“Freedom”, la vida de George Michael
No es una epitafïo, es un recuerdo de días felices.
La pasada Navidad, mientras sabe dios cuántas personas cantaban en karaokes de todo el mundo el Last Christmas que él compuso, George Michael murió a los 53 años en su casa de Oxfordshire, debido a una cardiopatía combinada con una dolencia hepática.
Las reflexiones sobre el año fatídico y las especulaciones sobre las causas del fallecimiento de George sacaron fuera de plano una circunstancia: que al autor de Faith le había sorprendido la muerte mientras trabajaba en su último gran proyecto, un documental sobre su vida y obra dirigido por él mismo.
La película, que se encontraba prácticamente terminada, quedó en stand-by hasta este fin de semana, en el que varias cadenas de televisión lo estrenaron de manera simultánea.
"Freedom" no se concibió para ser un epitafio. Por eso, quienes hablan de Georgios Kyriacos Panayiotou, que cambió su nombre greco-chipriota para convertirse en estrella, lo hacen felices, entre risas. Elton John, Stevie Wonder, Mark Ronson, JeanPaul Gaultier, Tony Bennett, Naomi Campbell, Liam Gallagher, Tracey Emin, Nile Rodgers o Ricky Gervais hablan a cámara del impacto que supuso George en sus vidas.
Sus testimonios se completan con las escasísimas entrevistas que el músico inglés ofreció a lo largo de su vida y, sobre todo, por los comentarios que dejó grabados antes de morir. Con todas esas piezas, "Freedom" dibuja una imagen cariñosa de una de las figuras más relevantes de la música de las últimas décadas.
Alguien que consiguió un éxito abrumador y que, precisamente por ello, nunca fue tomado del todo en serio por una parte del negocio musical. Un éxito con el que soñó desde niño y que, una vez conseguido, se convirtió en su peor pesadilla. "Tenía un anhelo desesperado de ser amado y respetado, de lograr el éxito", confiesa al comienzo del documental. Habla Michael de sus inicios con Wham!, el dúo que formó junto a Andrew Ridgeley y que puso a bailar al Reino Unido en medio de la grisura del thatcherismo de los 80: Club Tropicana, Young Guns (Go for It!), Wake me up before you go-go.
"Transmitíamos felicidad porque éramos felicidad", sentencia George en un momento y da la clave de aquel momento en que parecía que la única actitud posible era la del ceño fruncido. El éxito de Wham! vaticinaba que George podía alcanzar logros mayores en solitario. Y así fue: Su primer disco en solitario, Faith (1987), hizo que Michael lograse varios hitos históricos, como conseguir que un músico blanco sonase en las emisoras estadounidenses de música afroamericana, junto a Luther Vandross o Bobby Brown.
Incluso llegó a ganar dos premios en los American Music Awards destinados hasta entonces a solistas negros. Aquel acercamiento de un músico blanco a la tradición sonora negra, que Liam Gallagher señala que es como la de un "Elvis moderno", dejó de ser bien vista. Se habló de "apropiación cultural" y en el documental aparece Gladys Knight preguntándose que hacía ese chico blanco robándole el protagonismo a quien de verdad lo merecía.George Michael nunca entendió bien esas reticencias, igual que tampoco asimiló del todo el éxito de aquel primer disco. "Mientras Faith triunfaba, me sentía fuera de control", confiesa en un momento del documental. "La música era una amante muy controladora", dice al rato, para luego comparar la publicidad agresiva de aquella época con "una forma de prostitución".
“Transmitíamos felicidad porque éramos felicidad”. George Michael.