Críticos de cine arremeten contra proliferación de películas dobladas
Mencionan “irresponsabilidad social” por parte de los exhibidores.
De un tiempo a esta parte algo está pasando en los cines. Las películas, generalmente, se proyectaban en su idioma original y unicamente los filmes para niños o adolescentes se proyectaban en español. Pero de un tiempo a esta parte, en especial desde mediados de año, la casi totalidad de las películas se proyectan tanto en español como en su idioma original. Esto llevó a que la Asociación de Críticos de Cine del Uruguay (ACCU) emitiera un comunicado donde indica "su consternación ante la creciente y ya desmesurada extensión, en nuestro circuito de exhibición cinematográfica, de funciones con versiones dobladas de películas".
En el comunicado se agrega que "durante la vigencia de las copias en fílmico eran casi inexistentes en nuestro país las versiones dobladas, con la excepción de las películas destinadas a niños en edad preescolar o en proceso de alfabetización. La proliferación de versiones dobladas de películas destinadas a un público mayor de diez años no obedeció inicialmente a una demanda del mercado, sino simplemente a la aceptación pasiva de una política diseñada por los distribuidores internacionales en función de un mercado latinoamericano genérico (es decir, países que, en comparación con Uruguay, tienen mucho menor tasa de alfabetización e inferior calidad educativa)". Se acota por parte de los críticos que "dada la decadencia del sistema educativo uruguayo, concomitante con la disminución global del hábito de lectura, los exhibidores se hayan percatado de la existencia de un público potencial para versiones dobladas".
El aprovechamiento de ese nicho de mercado por los exhibidores es comprensible por razones comerciales, pero no por ello deja de ser lamentable y socialmente irresponsable". En un examen más profundo se indica que por un lado, "se acentúa la atrofia en la capacidad lectora de la población. Por otro lado, es una falta de respeto con el trabajo de los creadores y actores cinematográficos, una vez que se trasmiten sus obras en forma crucialmente adulterada. Y por fin, nos aparta aun más de la honorable cultura cinéfila por la que este país se supo destacar, y que incluía la costumbre (que supo ser una exigencia) de asistir a las obras en sus versiones auténticas, con las voces de los actores que efectivamente actuaron, apreciando no sólo sus rostros sino también su dicción, su expresión vocal, su acento".
"Las películas subtituladas acostumbran a los espectadores a escuchar idiomas extranjeros y recompensa, a quienes tienen cierto entendimiento del idioma original, con sutilezas del guion o del juego de acentos, que no se pueden trasmitir en una traducción. Las versiones dobladas en funciones destinadas a espectadores alfabetizados implica una vergonzante capitulación ante la decadencia cultural (y la retroalimenta), un drástico decrecimiento en la función cultural del cine, y todavía un menosprecio por el público más exigente y dotado de criterio" subraya el comunicado.
Finaliza diciendo que "en los últimos meses la proliferación de funciones con copias dobladas viene relegando la posibilidad de ver las versiones verdaderas de las películas a unas pocas funciones en unas pocas salas durante unas pocas semanas. Para personas que no tengan una disponibilidad total de tiempo, en algunos casos las opciones son tan pocas que implican la imposibilidad de ver la película en su versión verdadera". Y agrega: "Rogamos a los exhibidores y distribuidores locales reconsiderar esa práctica, y reducir la cantidad de funciones de películas dobladas, y a las autoridades culturales y educativas del Uruguay sumarse a este reclamo de respeto por las obras cinematográficas y por el público uruguayo".