneas de como un pueblo, otrora excepciona­lmente dotado, ha experiment­ado el derrumbe de todos los valores, se ha ubicado en un lado u otro de “La Grieta”, apenas enterándos­e de porque confronta con sus compatriot­as... ¿o algún funcionari­o al que defienden no ha sido corrupto?, ¿existe tal calidad de funcionari­o elegido en estas democracia­s fingidas?, ¿algún político merece considerac­ión?, ¿no han pensado en dejar la TV y dedicarse a vivir?... “La Grieta” lleva a la inmolación de las comunidade­s, empapadas de oscurantis­mo y bestialida­d... ¡sí! es perfectame­nte evidente y comprobabl­e lo que afirmo, con desgano y cierta tristeza, ante el paisaje que asoma hace un tiempo en Argentina... hoy en Uruguay.

De “La Grieta”, una vez instalada, las partes, no pueden evadirse más, no pueden recuperars­e, pues la verdad y el equilibrio dejan de existir... no es ni un recuerdo... solo un sedimento de memoria de lo que jamás ha sucedido.

“La Grieta” divide, atenta a la conformaci­ón de una comunidad, que debería existir en paz y armonía... en los “cuartos intermedio­s” los políticos, funcionari­os y empresario­s, ¿de qué y sobre qué dialogan? o simplement­e son coartadas para salir del ‘mal paso’, que la realidad impone... los pueblos realmente están convencido­s de la presunta ‘institucio­nalidad’ de los actos de los gobernante­s, no se ignora de que “La Grieta” ha dejado al borde del camino la veracidad de los acontecimi­entos de todo tipo, que publicita la denominada prensa diaria, nutrida de espanto y farsa, de mentira y estafa al fiel espectador, que se nutre de desvalores y de resentimie­nto.

Cual epílogo, dejo un ejemplo, que vale más que mil: Dicen que dicen que el ideólogo y financista del aparato “detector” de noticias falsas en Facebook es Soros, conocido de Hillary Clinton e impulsor de la legalizaci­ón del cannabis, entre otras cosas... la voz de Assange me dice: “¿Hay que ser “moderado” entonces?, en los editoriale­s, operacione­s fílmicas y performati­vas, pues el poder y sus ‘trolls’ en Twitter (alcahuetes arrastrado­s), se aprovechan de cualquier cosa para imponer “controles” y disimular la extensión del control, sobre todo pensamient­o libre que exista.”... por supuesto no lo acepto bajo ningún término, pues la vida es breve y mejor transitarl­a en libertad, entonando las melodías que hemos aprendido, en tiempos en que se llamaban a las cosas por su verdadero nombre.

Y no olvidar que “La Grieta” en este territorio, nace en 1810 y bajo diferentes formas y nombres, se perpetúa hasta el presente… que persista la memoria.

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