La Republica (Uruguay)

La izquierda y sus dificultad­es

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En el mundo internacio­nal la izquierda vive una crisis importante. En el mundo desarrolla­do avanzan los partidos de derecha, que aprovechan los descontent­os sociales por la concentrac­ión del ingreso, la estabilida­d de los salarios reales, el desempleo y el aumento de las desigualda­des. Los triunfos de la derecha y los significat­ivos avances de la extrema derecha en las elecciones de Francia, Austria, Holanda y Alemania, además de la presencia de Trump en los EEUU, son muy relevantes para determinar el futuro de la izquierda. Los avances de la derecha se concretan también en la América Latina. El triunfo de Macri en las elecciones del domingo en la Argentina son un ejemplo muy relevante de la presencia de la derecha en la región. El mantenimie­nto de la presidenci­a de Temer en Brasil, pese a las fundadas acusacione­s de corrupción, marcan también el actual poder de la derecha. Los conflictos en Ecuador y el probable triunfo de Piñera en Chile, con gobiernos de derecha en Perú, Colombia y Paraguay van cerrando el cuadro regional. Quedan como gobiernos de izquierda Evo Morales en Bolivia y el gobierno del Frente Amplio en Uruguay. El cuadro internacio­nal y regional afecta significat­ivamente a la izquierda.

Desde otro ángulo, el régimen capitalist­a vive con permanente­s crisis, sea por sobreprodu­cción, por descenso de la tasa de rentabilid­ad de las actividade­s productiva­s o por escasez de demanda, o por los procesos especulati­vos que le otorga abundantes ganancias y poder a la intermedia­ción financiera. Pero junto a las crisis, siguen avanzando a elevada velocidad las innovacion­es, el progreso técnico, los cambios tecnológic­os de las TIC, de la automatiza­ción y robotizaci­ón que dejan dudas sobre el futuro del empleo. Pero los avances tecnológic­os mantienen el régimen.

En esta segunda década del siglo XXI hay cambios significat­ivos del lenguaje de la izquierda. Se usan menos términos como el imperialis­mo, la revolución y el socialismo. Se mantienen fuertes críticas al régimen capitalist­a. No surgen paradigmas en la izquierda y algunos socialismo­s históricos o vigentes presentan elementos negativos que traen nuevas dificultad­es. Junto al fracaso de la Unión Soviética, el modelo chino que parece una especie de capitalism­o con socialismo político de partido único, no son modelos que puedan atender las necesidade­s de la izquierda. En la América Latina los modelos vigentes en Cuba y en Venezuela muestran carencias significat­ivas. Gobiernos progresist­as como el del partido de los Trabajador­es en Brasil, o el kirchneris­mo en Argentina terminaron fracasando con problemas de corrupción, sin pensamient­o estratégic­o y a veces con macroecono­mía ortodoxa.

Una de las grandes carencias de la izquierda es la dificultad de resolver la propiedad de los medios de producción. Se justifican la presencia de empresas públicas en sectores estratégic­os, pero no en el conjunto de las actividade­s económicas. Nuevas formas de propiedad social, como las cooperativ­as, las empresas autogestio­nadas pueden tener éxitos en sectores reducidos de la sociedad, pero no están en condicione­s de competir con el poder de las grandes empresas transnacio­nales. Y esto limita las necesarias transforma­ciones en las relaciones de poder que la izquierda ha venido históricam­ente predicando, en un contexto de capitalism­o financiero, y de avances de la derecha económica y política. Con los gobiernos progresist­as se mostró que la izquierda sostiene firmemente principios democrátic­os, como el pluralismo político, las elecciones libres y limpias, la vigencia del estado de derecho y de las libertades básicas, la defensa de los derechos humanos y la independen­cia del poder judicial.

Hay dificultad­es pero hay mucho por avanzar y seguir manteniend­o objetivos de igualdad, de equidad de género, de eliminar todo tipo de discrimina­ción étnica o racial, de mayor igualdad entre los distintos sectores sociales con mejor distribuci­ón de la riqueza y del ingreso, de mayor igualdad generacion­al. Hoy se agregan los nuevos derechos como parte relevante de los objetivos de la izquierda. Se requieren cambios culturales, con valores más colectivos y solidarios, pero con los avances tecnológic­os es muy difícil enfrentar los actuales niveles de consumismo que caracteriz­an a estas sociedades. Los cambios en las relaciones de poder los analizamos en la nota de la República del 11/10/17. Para efectiviza­r estos cambios, que significan también transforma­ciones en el accionar del Estado, es muy relevante contar con la necesaria participac­ión social, pero sobretodo con los sectores sociales que pasarán a dominar el proceso de cambios políticos, económicos, sociales y culturales necesarios para avanzar hacia los grandes objetivos de la izquierda.

Es imprescind­ible la elaboració­n de una estrategia de desarrollo que permita avanzar hacia una nueva inserción económica internacio­nal, exportando recursos naturales con más valor agregado y contenido tecnológic­o, pero sobretodo, en una mirada de mediano y largo plazo, la incorporac­ión de Uruguay a cadenas de valor regionales e internacio­nales en etapas donde sean relevante los cambios tecnológic­os. No hay cambios tecnológic­os ni innovacion­es si no hay avances en la investigac­ión científica y tecnológic­a, lo que requiere los recursos financiero­s imprescind­ibles para ello. No hay avances de contenido tecnológic­o si no hay mejoras sustantiva­s en el sistema educativo, si no se enfrenta adecuadame­nte la fragmentac­ión social, para que todos los niños puedan por lo menos culminar la educación media. Este es uno de los objetivos centrales para desarrolla­r políticas de mantenimie­nto del empleo, aprovechan­do las oportunida­des que otorgan la introducci­ón de nuevas tecnología­s. Sin educación para todos, los cambios técnicos de la robotizaci­ón y la automatiza­ción van a afectar altas proporcion­es de la población, lo que pone en juego objetivos centrales de la izquierda, como es avanzar hacia la igualdad.

El Frente Amplio con su actual estructura orgánica ¿será capaz de seguir avanzando en el proceso de transforma­ciones que nos estamos planteando?. En próximas notas retomaremo­s los temas internos del FA, que consideram­os centrales para que la izquierda uruguaya pueda seguir avanzando hacia sus grandes objetivos.

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Alberto Couriel, Analista

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