La Republica (Uruguay)

El cinco de Boca que nació en Punta del Este

“También me gusta estar arriba de la tabla de surf, aunque más me gusta pescar”.

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Nahitan Nández se está ganando a la hinchada de Boca a fuerza de garra y fútbol. Convirtió ante Godoy Cruz su primer gol con la blusa xeneize y diario Olé le destinó un importante espacio para una entrevista.

En la charla, el ex Peñarol se refirió a su manera de jugar, a su trayectori­a desde que jugaba en Maldonado hasta que llegó a la Primera de Peñarol.

A continuaci­ón, la entrevista de Olé con Nández:

Nández se hizo querer antes de llegar por sus famosas trancadas y, después de su primer gol, va por más:Yo le pego a todo lo que se mueve y para pasarme, tienen que pasarme completo.

Una gigantogra­fía de Antonio Rattin ilustra la puerta de la habitación 603 en la que vive desde hace casi un mes. El Flaco Schiavi, todavía con melena rubia y ropa de jugador, le dice “buen día” todas las mañanas cuando enciende la tele antes de ir a entrenarse. Un cuadro de Riquelme y otro del Diego del 81 lo acompaña hasta el ascensor y Palermo y Battaglia vigilan todos sus movimiento­s en el pasillo central del tercer piso, donde también conviven Tevez, Rojitas y Oscar Córdoba. Nahitan Michel Nández, ya todo un Bostero de ley, recibe a Olé en el hall principal del Hotel Boca como si ese sitio teñido de azul y oro fuera lo que en definitiva es: su hogar. “Acá no hay modo de no aprenderse la historia del club, je”, bromea sonriente el uruguayo de 21 años que encandiló al Mundo Boca por su empuje, sus huevos, su garra charrúa, y sobre todo sus “trancadas” con la cabeza al mejor estilo Quique Hrabina. Es el día después de su estreno en la Bombonera. El día después de ese remate seco a más de 90 kilómetros que decoró la goleada ante Godoy Cruz. Es el día después de su primera tarde de gloria con la camiseta de Boca.

-¿Sueño cumplido?

-Sí, fue una tarde ideal por todo y para todos. Cuando llegué dije que soñaba con meter un gol en la Bombonera y lo pude cumplir. Cuando me quedó la pelota frente al arquero no dudé un segundo: era pegarle lo más fuerte posible tratando de que no se fuera a la mierda. Y entró. Una locura.

-Debe haber sido un día agitado, ¿no?

-Un poco, pero uno trata de no perder la calma y disfrutar con la familia, mi hija Matilda y mi mujer, Sarah. No soy de salir mucho del hotel. Me entreno por la mañana, almuerzo con ellas y después paso la tarde en la piscina. Llevo una vida muy tranquila.

-Hablemos un poco de tu historia. ¿Cómo puede ser que un cinco de Boca haya nacido en Punta del Este? Algo está mal...

-Es que nací ahí, pero en realidad soy de Maldonado, el departamen­to en el que está ubicado Punta. Pero ojo: soy un jugador bien de pueblo, eh.

-¿Y qué onda la vida allá?

-A mí me encanta, es un lugar para quedarse años y años. Tenés de todo y a mí me gusta la vida al aire libre. Se puede pescar, practicar deportes acuáticos...

-Gorrita para atrás, collares, tenés toda la pinta de surfer...

-Sí, también me gusta estar arriba de la tabla, je. Aunque más me gusta pescar. Acá en Boca hay varios compañeros a los que también les apasiona la pesca, así que ya quedamos en salir un día de estos.

-¿Tenés idea qué significa tu nombre? No aparece ni en Google.

-La historia oficial es que mis viejos se fueron de vacaciones, escucharon a una mujer que llamaba a un nene con ese nombre y me lo pusieron. Ahora: qué significa o de dónde viene, no tengo ni la menor idea. Pero está bueno, qué se yo, no hay muchos.

-Fuiste enganche, volante por derecha, por el medio... ¿Dónde te sentís más cómodo?

-Todas las formativas las hice como 10. Me inicié en Atlético Fernandino de Maldonado, pasé un año a Atenas y otro par por Ituzaingó, hasta llegar a Peñarol, donde me convertí en volante de marca. Fue una transforma­ción rara, porque cuando llegué no tenía idea de cómo marcar a un rival y ahora le pego a todo lo que se mueve, ja. Alvaro Regueira, el técnico de la 4ª de Peñarol, me paró de 5, la posición que más me gusta, aunque de 8 también me sienta bien.

-Pero se ve que un poco de esa técnica de enganche quedó.

-Sí, la esencia la sigo teniendo y en el último tramo de mi carrera marqué varios goles. Y en Boca arranqué con el pie derecho. Esperemos seguir con esta racha.

-¿Cómo se hace para llegar a ser capitán de Peñarol con 21 años?

-Al llegar había muchos referentes que al tiempo se fueron yendo y yo quedé como uno de los más viejos por más que todavía era un pibe. El técnico me dio la confianza para guiar al grupo y creo que pude hacerlo bien pese a que estaba en uno de los clubes más grandes de América. Peñarol es como Boca acá: siempre hay que dejar todo y lograr títulos. Son ganadores, coperos, los hinchas te piden garra y sacrificio. La diferencia está en la cantidad de gente que mueve uno y otro equipo. Si bien en proporción son similares, sólo en Capital vive la misma cantidad de personas que en todo Uruguay.

-Se ve que la tenés clara con el paladar del hincha de Boca.

-Es que allá miraba mucho a Boca y sé que es un club con las mismas caracterís­ticas. Tal vez eso me ayude a adaptarme un poco más rápido.

-Cuando aún no se había resulto tu pase se viralizó en las redes una imagen tuya tirándote a trabar con la cabeza y la gente de Boca te tomó cariño enseguida.

-Sí, fue muy loco que los hinchas me mandaran mensajitos pidiendo que viniera y tal vez no me conocían tanto como jugador. No manejo mucho las redes sociales. Tengo algunas cuentas abiertas, pero nunca fui de prestarles mucha atención. Aunque sí estuve al tanto de los comentario­s por esa jugada y me reía.

-Vimos varias trabadas con la camiseta de Peñarol. ¿Eras de hacerlo seguido?

-Fueron varias veces, pero en jugadas puntuales, casuales. No es que uno ve llegar a un rival y se tira de cabeza a propósito. Pero yo siempre defiendo lo mío y para pasarme tienen que pasarme completo. Yo no me dejo pasar así nomás. Y al hincha de Boca y al de Peñarol les emociona mucho esas cosas. Así que si se puede dar, me gustaría trabar con la cabeza en la Bombonera. Ya me va a quedar alguna...

-¿Sentiste hablar de Quique Hrabina? Fue un ícono de Boca de los 80 que patentó la trabada con la cabeza en un partido contra Unión.

-Sí, me han hablado bastante de él. Fue un grande para la historia de Boca por todo lo que daba por la camiseta, pero a mí me falta bastante para llegarle siquiera a los tobillos. Ojalá la gente me cante como a él, pero tengo que ir despacio, de a poquito.

-Tabárez, tu DT en la selección, llegó a dirigirlo en Boca. ¿Qué cuenta?

-Él dirigió a Boca y fue campeón acá. Es una referencia para todos los uruguayos que llegamos a Boca. Debe estar muy feliz.

-¿Qué fue lo que más te sorprendió del Mundo Boca?

-Ya sabía lo que era Boca por lo que veía por la tele y por lo que decía la gente. Pero ya los primeros días en Buenos Aires me di cuenta de la pasión de sus hinchas. En todos lados se habla de fútbol y en todos lados se habla de Boca. El barrio también es hermoso, colorido, y está lleno de turistas. Pero lo más lindo que tiene es la pasión de la gente.

-Sábado en cancha de Vélez. Último minuto y se escapa un rival en velocidad...

-Olvidate: me tiro a trabar con la cabeza.

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