Un editorial de El País, ¡quién lo diría!
Sería absurdo entrar a debatir acerca de la conducta política de tres grandes uruguayos como fueron Benedetti, Galeano y Viglietti. Solamente cabe poner las cosas en su lugar. Que a la escritora Mercedes Vigil le asiste el derecho a opinar como más le dé la gana, no es motivo de alarma. En cambio, el editorial de El País del 9-11-2017, busca revancha contra tres intelectuales muertos, quienes hicieron más por Uruguay que todas las páginas del citado periódico.
El País tiene razón que los mencionados mostraron simpatía por la vía armada, en especial Benedetti yViglietti; Galeano se cocina aparte. Sin embargo, no se escondieron ni obligaron a nadie para que tomaran las armas, en todo caso, contribuyeron a crear conciencia. En los años sesenta y setenta, la izquierda uruguaya era claramente pro socialista, lúcida en un aspecto neural: si se pretendía imponer ese modo de producción había que hacerse del Estado. Es aberrante descontex-
tualizar la preferencia política de los citados intelectuales. Fueron años en que la mayor parte del mundo vivía en el socialismo y muchos otros, sostenían estrechos vínculos con la URSS y China.
Hacer públicas sus preferencias, o hayan apoyado alguna acción directa, es coherencia, y en el caso de Benedetti, quien presidió el 26 de Marzo. No obstante, el editorial citado los acusa de envenenar a la juventud, al igual que Sócrates. Además, repiten la misma frasecita machacona y sin luz: “apología de la violencia guerrillera”. Se colige que lo opuesto al capitalismo es “apología de la violencia”, entonces, los millones de muertos para imponer al imperialismo gringo, es justicia divina. Ahí estáVietnam para echar luz donde hay sombras.
Se equivoca El País, estos tres grandes hombres son reconocidos mundialmente no por esa“apología”, sino por su arte y el contenido de sus expresiones (musical uno, literaria los otros
dos). Han sido premiados, celebrados e invitados a expresar sus ideas en gran parte del planeta y, sobre todo, están en el corazón de muchos, muchísimos uruguayos.
En lo personal, tengo especial debilidad por Mario, quien se enfrentó gallardamente al otro Mario (hoy, justo premio Nobel) en un debate que dio cuenta del enorme sustento de sus opiniones. El tema circulaba en torno a si los escritores debían cargar políticamente sus cuartillas. Era obvio que pluma desarmadas, es como besos sin amor.
Empero, si existe algo asombroso en esta escaramuza, es la intención derechosa de un periódico con muchos años vendiendo casas y coches usados, que evidencian la realidad del paisito donde la derecha sigue ostentando su victoria sobre una izquierda desvirtuada, deshilachada, transformada en posición singularmente light.
Finalmente, a la guerrilla (lo que acusa el tabloide de marras) no la inventaron ni cubanos ni
tupamaros, fueron los iberos cuando enfrentaron a las legiones romanas. Es hora de restarle la carga peyorativa a ese método de lucha; forma de confrontar al Imperio norteamericano, que actuaba al interior de los ejércitos nacionales. Entre los grandes guerrilleros descuella el Che Guevara, quien sigue ocupando un lugar en la historia como hombre excepcional. Ninguna diatriba podrá empañar la calidad humana y política de alguien cierto en lo que hoy empieza a resurgir: no hay futuro para la humanidad en el capitalismo. Asimismo, otra razón a considerar: que la primera experiencia socialista haya fallado, no significa que ese modo de producción sea un yerro. Finalmente, el capitalismo nació en el siglo XVI, se fortaleció a inicios del XIX y se hizo dominante a finales de ese siglo.
Nota: Felicitaciones sinceras a mi amigo Pedro Giudice por merecer el premio literario Juan Carlos Onetti.