Acerca del suelo urbano
Los uruguayos, al igual que todos los habitantes del Planeta, siempre que quieran resolver el problema de la vivienda se encuentran frente al problema de la propiedad y la acumulación de capital que la tierra y el suelo urbano generan.
Por tanto, para resolver el problema de la vivienda jamás lo podemos ver separado del acceso al suelo.Y de igual forma tampoco se puede separar del problema de la propiedad individual de la tierra, en su condición de privada. De allí que las organizaciones populares han reivindicado el problema de la vivienda junto a la necesaria implementación de instrumentos políticos que hagan posible el acceso a la misma. Uno de esos instrumentos fundamentales es la constitución de las llamadas Carteras de Tierras. Aunque eso solo tampoco alcanza, es por ello que el gobierno debería pensar en salidas al tema si es que efectivamente existe voluntad política para resolverlo, de lo contrario la ciudad seguirá siendo no democrática y el acceso a la vivienda cada día más tortuoso para los sectores populares. Muchas organizaciones del campo de la vivienda al igual que técnicos comprometidos con el tema se han preocupado por el mismo y han planteado algunas sugerencias que se deben de tomar.
Establecer nuevas formas de legalización de la tenencia del suelo, más adecuadas, que no se limiten a la propiedad individual, respetando las arrendaticias, propiedad colectiva, o los derechos de superficie uso o posesión.
Construir carteras de tierras edificadas o no, adecuadas a las necesidades habitacionales, con participación y control social, para facilitar el acceso al suelo urbanizado de los sectores populares. En ningún caso los inmuebles públicos deben de ser objeto de especulación.
El suelo es un bien inelástico que no crece, es el que hay y si no se toman medidas sobre el tema, limitando que la propiedad privada sea la dueña y señora del mercado, nuestras ciudades seguirán expulsando a los pobres a la periferia de la ciudad.
La ciudad crea guetos de pobreza con todas las limitaciones y barrios privados con todos los servicios a su alcance, pero no alcanzarán las murallas para seguir privatizando las ciudades.
El suelo urbano se capitaliza cada día más producto del trabajo del conjunto de la sociedad llevando los servicios y el latifundista urbano solo espera el trabajo ajeno para que su tierra se valorice cada día más y más.