Tiempo de transformaciones en el trabajo
Gobierno trabaja para reducir vulnerabilidades del país y enfrentar automatización del empleo.
La Dirección de Planificación de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto presentó, a mediados de setiembre de 2017, el informe Automatización y empleo en el Uruguay. El director de Planificación, Fernando Isabella, explicó a la Secretaría de Comunicación Institucional que este estudio es un insumo para diseñar políticas públicas.
La primera conclusión del informe es que este proceso no es algo que vaya a ocurrir en el futuro, sino que ya sucede. En los últimos 10 años se constató cómo cambió la disposición de tareas de los uruguayos hacia actividades cognitivas y menos manuales, de acuerdo con la tendencia a automatizar, en primer lugar, las tareas manuales. “Es interesante saber que esto ya ha venido pasando en una década que muestra los niveles de empleo más altos de la historia del Uruguay. No necesariamente es un proceso que venga a generar una destrucción masiva de puestos de trabajo”, subrayó.
La segunda conclusión es que algunos sectores y grupos de trabajadores son más vulnerables a situaciones de automatización, como lo son la industria y el agro, lo cual tampoco sería una novedad, porque en nuestro país hace tiempo se automatizan empleos en estos sectores. Isabella señaló que en la actualidad la automatización de tareas se está extendiendo al sector de servicios, en el cual la adopción de nuevas tecnologías permite que dispositivos desempeñen tareas que eran realizadas por trabajadores “Es un proceso que ya se observa en supermercados, donde hay cajas automatizadas, y que se puede extender a otras tareas de apoyo administrativo, ventas, entre otros”, explicó.
En Uruguay casi una de cada tres personas trabaja en actividades de servicios y apoyo administrativo. Al cruzar este dato con el nivel educativo, la mayoría de esos trabajadores cursaron hasta educación secundaria, lo que los convierte en trabajadores vulnerables al proceso de automatización, por lo que allí hay un foco para políticas públicas, sostuvo Isabella. En la publicación se aclara que este proceso también se observa en los países desarrollados, porque todas las ocupaciones conllevan un determinado nivel de riesgo de ser automatizadas. A nivel nacional, los sectores de actividad con más riesgo son el agropecuario, el forestal y la pesca, en un 85 %, y los de menor riesgo son la enseñanza y la salud, con 33 %. Con respecto al riesgo por categoría ocupacional, se destaca, en primer lugar, al personal de apoyo administrativo, con 94 %, y los profesionales, científicos e intelectuales, con el menor riesgo, 12 %. Por sexo, los hombres corren más riesgo de automatización, 68 %, y las mujeres, 60 %. Por edades, las personas de menos de 20 años y los adultos mayores de 50 son los más propensos a ese peligro.