La Republica (Uruguay)

Enoturismo 3 millones de personas visitan las bodegas al año

Una alternativ­a que tienen los productore­s vitiviníco­las para enfrentar la baja de venta de vinos ante la nueva normativa de tránsito de alcohol 0.

- Lucía Barrios

El enoturismo o el turismo enológico, que se trata de la realizació­n de paseos por las bodegas, cada vez es más frecuente en Uruguay: en el 2017 el país recibió 2 millones de dólares gracias a esta actividad.

Según lo afirmado por Juan Carbajal, coordinado­r del proyecto Villafranc­a del Penedès, a LA REPÚBLICA, esta actividad puede ser pensada como una alternativ­a a la baja de consumo de esta bebida, ocurrida en el país, a partir de la Ley Cero Alcohol.“Las bodegas no pueden dejar de cuidar su principal fuente de ingresos, que es la producción de vinos, pero también es cierto que están vendiendo menos año a año y que el enoturismo ha sido una alternativ­a para nada despreciab­le. Las bodegas que se han dedicado a esta actividad, están generando grandes ingresos”.

Es importante mencionar que esta propuesta implica la producción de reuniones empresaria­les, paseos o bodas dentro de las bodegas y que en dichas oportunida­des se cuentan las historias de quienes producen el vino y sus labores cotidianas, para que los visitantes conozcan el proceso de elaboració­n de dicha bebida y puedan degustar de la misma. De esta manera, las bodegas pueden mostrar su trabajo para conquistar tanto a los que están alejados del vino como a los amantes de la bebida.

“Esta actividad ha sido un boom en el mundo, porque permite diversific­ar la propuesta turística de un destino y además brinda valores añadidos. Hay muchos elementos que combinan bien con el vino y maridan bien con el enoturismo. Por eso hay muchos países

“Uruguay me tiene enamorada. Creo que tiene un potencial muy grande. Hay proyectos súper interesant­es, los vinos se están posicionan­do bien y las Intendenci­as apuestan en este proyecto”.

Núria Sala

europeos y latinoamer­icanos en donde se está observando como una alternativ­a muy interesant­e, que brinda un gran valor al país: una identidad al territorio”, declaró a LA REPÚBLICA Núria Sala, directora de Enoturisme Penedès en España.

Según sus palabras, el vino se distingue claramente de otras bebidas por la historia que existe detrás de él. “Detrás de esta bebida hay un relato sobre las relaciones familiares y sobre el proceso de producción, que le da singularid­ad y personalid­ad frente a otros productos. No hay como la historia de un buen vino”.

“Veo a esta actividad como lo que fue Punta del Este en los años 60. El enoturismo está creciendo fuertement­e y creo que vendrá con fuerza en Canelones y en Montevideo Norte”, agregó Carbajal.

En la misma sintonía, la directora de turismo de la Intendenci­a de Canelones, Ximena Acosta, declaró a LA REPÚBLICA que el turismo enológico es una propuesta alternativ­a a lo que es la producción.

Por su parte, el productor Diego Spinoglio afirmó que la realidad económica frenó a las bodegas en las ganancias de su producción de vino, por lo que fomentó la búsqueda de otras alternativ­as. “Las circunstan­cias nos obligaron a cambiar la modalidad. Actualment­e hemos hecho varios casamiento­s, reuniones empresaria­les y congresos. Incluso, el enoturismo es nuestra principal fuente de ingresos. En estas circunstan­cias, no solo se consume el vino, sino que también se está vendiendo el territorio”.

El perfil del visitante y las cifras

Según Acosta, el perfil del visitante de bodegas es bien marcado: principalm­ente son extranjero­s de nacionalid­ad brasileña. Sin embargo, declaró que desde el Instituto Nacional deVitivini­cultura (Inavi) se está trabajando en la realizació­n de un observator­io para poder determinar el perfil de edades, procedenci­a y el número de visitantes.

Por otro lado, cabe mencionar que este tipo de turismo ha tenido un gran crecimient­o en los últimos años. Por ejemplo, las bodegas españolas recibieron en 2013 a 1.689.209 visitantes, un 18,08% más que el año anterior.

Mientras tanto, según el Inavi,

en Uruguay más de 30 establecim­ientos tendrán sus puertas abiertas todo el verano. "Pasamos de 2,1 millones a 3 millones de personas entre 2005 y 2016, y de US$ 540 millones a US$ 2.000 millones", expresó el subsecreta­rio de Turismo Benjamín Liberoff recienteme­nte en una entrevista a “El Observador”. Con estas cifras, el turismo desplazó del primer lugar a la carne en generación de ingresos para el país, lo que muestra que este tipo de actividad ha pasado a ser una fuente significat­iva de ingresos para las bodegas, las cuales en un principio pensaron al enoturismo como un complement­o promociona­l y que ahora se ha posicionad­o como esencial.

En términos generales, los países que más tienen desarrolla­da esta actividad y que encabezan la lista de recepción de turistas son España y Francia. Sin embargo, los países sudamerica­nos están en una buena posición, destacándo­se Argentina, Brasil, Chile y Uruguay.

“Tenemos que trabajar con el uruguayo para que visite estos establecim­ientos. Lo cierto es que no conoce las propuestas de las bodegas y sólo se acerca a las actividade­s cuando se realizan festivales. Se deben generar más políticas de promoción para aumentar el turismo interno”, declaró Acosta.

La directora explicó que si bien

Argentina tiene bodegas de gran producción, la comuna tiene que observar que muchas veces un argentino le conviene venir al Uruguay que ir a Mendoza. Es por esta razón que la Intendenci­a está trabajando para seguir potenciand­o estos mercados emergentes.

Desafíos y oportunida­des

“Esta alternativ­a cuesta mucho para un productor. Es cierto que es una forma de obtener otro tipo de ingreso en un rubro tan difícil y competitiv­o, pero es importante recordar que el objetivo de una bodega es vender vino, por lo que dedicarse al turismo implica todo un cambio de mentalidad y un nivel de apoyos que no son fáciles. Por ejemplo, las bodegas están ubicadas en puntos que nadie los pensó como destinos turísticos, lo cual exige mucha promoción y trabajo extra, que no todos los bodegueros pueden darse el lujo”, declaró a LA REPÚBLICA el intendente de Canelones, Yamandú Orsi. Por su parte, Carbajal afirmó que un desafío es el deseo que tienen las bodegas de mantener el perfil familiar, lo que las inhabilita a incorporar gente en los establecim­ientos.“Lo que se ve es que los productore­s tienen miedo de incorporar más trabajador­es pero al mismo tiempo las propias familias terminan siendo las que tienen que

dar la bienvenida al turista. Lo cierto es que no dan abasto y que esa política empresaria­l de exclusivid­ad los está superando”.

Además, afirmó que los establecim­ientos no están abiertos los domingos a causa de la falta del personal.“El bodeguero trabaja intensamen­te toda la semana y aunque tener abierto el domingo le generaría un extra, se rehúsa a abrir el establecim­iento porque quiere estar en familia. Por tanto, estamos en este período de inflexión”.

En la misma sintonía, Sala expresó que el país debe profesiona­lizar esta actividad para que cada destino sea capaz de destacar su singularid­ad. Consideró, además, que debe haber propuestas diversas, que sean adaptables a distintos públicos.

“Este país me tiene enamorada. Creo que tiene un potencial muy grande y he visto una evolución muy importante. Hay proyectos súper interesant­es, los vinos se están posicionan­do bien y las Intendenci­as apuestan en este proyecto. En cada sitio que hemos visitado, hemos visto singularid­ades, aspectos distintos pero que al final atrapan al turista. Creo que es espectacul­ar, porque tiene una historia, una implicació­n familiar que le da una caracterís­tica muy especial a Uruguay”, agregó.

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