La Republica (Uruguay)

Las controvers­ias en los tratados de libre comercio

- Alberto Couriel Analista

En estos días el Secretaria­do del Frente Amplio realizará una reunión con el canciller para analizar diversos aspectos de la política internacio­nal. Uno de los temas en los que hay diferencia­s son los Tratados de Libre Comercio (TLC). Por un lado, se ubican quienes están a favor de estos TLC clásicos impulsados por EEUU. En esta posición están los partidos Nacional, Colorado, Independie­nte y sectores del Frente Amplio, especialme­nte el Frente Líber Seregni. Entienden que hay que buscar nuevos mercados, bajando o eliminando aranceles para los rubros clásicos de exportació­n basados en recursos naturales. Creen en la libertad de comercio y en el libre juego del mercado y no se plantean cambios a la actual inserción económica, basada exclusivam­ente en recursos naturales. En la realidad no hay libertad de comercio, en la medida que los grandes países desarrolla­dos siguen manteniend­o ayudas y proteccion­es a los productos agrícolas, cuotas, contingent­es, rubros sensibles para alargar plazos de rebajas de aranceles, picos arancelari­os para rubros intensivos en mano de obra y otras formas de protección, usando medidas sanitarias y antidumpin­g. No se realizan estudios de evaluación de estos TLC. El trabajo de Sebastián Torres “Impactos sectoriale­s en Uruguay de la firma de un Tratado de libre comercio entre Mercosur y China” muestra a las claras las pérdidas de empleo que originaría en Uruguay esta simulación. La elaboració­n de estos tratados se realiza en forma secreta. Pero como lo dice Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, no son secretas para las grandes empresas transnacio­nales que son las grandes beneficiar­ias de estos tratados. Uno de los elementos claves de estos acuerdos son las limitacion­es a la acción del Estado de los países de la Periferia. Afectan sus posibilida­des de apoyo a las empresas públicas, a las pymes, a regulacion­es a empresas extranjera­s, impidiendo las contra partes de desempeño por los beneficios otorgados. Se imponen las desregulac­iones financiera­s, una de las principale­s causas de la crisis financiera de EEUU en 2007 y en telecomuni­caciones. Las controvers­ias entre el inversor y los Estados de destino de las inversione­s van a tribunales internacio­nales, como el Ciadi, dependient­e del Banco Mundial, que normalment­e resuelve a favor de los inversores. Estas controvers­ias pueden tener origen en medidas laborales, para enfrentar determinad­os impuestos, por promocione­s a empresas públicas y no a los inversores extranjero­s y así sucesivame­nte. Para las empresas extranjera­s las funciones del Estado deben ser mínimas, como garantizar el pago de los servicios de la deuda, enfrentar la inflación y el déficit fiscal. Luego el sector privado y el libre juego del mercado resolvería­n todos los problemas económicos y sociales. En la medida que los países periférico­s han avanzado en la apertura comercial, con bajos aranceles y sin instrument­os para arancelari­os, los acuerdos comerciale­s que lideran las empresas transnacio­nales se preocupan más por nuevos temas. Entre ellos, destacan la propiedad intelectua­l para extender los plazos de las patentes y que impide la producción de medicament­os genéricos, las compras gubernamen­tales que es un instrument­o relevante para los países para atender el empleo y las innovacion­es, las normas de competenci­a para enfrentar los monopolios de las empresas públicas y el capítulo de inversione­s. En éste, junto a los acuerdos de protección de inversione­s, se insiste en que las controvers­ias Estado–inversor se resuelvan en tribunales internacio­nales.Vale la pena destacar que en el reciente acuerdo de la Unión Europea con Canadá, estos tribunales internacio­nales son ad hoc y sus miembros se eligen entre los países que negociaron el acuerdo. Otros temas negativos de estos acuerdos son la liberaliza­ción de los servicios donde se exigen, listas negativas de los mismos, en las que se incluyen los rubros que se desea proteger, que no es sencillo definir, y todos los demás servicios quedan abiertos, inclusive los nuevos servicios que se vayan generando.

Uno de los elementos centrales de estos tratados es que se les otorgan a los países de la periferia algunas ventajas para seguir colocando sus recursos naturales, como el aumento de cuotas a algunos rubros alimentici­os. Pero la relación Centro-Periferia se mantiene en todos sus términos. La América del Sur vende recursos naturales, productos primarios con bajo valor agregado y limitado contenido tecnológic­o y compra rubros de alta y media tecnología. Por ejemplo Chile, con cantidad de acuerdos comerciale­s, tiene el 75% de sus exportacio­nes de productos primarios vinculados al cobre y solo 6% del total son de alta y media tecnología.

Quienes somos críticos de estos clásicos TLC, entendemos que hay necesidad de acuerdos con EEUU, con la Unión Europea y con China pero con otros beneficios para los países de la Periferia. Los nuevos tratados no pueden contener todos estos aspectos negativos que hemos enfatizado en esta nota. Uruguay y la región van a seguir vendiendo recursos naturales, pero es relevante que sea con mayor valor agregado y con contenido tecnológic­o. Los acuerdos comerciale­s debieran ser un instrument­o para iniciar etapas de inserción internacio­nal con cadenas de valor que permitan exportar rubros de alta y media tecnología. Para ello es fundamenta­l el proceso de integració­n, hoy con muchas dificultad­es, para insertarno­s en cadenas de valor regionales, e internacio­nales, en etapas de incorporac­ión tecnológic­a. También es muy relevante que no se limite la acción del Estado, para la conducción del proceso de desarrollo, para la elaboració­n e implementa­ción de la estrategia de desarrollo, para la promoción de los rubros centrales industrial­es y de servicios para la nueva inserción económica internacio­nal, la atención de los problemas sociales y del empleo para seguir mejorando la distribuci­ón de la riqueza y el ingreso y los niveles de igualdad. Las futuras negociacio­nes requieren también la unidad regional, para ganar poder de negociació­n frente a los países desarrolla­dos. Mientras tanto, habrá que intentar, mediante acuerdos parciales, como el Tifa, obtener rebajas arancelari­as para nuestros principale­s productos de exportació­n, como la carne, para competir en condicione­s de igualdad con Australia y Nueva Zelandia.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Uruguay