Militantes antinucleares recibieron en Suecia el Premio Nobel de la Paz
“¿Será el fin de las armas nucleares, o acaso será nuestro propio final?”.
Los militantes antinucleares alertaron ayer que la destrucción de la humanidad puede depender simplemente de que alguien “pierda los estribos”, al recibir el Nobel de la paz 2017 en un contexto de crisis en Corea del Norte, antes de que los demás Nobel fueran entregados en Estocolmo.
“¿Será el fin de las armas nucleares, o acaso será nuestro propio final?” se preguntó Beatrice Fihn, directora de la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN), durante la ceremonia de entrega del Nobel en Oslo. La ICAN, que agrupa a unas 500 ONG en un centenar de países y lleva años alertando del peligro que constituye este tipo de armas, recibió el premio en presencia de varios supervivientes de los bombardeos estadounidenses de Hiroshima y Nagasaki, que dejaron 220.000 muertos hace 72 años.
La entrega de este Nobel se
produce este año en un contexto en que las tensiones en la península coreana alimentan los temores de una guerra. Pyongyang ha multiplicado en los últimos meses sus ensayos nucleares y disparos de misiles, intercambiando belicosas amenazas con Donald Trump, quien ordenó maniobras militares en la región.“La manera racional de proceder es dejar de vivir en condiciones en las que nuestra destrucción sólo depende de que alguien pierda los estribos” dijo Fihn, al exhortar a que el mundo se deshaga de sus armas nucleares.
La ICAN registró una importante victoria cuando Naciones Unidas aprobó en julio un nuevo tratado que las prohíbe. El documento, adoptado por 122 países a pesar de la oposición de las nueve potencias nucleares, podría tardar años en entrar en vigor, pues tiene que ser ratificado antes por, al menos, 50 firmantes.
De momento, sólo tres países --Santa Sede, Guayana y Tailandia-- han ratificado el Tratado.