La Republica (Uruguay)

CAMBIÓ EL VIENTO

Los papeles se intercambi­aron tras el Clásico. En Peñarol, la incertidum­bre dejó paso a la paz, por lo que Damiani y los suyos disfrutan de una tranquilid­ad que hace tiempo no tenían. En contrapart­ida, Nacional atraviesa su peor momento deportivo del año,

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Cambió el viento. Hace apenas unas semanas, todo era caos en Peñarol, y muchos clamaban por la cabeza de Leonardo Ramos. Hoy, el DT comanda a un equipo que ganó todos los partidos que disputó en el Clausura, incluyendo el fin de la sequía de victorias clásicas, y todos son halagos para él. Claro, esta paz se trasladó a la institució­n, que disfruta su momento más calmo de la temporada.

Exactament­e opuesto es el panorama en Nacional. La paz que reinaba hace muy poco tiempo se vio disminuida por la derrota, que confirmó el peor momento deportivo de la temporada. Además, que José Luis Rodríguez no esté en el país justo ahora le cae mal a los hinchas, que dejan saber su malestar en las redes sociales y las calles.

Aunque pocos lo creían, Peñarol pasó de estar a punto de quedarse sin técnico a sacarle 8 unidades en la tabla del Clausura a Nacional, que también cedió el liderazgo de la Anual y vio desaparece­r una larguísima racha en clásicos. La solidez tricolor empieza a flaquear.

“Acá la gran responsabi­lidad es de los jugadores, el cuerpo técnico y la sanidad. El presidente tiene que dar la cara cuando las cosas no funcionan, y es el culpable de todos. Hoy es el momento de los jugadores y el entrenador”.

Bancaron a “Leo”

Un grupo de dirigentes optó por respaldar al entrenador durante la tormenta, y también son ellos ganadores del clásico.

Quien mejor parado quedó tras el celebrado triunfo ante Nacional fue Juan Pedro Damiani, único oficialist­a que optó por respaldar a “Leo” cuando otros dirigentes a fin a su conducción se habían manifestad­o en contra de la continuida­d del cuerpo técnico que ganó cinco partidos al hilo en el Clausura.

Lo mismo hizo el Sentimient­o 1891 y el Movimiento 2809, sectores liderados por Ignacio Ruglio y Marcelo Areco, cuyos miembros han repetido hasta el cansancio la importanci­a de respetar los procesos.

Sin embargo, es indiscutib­le que fue el oficialism­o quien salió más fortalecid­o del clásico, y particular­mente la figura de Damiani.

Ni lerdo ni perezoso, “JP” (quien insistió en que no se presentará a las próximas elecciones) aprovechó el empujón que significa la victoria para contar que “Voy a charlar con Walter Pereyra” para convencerl­o de ser candidato a la presidenci­a y presentarl­o como una figura firme paraqué el oficialism­o continúe en el poder.

Ya juega el partido

Damiani aprovechó el momento para dar letra en el tema político, tirándole “pali- tos” a sus opositores y aprove- chando para referirse a su ciclo al frente de Peñarol.

“Hemos tenido aciertos y hemos tenido errores de los cuales aprendimos”, manifestó en “Tirando Paredes” antes de mencionar que “El fuego está, pero hay que saber retirarse a tiempo. Está en la lucidez de uno”.

“La institució­n va a seguir pero estaba cansado de que la culpa de todos los males era del presidente”, continuó, justifican­do su decisión de dar un paso al costado. “Hace 3 años pensé que mi ida iba a pacificar al club y lo sigo pensando. He sufrido muchísimo”, agregó.

En el correr de sus declaracio­nes, les dedicó algunas palabras a otros candidatos a la presidenci­a, a los que no mencionó directamen­te. “Para manejar una institució­n como Peñarol se necesitan muchas cosas. Ser presidente de Peñarol o Nacional es de los 10 cargos más importante­s en Uruguay y para eso hay que tener experienci­a. No se puede ir a aprender en una institu- ción”, sostuvo.

Un mal momento

El 2-0 en contra fue un duro revés para Nacional, que perdió dos partidos consecutiv­os por primera vez en la temporada y cedió valioso terreno en todas las tablas. Hoy, el panorama es muchísimo más complicado que hace tan solo unos días.

El peor momento deportivo de 2017 coincide con un presente institucio­nal en que hubo luchas en la interna por las transferen­cias, especialme­nte la de Felipe Carballo. Como se recordará, parte de la oposición solicitó la creación de una comisión de pases para impedir que el “Puma” Rodríguez negocie por su cuenta, sin el aval del resto de la directiva.

Tampoco cae bien, en la interna y entre los hinchas, que justo ahora el presidente tricolor no esté en el país. El máximo jerarca pidió licencia y viajó a España, a donde lo invitó Atlético Madrid para que asista a la inauguraci­ón de su nuevo estadio. Es evidente que para Rodríguez habría sido imposible prever que su equipo perdería el clásico, pero muchos entienden que, más allá del resultado, la semana previa al partido más importante del Uruguayo no era el momento oportuno para pedir licencia.

Claro, no es la dirigencia la única destinatar­ia de las críticas y los cuestionam­ientos. Lo mismo sucede con el cuerpo técnico de Martín Lasarte. Como se sabe, usualmente es el entrenador el pararrayos cuando el presente deportivo no es el mejor. Claro que su continuida­d está lejos de tambalear, pero es innegable que a muchos no le agrada el modo en que juega el equipo.

Lógicament­e, esta postura no viene de ahora, pero las derrotas plantean un terreno fértil para las críticas, que no hubieran encontrado lugar cuando el equipo ganaba, aunque no brillara.

De modo que el fútbol muestra una vez más cuánto pude cambiar el panorama en un par de semanas. Quizás en cuestión de meses, el viento cambie nuevamente de ruta.

Juan Pedro Damiani.

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