Acceso y dificultades para abortar en Uruguay
En el marco del Día de Acción Global por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, se presentó un estudio realizado por Ibis Reproductive Health y la organización social uruguaya Mujeres en el Horno, sobre experiencias de mujeres acompañadas por la Línea Aborto
Si bien hay un reconocimiento a la ley uruguaya dentro del contexto sumamente restrictivo y prohibitivo que tiene este continente en relación a la despenalización del aborto, se detectan dificultades en su funcionamiento e implementación. Recordemos que la ley permite abortar dentro de las primeras 12 semanas de embarazo, 14 semanas en caso de violación y sin límite de tiempo cuando la salud de la mujer está en riesgo o en caso de anomalías fetales. Uno de los puntos problemáticos que tiene esta ley radica en los 5 días de espera que tienen que observar las mujeres una vez que se han presentado solicitando una interrupción del embarazo ante un panel interdisciplinario. Otro es la objeción de conciencia que pueden invocar los médicos en las instituciones (lo que no los exime de la obligación de brindar consejería y asistencia posterior al aborto).
En la introducción del estudio se afirma que ...”las mujeres jóvenes, mujeres pobres y las mujeres que viven más lejos de los proveedores de servicios de aborto corren mayor riesgo de experimentar barreras para acceder a servicios de aborto seguro, incluyendo retrasos para reconocer un embarazo, dificultades para tomar una decisión, miedo a ser juzgadas por el procedimiento, tener acceso a un aborto legal”, señala críticamente el informe. Efectivamente, una de ellas tuvo que esperar cuatro semanas desde la primera consulta para llegar al aborto con medicamentos, y la que menos esperó no pudo concretarlo antes de dos semanas de espera. Los motivos para que se produzcan estos retrasos incluyen horarios limitados de atención, escasez de personal clínico para completar el proceso legal, objetores de conciencia en la institución.
La espera obligatoria de 5 días que establece la ley para la mayoría de las usuarias significó un retraso adicional en el acceso a la práctica: “En las palabras de una mujer, ‘yo ya estaba muy decidida de lo que quería hacer y era como que me estaban demorando’ y agregó que, a su juicio, este retraso le parecía ‘un método de manipulación’¨. No solo se percibe como innecesario sino que, al menos 3 de las mujeres se consideraron a sí mismas adultas y suficientemente maduras como para tomar este tipo de decisiones. Sin embargo, dos de ellas valoraron positivamente esta espera para revisar los materiales y hablar con sus parejas.
“Más allá de los retrasos, las mujeres encontraron otros obstáculos para acceder a un aborto legal con medicamentos. Estos incluyen tener tiempo limitado o apresurado para hablar con un proveedor, deseo de recibir tratamiento en otras clínicas y ser forzadas a justificar el aborto”, afirma la investigación.
Los estigmas
Si bien algunos relatos destacan un buen trato del personal médico o del ginecólogo/a, la mayoría no se sintió bien tratada en la atención, ya sea porque de alguna manera se sintieron
juzgadas por quienes las estaban atendiendo (gestos, caras de desaprobación o rechazo), o porque no les proporcionaban toda la información que necesitaban como si se las quisiera “sacar de encima” rápidamente.
“Proveedores que se rehúsan a realizar tareas primarias de la provisión de aborto como administrar inyecciones o programar citas oportunas, estigmatizan más el aborto, haciéndolos parecer distintos de otros procedimientos médicos”, se señala.
Todo el proceso -atención, exámenes ultrasonido, recetas médicas- se caratula con una etiqueta roja que dice “Ive” (interrupción voluntaria del embarazo), por lo que muchas usuarias sienten que esto las expone a un trato diferenciado por parte del personal de salud no siempre positivo, ya que alguna de ellas manifestó sentirse“avergonzada” o juzgada discriminatoriamente durante las distintas etapas del proceso.
Los estigmas también están internalizados en las propias mujeres que, de alguna forma, siempre buscan justificar su decisión: “la autojustificación espontánea sugiere que las mujeres sintieron la necesidad de tener una razón defendible para elegir abortar”, manifiesta el informe.
La línea de aborto seguro
Por fuera del sistema de salud, las mujeres tuvieron experiencias positivas en relación al aborto porque se sintieron contenidas, acompañadas, apoyadas por sus parejas, familiares o amigos cercanos. La Línea de aborto seguro también les proporcionó contención emocional, además de información certera.
“Las seis participantes del estudio recomendarían los servicios de la Línea de aborto seguro a otras. Todas las mujeres se comunicaron más de una vez y expresaron que se les proporcionó apoyo moral durante su proceso de aborto”, se evalúa.
Las líneas de aborto seguro se vuelven muy relevantes en un continente donde el aborto continúa siendo una práctica ilegal. Sin embargo, en países como Uruguay donde el aborto es legal desde setiembre de 2012, esta línea de atención juega aún un importante papel: “...actúa como un defensor clave de las mujeres que optan por abortos legales porque responsabiliza a los proveedores de servicios de salud y al sistema legal de sus deberes”.