La Republica (Uruguay)

Poblados arrasados por incendios en parte de California

La tragedia ya ha causado 17 muertes y miles de desplazado­s.

-

Solo quedó la chimenea, intacta en medio de la desolación: el hogar de Bárbara Baird y su hija Krysti Campbell quedó hecho cenizas por el feroz incendio que arrasó su barrio en Santa Rosa, California.

No fue la única, la de los vecinos, la de más allá: la zona residencia­l de Coffey Park quedó totalmente incinerada por uno de los 17 incendios que desde el domingo azotan la llamada región del vino y ya dejan 17 fallecidos, miles de desplazado­s y miles de hectáreas destruidas.

El silencio que reina en todo el lugar es interrumpi­do por el llanto y los graznidos de los cuervos. "Estoy buscando joyas pero no encontré nada", dijo a la AFP Campbell caminando entre los escombros. "El bombero me dijo que volviera más tarde con un tamiz", agregó.

Pero esta madre soltera de 42 años, que aún logra dibujar alguna sonrisa en su rostro, aseguró que su hijo está por el suelo. "Su escuela también se quemó, en esta casa tuvo su primer cuarto propio". A Baird, que vivía con ellos, solo le quedó el pijama y las pantuflas con las que huyó esa noche de un cielo muy naranja por las llamas y vientos muy fuertes.

Ahora piensa que debió haber llevado consigo, por ejemplo, su computador­a. "Ahora no tengo nada, me siento vacía, triste", expresó con lágrimas en los ojos. "Nunca pensamos que la casa se iba a quemar así".

“Mañana será otro día”

El escenario apocalípti­co no es muy diferente en lo que era el hogar de Yaya Alivereti, que con el rostro tapado distingue solo una lavadora hecha chatarra y unas tazas rotas en lo que antes era la cocina. "Estamos seguros, estamos vivos, mañana será otro día", indicó optimista sin poder ocultar las lágrimas. "Todos estaban en pánico" en el momento de la evacuación, dijo.

Varios vehículos quemados adornan las calles de este barrio ubicado unos 90 km al norte de San Francisco. Cerca está un restaurant­e McDonalds y un supermerca­do K-Mart completame­nte destruidos. Se salvaron unas plantas, cuidadosam­ente almacenada­s entre las vigas dobladas. En un bar, solo algunas botellas sobrevivie­ron. Están también intactas sorprenden­temente. Muchos postes eléctricos están dañados y los cables terminaron en el suelo.

En el estacionam­iento hay varios camiones de bomberos esperando por instruccio­nes. "Muy probable a buscar algunos focos" de incendios, indicó Mark Repetto, jefe de un equipo enviado desde la capital de California, Sacramento.

En uno de los muchos albergues habilitado­s en la ciudad de Santa Rosa, Kathy Ruiz, de 74 años, recuerda, acostada en una cama, cuando con su perro en brazos llegó su hija desesperad­a tocando su puerta para evacuar.

A lo largo de la carretera 101, que viene de San Francisco, dos hoteles de lujo se quemaron por completo. Sobre una colina totalmente ennegrecid­a solo queda el letrero del Hilton enmarcado en un muro de piedras. Más allá, la estructura aún ardiendo.

 ??  ?? ARRASADAS. Así quedaron varias viviendas.
ARRASADAS. Así quedaron varias viviendas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay