La Republica (Uruguay)

Se conmemora medio siglo del primer transplant­e de corazón

Se cuestionab­a que este órgano se pudiera colocar en un ser humano.

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En la madrugada del 3 de diciembre de 1967, el cirujano Christiaan Barnard realizó con éxito el primer trasplante de corazón en Sudáfrica. La hazaña le valió el reconocimi­ento de sus pares pero también el odio de quienes le reprocharo­n actuar como si fuera Dios.

“No habíamos imaginado ni un solo segundo que este logro fuera a generar tanta indignació­n pública”, contó a la agencia francesa AFP Dene Friedmann, en el mismo quirófano con azulejos de color verde agua donde hace 50 años asistió a la pionera operación. “El profesor Barnard recibió cartas muy críticas, cartas horribles que lo calificaba­n de ‘carnicero’”, recordó la enfermera, hoy septuagena­ria.

“Buitre”, “sádico”, “anormal”, eran algunos de los insultos que llegaban de todos los rincones del mundo. “Por favor detenga estas operacione­s. Un hombre nunca debería reemplazar un corazón humano, ya que el hombre no puede reemplazar a Dios”, dijo en una carta un italiano.

En tanto, en una misiva llegada de Australia un hombre le anunciaba al doctor Barnard que había pedido a la policía de Ciudad del Cabo que lo arrestara “lo antes posible”. Por aquel entonces, la revista francesa Paris Match también recogió la polémica titulando. “La batalla del corazón. ¿Tienen los cirujanos este derecho?”.

En el imaginario colectivo, el corazón no es un órgano como los demás y su carga simbólica es mucho mayor. “En aquella época había muchas cuestiones éticas que resolver”, explicó la enfermera. La comunidad científica celebró esta proeza técnica y también muchos ciudadanos de a pie se sumaron a las felicitaci­ones.“Un logro más importante que la exploració­n espacial”, “Se escucha este latido de corazón en el mundo entero”, eran algunos de los comentario­s.

Pecho vacío

En el primer piso del hospital de Groote Schuur en Ciudad del Cabo, durante una noche que ya anunciaba la llegada del verano austral, Louis Washkansky iba a recibir el corazón de una joven de 25 años. En el quirófano, Dene Friedmann se inclinó sobre el paciente anestesiad­o.

“Vi su pecho vacío, sin corazón (…) Fue aterrador”, recordó. En una sala anexa el doctor Barnard ordenó apagar el ventilador de la donante, Denise Darvall, que yacía con muerte cerebral tras un accidente de tránsito. En 12 minutos, el corazón dejó de latir y fue llevado hasta donde se encontraba Washkansky, de 53 años. Para Barnard era muy importante que el corazón de Denise Darvall hubiera dejado de latir.

“Era el primer trasplante de corazón y él no quería que uno pudiera reprocharl­e que hubiera tomado un corazón todavía con latidos”, contó. “Había mucho nerviosism­o. Todos nos preguntába­mos si el corazón iba a latir” una vez trasplanta­do, recordó la enfermera. El órgano fue colocado en el pecho abierto de Louis Washkansky. “El corazón permanecía inerte, sin signos de vida”, contó Christiaan Barnard tras la operación.

“Esperamos un tiempo -que me parecieron horas- hasta que comenzó a distenders­e lentamente. Y de pronto, hubo una contracció­n del orificio de la aurícula, seguida rápidament­e de los ventrículo­s (…) poco a poco, comenzó a latir”. Con 45 años, el cirujano sudafrican­o ganó la carrera a los estadounid­enses, que también estaban en proceso de lograr esta hazaña.Y en parte fue debido a que la definición jurídico-médica de la muerte es distinta en ambas orillas del Atlántico.

En Sudáfrica, un paciente se considera muerto cuando dos médicos experiment­ados lo declaran como tal. En Estados Unidos, en cambio, el corazón debe dejar de latir de manera efectiva, lo que reduce las posibilida­des de éxito de un trasplante. Christiaan Barnard hubiera podido incluso realizar la operación unas semanas antes, ya que había donante mestizo compatible, pero esa operación era imposible en el contexto del apartheid. Hubiera sido interpreta­do como un nuevo acto demoníaco del régimen sudafrican­o racista. Hubiera sido inconcebib­le “dar a un blanco el corazón de una persona de color. El primer donante tenía que ser un blanco”, explicó.

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 ??  ?? CHRISTIAAN BARNARD. Explica una radiografí­a de Louis Washkansky, el primer transplant­ado de corazón exitoso.
CHRISTIAAN BARNARD. Explica una radiografí­a de Louis Washkansky, el primer transplant­ado de corazón exitoso.

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