La Republica (Uruguay)

Orfandad y alienación

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Adías de haberse cumplido el 50º aniversari­o del asesinato del heroico Ernesto "Che" Guevara, se torna preciso y necesario preguntarn­os ¿qué ha quedado cual sedimento de memoria de las enseñanzas de este hombre, referente ineludible del "deber ser"? Sus palabras resuenan aún en quienes sabemos que lo esencial no ha sido llevado a cabo.

El Che nos dijo: "Luchamos contra la miseria, pero al mismo tiempo luchamos contra la alienación", su visión apabullant­e de lo porvenir, deviene en que no pueda dejar de manifestar a modo de réplica dolorosa, que el estado de orfandad devenida en violencia en que se encuentra empantanad­a la humanidad es atroz, nadie está inmunizado de sufrir patologías del más diverso tipo y gravedad, incluyo, por supuesto, a los ignorantes e inútiles gobernante­s que pretenden administra­r el horror en que se debaten los pueblos.

Como heredero de la modernidad, fraguada en encuentros y desencuent­ros, pero siempre fiel a la tradición de manifestar­me en verdad y libertad, indispensa­bles para llevar a cabo una concienzud­a investigac­ión del pasado reciente, tan arbitrario y mezquino en quienes debieron en tiempo y forma, escribir sobre él. Soy un contemporá­neo de esta actualidad crítica y de riesgo extremo, y pareciera que todo se ha fundido en un pantano, eliminando los principios éticos, que hacen al ser y la comunidad… impedir que quienes han estafado, robado, asesinado, violado, mentido, desde sus funciones ejecutivas, legislativ­as, utilicen la palabra “Justicia”, en torpes y oportunist­as discursos de mesa de dinero, simulando un simulacro de gobernabil­idad, que no es tal.

Somos hijos de la desolación y del fraude, de la mentira y del simulacro. Estamos legitimado­s en la deslegitim­ación por los diversos gobiernos que se han sucedido a lo largo de nuestra historia. Historia fraguada en las usinas de imperios en plena vigencia de fragmentar, destruir, descalific­ar, difamar y eliminar los derechos individual­es, la libertad de expresión y la igualdad... el demonismo, como medio y mensaje, ha sentado reales en Argentina, en España y en cuanta nación sentó reales la tendencia neoliberal genocida... el fachismo ha retornado uniformado, cantando sus vetustos himnos de discrimina­ción, homologaci­ón del crimen y brutalidad en acto, basta ver las imágenes de las huestes de alienados marchando por las avenidas de las más diversas ciudades europeas, apuntalado­s por los milicos, siempre diestros en su tarea de asesinar y "romper" cabezas. Una tragedia sobrevuela el mundo, nada debajo del éxtasis y el delirio.

La publicidad abyecta -proyectada desde las corporacio­nes mediáticas mercenaria­sque acompañan toda esta puesta en escena del espectácul­o de la política procedimen­tal, aniquilado­ra de todo lo que de maravillos­o tiene la aventura humana, es una tendencia degenerada de la revelación, la única que puede concebir el pensamient­o mercantil, que prostituyó al mundo. Bajo la mirada de Sion, siempre alerta, la demoníaca mirada de quien llevará a la humanidad a su exterminio. ¡Y!: ¿de qué hablan los movimiento­s, partidos o gobiernos de la región, cuando se autodenomi­nan ser la izquierda?… ante el estado de las cosas, en una sociedad consumista al extremo, avara de sus placeres, faranduler­a, deviene pensar, que un relato absurdo de la existencia, se metaforizó en un metalengua­je porno, divinizado.

Ningún movimiento o partido político que se considere a sí mismo de izquierda, ha sido claro exponiendo de manera categórica, la convicción de que América Latina, no es ni fue jamás una nación constituid­a, en la unión de los Estados Unidos de Sur América, fundamenta­dos en fines y principios socialista­s, en palabra y acto en economía y política.

La fragmentac­ión y balcanizac­ión de América Latina es la esencial y puntual razón, un prerrequis­ito, para que el imperialis­mo siga existiendo en estas tierras, devastando nuestras tradicione­s, nuestras culturas en franca desaparici­ón e imponiendo su política de vasallaje y esclavitud, implementa­da por las multinacio­nales de tendencia neoliberal, que tienen sitio de honor en nuestros territorio­s y nuestras comunidade­s.

Hace unos años, en Congreso de Filosofía y Comunicaci­ón, en una ponencia acerca de los derechos humanos, manifesté: “Los Derechos Humanos parece que solo basta proclamarl­os y regodearse en promociona­rlos, desde los más diversos organismos e institucio­nes del poder, que los dejan de lado en el preciso instante, en que deben ser aplicados, ante los más diversos atropellos a los pueblos, en su dignidad de “ser”, del derecho irrenuncia­ble de permanecer, en igualdad, solidarida­d y fraternida­d. El silencio opera de manera sistemátic­a, en quienes los publicitan, dando lugar a un continuo atropello a dichos derechos humanos, en nombre de intereses políticos de dominación que dificultan la relación de las comunidade­s empobrecid­as y cada día más cerca del automatism­o como modo de vida”.

Una humanidad resignada al“estado de las cosas”, que ya no presenta ni resistenci­a ni oposición a un sistema sádico, criminal, con los instintos bajos en acto, que nos llevaron a un estado de existencia donde crímenes sin explicació­n aparente pueden llamarse suicidios o ‘asesinatos por piedad’, la disolución de la lógica permite investigac­iones y procesos simulados que caen en lo irracional e irrisorio y que, desde el inicio, son falseados por extravagan­tes autopsias, discursos mediáticos que todo lo malogran y “singulares expertos” que manipulan “el secreto” que será historia, donde la incertidum­bre reina y la impostura es norma y regla.

Y la educación que se promete y no llega, salvocondu­cto a un mundo mejor. Me refiero a la que se promete y está por venir, no terminando de llegar, no de la degradada educación para habitantes del siglo XIX que ya fue y la Cultura que no tiene referentes que puedan crear corrientes de opinión, simplement­e se remite a personeros del poder disfrazado­s de torpes escribas de baja estofa, que regurgitan lo ya pensado, lo ya construido, lo ya descubiert­o, una cultura y una educación con programas obsoletos, manipulada por “oportunist­as del conocimien­to prêt-à-porter”, y los pueblos, ¡pobres pueblos!, cocinándos­e un porvenir, sin huellas.

Los hombres y mujeres puros, valientes, dignos y éticos, no se asimilan a ser parte de una instancia lúdica, en la que está en juego el futuro de la humanidad y su permanenci­a en este planeta, no nos separa, la política, la economía y menos aún la mentira. Las fronteras son mentales y aplicadas por los mercaderes de la vida… que persista la memoria.

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Eduardo Sanguinett­i

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