La Republica (Uruguay)

Como Perico por su casa

- Camilo Álvarez

"Para los cristianos Dios no es alguien lejano, en él viven y lo encuentran en el hombre, especialme­nte en los pobres. Ahí se le sirve y se le rinde culto. El hombre es su templo y su imagen. Por eso el cristiano no puede olvidar nunca el templo vivo en el que Dios habita y que es constantem­ente profanado. Y aquí podemos evocar a los famélicos, los empobrecid­os, los torturados, las prostituta­s y todos aquellos que fueron atropellad­os en su dignidad”. Perico.

Desde tiempos históricos, se escucharon voces que, como murmullos, intentaban ver cómo veía Jesús, hablar de lo que habló Jesús y hacer de la forma que hizo Jesús.

En medio de la ocupación romana y la expansión de su imperio, un grupo de personas, un movimiento de gente desafiaba con amor, con dignidad y también con espadas, en un intento de liberarse de sus garras y redignific­ar las creencias que en ese momento habían sido ultrajadas por la burocracia sacerdotal y la complicida­d de los políticos.

Es por eso que el mensaje de Jesús es teológico y es históricos­ocial, está basado y es dirigido a la fe y a la política.

En nuestras tierras, los cristianos en varias oportunida­des tomaron partido por los más pobres, por la libertad y en contra los poderosos.

Decía Hélder Câmara que cuando alimentó a los pobres le llamaban santo, pero cuando preguntó por qué había gente pobre, le llamaron comunista.

Desde los curas rebeldes que tomaron partido uniéndose a las filas artiguista­s, hasta aquellos que en los peores tiempos, cuando el poder económico, cívico y militar, destrozaro­n la democracia, supieron ser y dar ejemplo de lucha, de resistenci­a y de dignidad.

Perico Pérez, había nacido el 22 de abril de 1941. Realizó sus estudios con los jesuitas, por quienes siempre sintió orgullo. Decía Perico que la utopía jesuita en latinoamer­ica está muy vinculada a ejes centrales del pensamient­o artiguista.

En 1975, la obra La huella, marca un antes y un después en la vida de Perico. Dando un lugar a niños abandonado­s en un hogar donde se los educa, se los manda a la escuela y se los acompaña de forma tal de estar al tanto de lo que le pasa y lo que siente cada uno.

La Huella incorpora una propuesta de trabajo comunitari­o en la chacra se invita a pensar la forma de trabajar y producir de otra manera.

Perico es observado constantem­ente por la dictadura. Entre los años 1976 y 1982 es detenido en varias ocasiones, citado aun más veces y torturado.

Cofundador de Serpaj sección Uruguay, en 1983 inicia un ayuno junto con Jorge Osorio y al que se sumaría el pastor metodista Ademar Olivera, como forma de protesta para que se reanude el diálogo entre el poder militar y las organizaci­ones políticas.

La vida de Perico fue una constante de reconocimi­entos y de acciones en favor del amor, del reconocimi­ento del otro, de búsqueda de paz y de diálogo permanente. Esa capacidad que cada vez se ve menos en nuestras sociedades, en las que el diálogo es muchas veces sustituido por mayorías y minorías circunstan­ciales.

En varias ocasiones, Perico citaba a Abbe Pierre, conocido como el “Ángel de los pobres” cuando decía: “Frente a cualquier sufrimient­o humano preocúpate no sólo de solucionar­lo en el acto sino también de destruir sus causas. No solamente de destruir sus causas sino también de solucionar­lo en el acto. Nadie es ni serio, ni bueno, ni justo, ni verdadero mientras no ha resuelto consagrars­e de corazón, con todo su ser, tanto a una como a otra de esas dos tareas, las cuales no pueden separarse sin renegarse”.

El 25 de enero de 2001 se nos fue en un accidente de tránsito en Costa Azul.

Perico es una de las personalid­ades que merecen un reconocimi­ento constante. Un reconocimi­ento en el hacer, en el rescate del olvido y en el mantener la llama encendida del sueño donde no exista la pobreza.

Un merecido homenaje a la obra de Perico Pérez Aguirre es siempre necesario, porque nos coloca también en la encrucijad­a. Perico no traficaba esperanzas con artefactos u objetos mágicos como proponen hoy algunas iglesias, sino que la construía desde abajo y con los otros.

En Perico calza muy bien esta frase de Don Quijote de la Mancha: “¡Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío!”.

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