El vendaval catalán
El caso de Catalunya ha desEconcertado
al mundo. Por un lado, un plebiscito independentista que pretende constituir a la autonomía en república y por otro, una respuesta del gobierno español altamente represiva.
Es ocioso ahondar para entender que España no es un monolito, tampoco Italia o Gran Bretaña, pero, en el caso catalán existe un contenido histórico fuerte que lo hace diferente. El País Vasco se siente uno en sí mismo, Catalunya, la única región de España auténticamente europea. Es más, podría afirmar que influenciada por Occitania sin pertenecer a ella. Su idioma, es una mezcla de castellano, francés e italiano.
En todo caso, es importante referir que España surge de dos reinos, Castilla y Aragón, y éste último, mantuvo conflicto con el condado de Catalunya desde el inicio. Asimismo, lo que esa parte de la península ibérica sufrió durante la larga dictadura franquista fue otro estímulo que impulsó al separatismo. Luego sobrevino la muerte de Francisco Franco y con ella, la reconstrucción de un reino que daba un nuevo golpe a las aspiraciones republicanas. Finalmente, España se reedifica como un reino constitucional respetando varias autonomías; entre las diecisiete destacan la andaluza, vasca, gallega y catalana.
Empero, la idea de una monarquía y un sistema político que perseguía estabilidad ante la amenaza de una nueva dictadura, inquietó a los representantes populares (en especial, sindicalistas), con todo, se involucraron en el pacto de la Moncloa donde se selló la España que hoy conocemos. Mientras la UE aportaba dinero para la modernización de un península atrasada y empobrecida, todo estuvo bien, pero a medida que la crisis económica tocó a la puerta, los desajustes de dejaron sentir.
Si lo medimos por endeudamiento público, desde 2007 al presente la deuda se multiplicó por tres, alcanzando el 99% del PIB. Cada uno de los españoles debe 24 mil euros, lo que no es inquietante si la comparamos con la deuda alemana que se acerca al 90% del PIB y su deuda per cápita se parece a la española. La diferencia se presenta cuando cotejamos el Producto: el español asciende a 1.200 millones de euros y el alemán, a 3.400 millones de euros. En términos per cápita, el PIB español es de 24 mil euros y el alemán, de 41 mil euros, en consecuencia, la nación germana posee una posibilidad mayor para encarar su endeudamiento.
Ciertamente, los últimos gobiernos del PSOE y PP han hundido a España en un endeudamiento divorciado a su capacidad
de pago, por tanto, la crisis económica se destapó, sobre todo, después del estallido financiero mundial acontecido en el 2007-2008. Tras una política de austeridad que fracturó al país, hoy levantan las banderas del éxito obtenido, cuando en verdad apenas han alcanzado el estatus del 2007 en cuanto Producto Interno Bruto.
La España surgida de la muerte del“generalísimo”, ansiaba igualarse a la parte pujante de Europa, aspiración que se trabó hacia el final de la primera década del siglo XXI, y desde ese entonces, el tristemente célebre pacto de la Moncloa enseña un agotamiento insoslayable. Debido, en parte, a un reino insostenible después de los excesos del rey claudicante y su hija Cristina (una monarquía altamente corrupta) y a los partidos gobernantes, degradados al punto de parecerse; la diferencia entre PP y PSOE se halla en su mayor o menor subordinación a Washington, sumado al alto nivel de corrupción. Por lo demás, las transformaciones ideológicas en gente como Felipe González en sintonía con las mentiras del dúo Aznar-Rajoy, más que impresionar, asquean. En suma, el gobierno es débil, tanto que los españoles hace mucho dejaron de confiar en políticos y funcionarios gubernamentales.
En cuanto a Catalunya sucede algo parecido. La diferencia
entre lo que siente y piensa la ciudadanía está desemparentada con sus representantes, quienes juegan un partido aparte donde lo importante es hacerse del majestuoso Palacio de la Generalitat y una vez en la silla, manejar negocios poco transparentes.
Si desde siempre el separatismo significó una constante, los políticos han usado esa carta para incrementar su popularidad cuando se hallan en crisis, eso hizo Artur Mas en el gobierno próximo pasado, repetido hoy por Puigdemont, en tanto, los niveles de desocupación y endeudamiento dan miedo. Catalunya es la autonomía más endeudada de España; el monto raya en los 75 mil millones de euros, cuando en el 2007 (durante el mandato del andaluz Súper Montilla), alcanzó los 16 mil millones de euros. Un aumento cercano al 500 por ciento.
Lo cierto es que con la represión, el deseo independentista aumentó exponencialmente, contribuyendo al desaguisado un reyezuelo que en vez de atemperar, repitió la fórmula franquista de dar palos.Y entre los ladridos regios, la derecha y derecha extrema se revigorizan.
El conflicto catalán ha crecido y no es solamente por el separatismo sino porque España no va hacia ninguna parte; una nave a la deriva igual al resto de Europa.