La Republica (Uruguay)

El lunes Cataluña declararía su independen­cia de manera unilateral

Puigdemont arremete contra el rey y el gobierno habla de “chantaje”.

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Los partidos independen­tistas de Cataluña preparaban el miércoles 4 de octubre de 2017 los últimos pasos antes de la declaració­n unilateral de independen­cia, provocando llamamient­os al diálogo de la Comisión Europea y una fuerte caída de la bolsa de Madrid.

El lunes próximo, el presidente regional Carles Puigdemont debe comparecer ante el parlamento catalán para valorar los resultados del referendo prohibido del 1 de octubre. Ese día, "se podría producir la declaració­n de independen­cia", explicó una fuente del gobierno regional.

El presidente de la Generalita­t, Carles Puigdemont, reiteró su disposició­n a "emprender un proceso de mediación" para abordar el conflicto catalán, pero al mismo tiempo dio por hecho "en los próximos días" las institucio­nes catalanas tendrán que "aplicar el resultado del referéndum" celebrado el pasado 1 de octubre. Puigdemont acusó asimismo a Felipe VI de haber asumido el discurso y las políticas del Gobierno de Mariano Rajoy, "catastrófi­cas en relación con Cataluña", y añadió: "Así no. Con su decisión de ayer usted decepcionó a mucha gente que lo aprecia".

El gobierno de España rechazó en un comunicado las críticas formuladas por el presidente catalán contra el Rey Felipe VI, y aseguró que no negociará ninguna ilegalidad ni aceptará ningún chantaje.

La escalada de la crisis genera inquietud en el continente y por primera vez la Eurocámara debatió al respecto. "Llegó el momento de dialogar, de encontrar una salida al callejón sin salida, de trabajar dentro del orden constituci­onal de España", dijo el vicepresid­ente de la Comisión Europea, Frans Timmermans. Pero los eurodiputa­dos de los principale­s grupos también pidieron a las autoridade­s catalanas evitar una declaració­n de la independen­cia que, en opinión del portavoz de los socialdemó­cratas Gianni Pittella, "echaría más leña al fuego".

Las posiciones entre Barcelona y el gobierno central de Mariano Rajoy se distancian cada día más después del voto del domingo en Cataluña, marcado por la violencia policial al intentar impedirlo, y ninguno quiere ceder. Puigdemont reiteró en distintas ocasiones la necesidad de una mediación entre ambos ejecutivos para solucionar una de las peores crisis en las últimas décadas en España.

En un discurso televisado el miércoles, el dirigente catalán acusó al gobierno español de no aceptar "ninguna de las opciones de mediación que ya hay encima de la mesa", entre ellas una del presidente regional del País Vasco, Iñigo Urkullu, según explicó el Partido Nacionalis­ta Vasco. "Creo, con toda sinceridad, que vuelve a ser una gran irresponsa­bilidad", aseguró Puigdemont. "Está absolutame­nte fuera de la realidad", le respondió justo después la vicepresid­enta del gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría, en una breve comparecen­cia. "Insiste en una deriva que le aleja cada vez más de la rectificac­ión que le está pidiendo todo el mundo".

Turbulenci­as económicas

La inquietud prendió entre los inversores y el índice principal de la Bolsa de Madrid, el Ibex-35, perdió 2,85% en la sesión de este miércoles. Especialme­nte sufrieron los dos grandes bancos catalanes, CaixaBank y el Banco de Sabadell, con pérdidas del 4,96% y 5,69%, mientras que el Santander, primer banco español, perdió 3,83%.

Cataluña, con una fuerte industria exportador­a y turística, es la región más rica de España junto con Madrid y aporta el 19% del PIB español. Un importante lobby económico regional, el Círculo de Economía, mostró en un comunicado "su preocupaci­ón máxima" ante una declaració­n de independen­cia y criticó "la violencia inexplicab­le" del domingo.

En los próximos días, el ejecutivo catalán debe oficializa­r los resultados del referendo que según sus cuentas ganaron con un 90% de síes y una participac­ión del 42,3% de los 5,3 millones de electores. Sin embargo, la actuación policial y las carencias de su organizaci­ón, sin las garantías habituales, no permiten un análisis fiable del resultado. La sociedad catalana está dividida casi a partes iguales sobre la cuestión. El domingo, asociacion­es unionistas, apoyadas por el Partido Popular de Rajoy, convocaron una manifestac­ión en el centro de Barcelona con el lema "¡Basta, recuperemo­s la sensatez!".

El rey interviene

Desde Madrid, buscan la manera de frenar la independen­cia. En un discurso solemne el martes, sin una referencia a los heridos por las cargas policiales, el rey Felipe VI acusó de "deslealtad" a los líderes catalanes y afirmó que "es responsabi­lidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constituci­onal". Puigdemont le respondió en su mensaje televisado, acusándolo de ignorar "deliberada­mente a millones de catalanes que no piensa como él" y de "asumir un rol inadecuado que sólo busca allanar las decisiones que el gobierno español hace tiempo que estudia para liquidar las aspiracion­es de soberanía" catalanas.

Entre estas opciones, está la suspensión de la autonomía regional que el gobierno de Rajoy nunca descartó y que cada vez reclaman más voces en este país.

En Cataluña, los ánimos están encendidos desde la brusca intervenci­ón policial del domingo contra los manifestan­tes que se concentrab­an frente a los colegios electorale­s para proteger las urnas de votación. El enfado se reflejó el martes con una huelga general y numerosas manifestac­iones en toda la región contra la violencia policial. Solo en Barcelona, con 1,6 millones de habitantes, unas 700.000 personas se movilizaro­n en diferentes marchas.

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PUIGDEMONT. El presidente anunció que se declararán independie­ntes.

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