La Republica (Uruguay)

El tiempo de los nadies

- Camilo Álvarez López Analista

Eduardo Galeano escribió sobre los nadies, fue en “El libro de los abrazos” allá, sobre fines de los 80. Mucho pasó desde entonces hasta ahora. Sin embargo, los nadies nos siguen mirando invisibili­zados por nuestra mirada.

La dignidad (como la esperanza) es una categoría que correspond­e a la vida y más específica­mente a los hombres y mujeres. No considero acertado otorgarle “dignidad”a las cosas. La dignidad correspond­e a una persona o a un conjunto de personas. Así, la pobreza genera indignació­n en toda la sociedad. No hay sociedades dignas mientras queden compatriot­as en situación de pobreza y así, cada vez que bajan en cantidad los pobres, las sociedades se hacen un poco más dignas.

Tan solo 8 personas en el mundo tienen más riqueza que 3 mil quinientos millones de personas. Así los nadies acumulan penas, a la espera de un futuro

que desde hace miles de años promete mejorar.

En el mundo y por año, el gasto militar trepa a las 2 millones de dólares. Un gasto que debe promoverse, demandarse, ofertarse. De aquí, que el negocio de la guerra es un gran botín para un puñado de personas.Y es por esto que los problemas no resueltos de los excluidos de la tierra no tienen que ver con la economía o la escasez de recursos, sino con la política y las decisiones que toman algunos líderes mundiales.

Los nadies, es imperativo que sea su tiempo para dar lugar a otros tiempos. De quienes hablaba Galeano. Los que esperan olvidados, los que no tienen voz y en nombre de quienes muchos hablan.

El tiempo de los nadies de la sociedad, de quienes solo se esperó históricam­ente que sobrevivan. Los invisibles que nadie ve ni nadie oyen, a pesar de estar con ellos. Son los mismos

nadies que acompañaro­n a Artigas en su “Redota”, dejando todo, cargando con la esperanza y la dignidad. Son los que se pusieron al lado de Aparicio, de Leandro Gómez, del Bebe Sendic. Los que hicieron posible el“NO”en el 80.

Son los Nadies, los que por existir desafían a un sistema que los prefiere lejos. Los Nadies, que son cifras y parte de lo estructura­l de un sistema que los naturaliza en su función, lugar y sometimien­to. Colocando en sus lomos las culpas que no son otra cosa que la consecuenc­ia de nuestros éxitos.

Los nadies, que volvieron a ser parte de la sociedad en el primer gobierno del Frente Amplio cuando lograron tener identidad, los 800 mil nadies que salieron de la pobreza, los nadies que hoy tienen un trabajo, los nadies que hoy tienen reglamenta­das las 8 horas en el trabajo rural, las nadies que tienen una ley para el trabajo doméstico.

Pero los nadies aún y sobre todo ahora, tienen que aparecer. Debemos permitir y luchar para que sea su tiempo. Los nadies que no quieren ser Alguien sino ser parte.

Aun tenemos una deuda con los nadies que se amontonan en asentamien­tos, los nadies que caminan descalzos.

El tiempo de los nadies debe llegar a todos lados, y debe ser de los nadies el tiempo en las organizaci­ones sociales y políticas. Los que no hablan mucho y lindo, los que son convocados más para hacer que para pensar, los que nunca piden y siempre dan. Los que viven la utopía en sus comportami­entos cotidianos más que hablar de ella como algo a alcanzar.

Es el tiempo de los nadies, de los invisibles. Es el tiempo de que la Publica Felicidad sea pública como quería Artigas. Para que la democracia sea más plena y los todos seamos realmente todos.

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