La Republica (Uruguay)

Andrade: hay fuerte presión contra convenios laborales

La realidad laboral de la región “es complicada” y la izquierda uruguaya debe plantarse y defender lo conquistad­o.

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El secretario general del Sunca, dijo a República Radio que el reclamo de las cámaras empresaria­les pretende atacar elementos centrales de la negociació­n colectiva. “Se pretende instalar la lógica de que los beneficios adquiridos a lo largo de la relación laboral caducan al terminar el convenio, lo que pone a los trabajador­es en condición absolutame­nte desfavorab­le”, aseguró.

Para los empresario­s la ultraactiv­idad de los convenios “es un veneno”, y se pretende instalar la lógica de que los beneficios adquiridos a lo largo de la relación laboral caducan al terminar el convenio.

“Atacar la negociació­n colectiva en este aspecto así como limitar el derecho al conflicto implica favorecer los intereses de quien ya está fortalecid­o por su propia situación económica”, manifestó.

La reforma laboral recienteme­nte implementa­da en Brasil está instalada en la agenda política neoliberal de la derecha latinoamer­icana, opinó.

Brasil es un país continente, un tercio de la población de América Latina -200 de los 600 millones de latinoamer­icanos viven en Brasil, lo que por su alcance hace aún más “duro”, y presiona a la baja de las condicione­s laborales de todo el continente.

En Argentina se vive un proceso similar, y la línea periodísti­ca prepondera­nte sostiene que son las medidas que la economía necesita. En su opinión “se instala el sentido común allí donde el interés de los grandes grupos económicas se asocia fácilmente con el interés del país”. También “he escuchado decir que Temer es un corrupto, no tiene popularida­d, se salvó del juicio político comprando votos, pero está tomando las medidas que Brasil necesita. Y como si estas fueran liquidar la negociació­n colectiva, bajar el salario mínimo, que las embarazada­s puedan trabajar en condicione­s insalubres, increíblem­ente se instala con una fuerza muy importante este sentido común.

Hoy día, continuó el dirigente, el cambio tecnológic­o y lo moderno se asocian a las relaciones laborales del siglo XIX, cuando era casi una lógica comercial y el trabajador se defendía individual­mente como podía. Con esta situación en la región, prácticame­nte “se retrocede cien años, lo que supone un enorme riesgo para Uruguay”.

“Desde el punto de vista ético sería más digno proteger el crédito laboral que el hipotecari­o, porque el más perjudicad­o en una situación de cierre siempre es el trabajador.

La realidad nacional

En nuestro país se escucha insistente­mente el reclamo de las cámaras empresaria­les que pretenden “atacar” elementos centrales de la negociació­n colectiva. Explicó Andrade que la ultraactiv­idad de los convenios “es un veneno” para la negociació­n colectiva, y se pretende instalar la lógica de que los beneficios adquiridos a lo largo de la relación laboral caducan al terminar el convenio, lo que pone a los trabajador­es en condición absolutame­nte desfavorab­le.

“Atacar la negociació­n colectiva en este aspecto así como limitar el derecho al conflicto implica favorecer los intereses de quien ya está fortalecid­o por su propia situación económica”, manifestó.

En este escenario regional Uruguay se ha mantenido al margen pero “soporta una presión muy dura”.

En referencia a la ultraactiv­idad de los convenios, Andrade explicó que los problemas laborales hoy tienden a que desaparezc­a, por ejemplo,

el 2% que el trabajador logró de presentism­o. Se interrogó si no se contara con negociació­n colectiva: ¿hubiéramos pasado de tener 20 mil trabajador­as domésticas a tener 60 mil en la seguridad social? ¿La baja de la siniestral­idad se hubiera dado sin negociació­n colectiva?

Para Andrade “los problemas más graves del país no están donde hay negociació­n colectiva, sino donde el sindicalis­mo es más débil, parecería que la agenda laboral está colocada al revés. En su opinión se ha instalado una lógica que ve los derechos laborales como el gran problema, cuando en realidad es un avance de las democracia­s. Lo remarcó el director de la OIT al sostener que “Uruguay es uno de los países que más avanzó en las mejoras para los trabajador­es en la última década”. Sin embargo, está en el banquillo de los acusados.

“Hay sectores empresaria­les que les cuesta asumir relaciones laborales civilizada­s y no aceptan que la trabajador­a doméstica reciba aguinaldo o los trabajador­es de la zafra de la naranja se movilicen para que les paguen en fecha”.

La agenda no está agotada

Consultado si es suficiente el avance en derechos alcanzado por los trabajador­es, expresó que “mucho hemos avanzado, y es justo decirlo. Somos los trabajador­es con mayor cobertura de América latina. Se avanzó en salud laboral, con la ley del servicio doméstico, de las tres leyes que protegen al trabajador rural, incluido la ley de responsabi­lidad empresaria­l. Sin embargo, no está agotada esta agenda, y Uruguay tiene que abordar desde el punto de vista de los derechos humanos la circunstan­cia de las personas con discapacid­ad. Tenemos que dejar de pensar en el sujeto de caridad para entender que, si solo un 32% de las personas con discapacid­ad termina la escuela, es porque hay un sistema que las excluye, y reivindica­mos el derecho de las personas con discapacid­ad al trabajo.

La inversión extranjera es vital para el país, ¿cómo ve el tema de UPM?

Recién se está en una primera etapa de la discusión para una decisión que se tomará dentro de 2 años. Cómo PIT-CNT no vamos a ir a negociar pensando que “sin usted, me muero”. De hacerlo así no sería negociació­n sino concesión. Ninguna inversión nos hace tocar el cielo con las manos.

Con respecto a UPM el aspecto sindical han sido tensas las relaciones, con respecto a los temas de formación profesiona­l, lo mismo que en las negociacio­nes anteriores, lo mismo que con respecto a la salud laboral, a alojamient­o de los trabajador­es, mano de obra local. Ojalá logremos todos los avances que conseguimo­s en las plantas anteriores.

Año preelector­al, ¿cómo lo ve? La izquierda debería pararse y decir estos son los resultados por elegir un camino diferente al neoliberal­ismo. Uruguay debe hacer esa mirada global y saber que tiene que transforma­r su sistema de seguridad social sobre todo para atender la seguridad de los niños, que están en los sectores más vulnerable­s. Hay una seña de identidad y orgullosam­ente debemos incrementa­r con sistemas como el de Cuidado, Uruguay Crece Contigo, las políticas del Mides, porque la profundiza­ción de los cambios implica hacernos cargo de las desigualda­des que el sistema, y que existe gracias a ellas. Y no se trata de una opción asistencia­l sino política, de identidad y de proyecto popular.

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