El retorno del “Cavaliere” en la política italiana
A los 81 años parece que no quiere retirarse.
“El cementerio de aspirantes a sucesor de Berlusconi está lleno pero él no tiene intención de retirarse y el partido, siendo suyo, no puede echarlo”.
Tiene 81 años, una salud delicada y las cuentas corrientes más que saneadas, pero ni la justicia ha conseguido jubilar para siempre a Silvio Berlusconi.
El ex ‘Cavaliere’ ha vuelto -si es que alguna vez se fue- y lo hace, según sus propias palabras, para salvar al país de los populistas del Movimiento 5 Estrellas (M5E). El líder de Forza Italia celebró ayer el triunfo de la coalición de centroderecha liderada por su partido en las elecciones regionales de Sicilia.
Una victoria que tiene el sabor de un aperitivo. La próxima primavera, Italia celebrará elecciones legislativas y el éxito en Sicilia, considerada un barómetro que permite predecir escenarios futuros, podría animar al político conservador a repetir la alianza a nivel nacional. Sus compañeros de viaje no son unos desconocidos. Giorgia Meloni, líder de Fratelli di Italia, fue ministra en su último Ejecutivo y es quizá la más interesada de los tres en que su pequeño partido, prácticamente sin relevancia a nivel nacional si no es en coalición con otras formaciones de derechas, pueda aspirar a una parte del pastel.
Pero el problema más importante de Berlusconi no es convencer a su ex delfín, sino a Matteo Salvini, líder de la Liga Norte, socia histórica del político y empresario milanés. Un matrimonio de conveniencia que no será sufi- ciente para garantizarle el poder, según Marco Tarchi. El politólogo sostiene que el futuro político de Berlusconi pasa por resucitar el ‘Pacto del Nazareno’, el acuerdo alcanzado en 2014 entre el magnate y Matteo Renzi para llevar a cabo el plan de reformas estructurales impulsadas por el entonces primer ministro, y rechazadas en referéndum.
“En este caso, la alianza con el centroderecha se romperá y la Liga Norte pasará a la oposición y se intentará acercar al M5E”, asegura Tarchi.
La campaña electoral regional que Berlusconi lideró en primera persona se saldó con un 16% de votos para su partido, el triple de los obtenidos por Salvini, pero la mitad de los que obtuvo el M5E. Con un centroizquierda que pasa por sus horas más bajas, divido, como casi siempre en Italia, e inmerso en una guerra fratricida para mover de su sillón a Renzi, secretario general del Partido Democrático (PD), para Berlusconi esta vez el enemigo no es la izquierda sino los ‘indignados’ italianos. La formación ‘anticasta’ fundada por Beppe Grillo, que se define como un movimiento post-ideológico, fue el partido más votado en solitario en los comicios sicilianos y es, en la práctica, el primer partido de Italia. Pero la Ley Electoral recientemente aprobada favorece las coaliciones, lo que complica el acceso al poder de la formación ‘grillina’, contraria a buscar aliados. Los ‘grillini’ reconocen ser la única alternativa a Berlusconi y consideran al anciano político su principal rival.
El desprecio al liderazgo de un cada vez más cuestionado Renzi llegó hasta tal punto que Luigi Di Maio, el candidato del M5E, primero propuso enfrentarse en un debate televisivo al líder progresista y después canceló la invitación, poniendo en cuestión el futuro del secretario del PD al frente de su partido. Gobernar desde la sombraEl ex Cavaliere está inhabilitado para ejercer cargos públicos hasta 2019 como consecuencia de su condena por evasión fiscal.
El Tribunal de Estrasburgo se reunirá en los próximos días para examinar el recurso interpuesto por el político pero no se espera que la sentencia llegue antes de las elecciones.
Giovanni Orsina, profesor en la Universidad LUISS de Roma