La Republica (Uruguay)

Peñarol: pocos y buenos refuerzos, el secreto del éxito en la Copa 2011

Con la inminente llegada de Forlán y la base del equipo campeón, el hincha se ilusiona con la sexta.

- Gerardo Bassorelli

El éxito en el segundo semestre 2017 vino a confirmar una máxima del fútbol que Peñarol pocas veces aplicó en los últimos años: los refuerzos deben ser pocos pero buenos. Por el contrario, lo normal en el club carbonero era traer 14 o 15 jugadores cada 6 meses, de los cuales apenas uno o dos demostraba­n un nivel adecuado.

Ahora se viene la Libertador­es 2018 y Peñarol llega a esta Copa con la base de un equipo campeón que demostró un nivel muy alto en varios partidos del semestre. Es casi unánime la opinión en el sentido de que con este equipo y algún buen refuerzo, el aurinegro estará en condicione­s de encarar la Libertador­es con pretension­es de llegar lejos.

La referencia debería ser la Copa del 2011, cuando el equipo llegó hasta la final. ¿Cómo se armó ese plantel? ¿Había ya una base y se le agregaron pocos refuerzos o se armó un equipo totalmente nuevo?

En este informe repasaremo­s cómo se armó Peñarol para la Libertador­es 2011 que terminó siendo exitosa y cómo lo hizo para las siguientes Copas en las que fracasaría una y otra vez.

Hay que aprender del pasado para no repetir los mismos errores.

Así se armó para la Copa 2011

El secreto del éxito en 2011 estuvo en afrontar la Copa con la base de un equipo que el DT ya conocía y agregarle pocos pero buenos refuerzos como lo fueron Valdez, Aguiar, Freitas, Urreta, Mier y Juan Manuel Olivera.

Peñarol con Aguirre arrasa en el Clausura 2010 a mitad de año (y gana las finales), jugando con Sebastián Sosa al arco, Matías Aguirregar­ay, Alejandro González, Guillermo Rodríguez y Darío Rodríguez en el fondo,

Arévalo Ríos y Orteman en el doble 5, Urretavisc­aya y Gastón Ramírez por las bandas, Pacheco y Martinucci­o arriba.

Cuando Aguirre volvió seis meses después (verano 2011), se encontró con que la mitad de su equipo campeón del Clausura ya no estaba (Aguirregar­ay, Arévalo, Orteman, Urreta y Ramírez), aunque su lista de refuerzos incluyó el regreso de uno de ellos (Urreta).

¿Cómo armó Aguirre el equipo para la Libertador­es 2011?

En el plantel seguían Sosa (para el arco), González, Guillermo y Darío para el fondo, completánd­ose la línea final con la incorporac­ión de Carlos Valdez.

Ausentes Arévalo y Orteman (del equipo que seis meses antes había arrasado en el Clausura), rearmó el doble 5 con FreitasAgu­iar (llegados ambos en ese período de pases); en tanto que por las bandas confió en Corujo que ya estaba en el plantel y en Matías Mier, que llegó como refuerzo.

Para la ofensiva, seguía Martinucci­o y le sumó a Olivera, desplazand­o a Pacheco al banco.

Pasando en limpio, del plantel que cerró el 2010, para la Copa 2011 permanecie­ron: Sosa, Guillermo y Darío, González, Corujo, Martinucci­o, Pacheco, Albín, Domingo, Estoyanoff y Diego Alonso.

Fueron dados de baja o emigraron: Aguirregar­ay, Arévalo, Marcelo Sosa, Palacios, Solari, Pablo Castro, Jonathan López, Ramis y Mejía.

Los refuerzos fueron once en total: Carini, Valdez, Aguiar, Freitas, Urreta, Mier, Juan Manuel Olivera, Jhony Peralta, Edison Torres, Pastorini y Guevgueozi­an.

Para la Libertador­es 2012

El técnico era Gregorio Pérez que había dirigido el semestre anterior habiendo perdido el título del Apertura. Para el Clausura y Libertador­es 2012 contaba en el plantel con jugadores como Carini, Valdez, Darío, González, Freitas, Amodio, Cristóforo, Albín, Zambrana, Joao Pedro, Maxi Pérez, Zalayeta. La lista de refuerzos para encarar la Copa no entusiasma­ba demasiado: Lerda, Juan Alvez, “Milito” Silva, Marcel Novick, Estoyanoff y Mora.

Muy mala campaña tendría Peñarol en esa Libertador­es que ni siquiera terminó de dirigir Gregorio pues fue cesado tras perder los dos primeros juegos, el segundo por goleada 4-0 en el Centenario ante Nacional de Medellín.

Para la Libertador­es 2013

Jorge Da Silva llevaba un año como DT y venía de ganar el Apertura. Para la Copa 2013 ya tenía en el plantel a Bologna, Darío, Valdez, Macaluso, González, Novick, Cristóforo, Aureliano Torres, Grossmülle­r, Pacheco, Zambrana, Estoyanoff, Zalayeta, Olivera. Los refuerzos del “Polilla” para encarar la Libertador­es fueron bastante pobres: Baltasar Silva, Sebastián Píriz, Amado, Aguirregar­ay, Walter López, Carlos Núñez y Mauro Fernández.

Peñarol peleó el 2° puesto del grupo con Emelec pero no pudo clasificar, quedando 3° detrás de Vélez y los ecuatorian­os.

Para la Libertador­es 2014

En el verano 2014 fue cesado el “Tito” Goncalvez y llegó Fossati a dirigir al equipo. En el plantel que venía de fracasar en el semestre anterior estaban Juan Castillo, Bizera, Darío, Valdez, Macaluso, Gonzalo Viera, Mac Eachen, Baltasar Silva, Sandoval, Albín, Píriz, Marcel Novick, Aguiar, Pacheco, el “Japo” Rodríguez, Estoyanoff, Jonathan Rodríguez, Zalayeta, Carlos Núñez y Mauro Fernández. Los refuerzos para la Libertador­es fueron, nuevamente, de muy poca jerarquía: Pablo Lima, Paolo Hurtado, Orteman, Hernán Novick, Javier Toledo.

Para la Libertador­es 2016

Ausente en la edición 2015, Peñarol volvía a la Copa luego de haber ganado el Apertura en el segundo semestre 2015, pero durante el verano 2016 fue cesado Pablo Bengoechea, llegando Jorge Da Silva en su reemplazo. El plantel tenía a Guruceaga, Valdez, Guillermo Rodríguez, Mac Eachen, Aguirregar­ay, Diogo Silvestre, Gianni Rodríguez, Nández, Aguiar, los dos Novick, Valverde, Forlán, Albarracín, Ifrán, Palacios y Carlos Luque.

¿Qué refuerzos llegaron para la Copa? Rodales, Petryck, Nicolás Freitas, Tomás Costa, Maxi Rodríguez, Maxi Olivera, Murillo y Affonso. LKa mayoría pasarían por el club sin pena ni gloria.

Si algo queda claro de este repaso es que, para tener una buena Libertador­es resulta imprescind­ible encarar la misma con la base de un equipo que ya le haya dado buenos resultados al técnico, y a esa base agregarle pocos pero buenos refuerzos.

Traducido al Peñarol 2018: mantener la base del campeón 2017 y sumarle tres o cuatro refuerzos del nivel de Diego Forlán.

Con menos que eso, la sexta seguirá siendo una obsesión, pero nunca una realidad.

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