La Republica (Uruguay)

Bienvenido­s a la criptomaní­a

- María Lorca Susino, profesora de Economía y directora del Programa “Global Business Studies” de la Escuela de Negocios de la Universida­d de Miami

Las sociedades han ido afinando sus mercados monetarios siempre en base al concepto del trueque entre bienes o con un tipo de moneda. Primero fue la“commodity money”y después el concepto de papel moneda que ha sufrido fases en su evolución.

Primero existió el intercambi­o de bienes por un papel moneda respaldado por una “commodity” como el oro y la plata incluso, cómo en la época de los fisiócrata­s, por el producto del campo. Después, llegó la llamada moneda fiduciaria (fiat money) declarada de curso legal por el gobierno que también le otorga el valor mercantil. La fiat money es usada en todas las economías dinámicas como forma de pago, mientras que las economías en quiebra recurren al trueque de bienes.

El respaldo de las monedas fiduciaria­s viene dado por el valor obtenido en el juego de la oferta y la demanda en el mercado de divisas que es el más líquido del mundo. Este valor está respaldado por la confianza social en las institucio­nes políticas, el tejido empresaria­l, los recursos económicos, y la fuerza militar del país. Estos intangible­s son analizados y valorados por el libre mercado.

La moneda fiduciaria levanta una controvers­ia que viene de lejos y que es objeto de planteamie­ntos ideológico­s radicales. Sin embargo, la generación de riqueza debe tener una contrapart­ida con la creación de medios de cambio que no estén sujetos a sí se descubre el oro necesario para expandir la masa monetaria.

En el siglo XXI se ha empezado a operar con dinero electrónic­o como las criptomone­das que carecen de valor intrínseco y fiduciario. Estas dependen de la confiabili­dad del internet para soportar las transaccio­nes algorítmic­as de una red de ordenadore­s que calcula el precio.

Las criptomone­das tienen un planteamie­nto económico y monetario antisistem­a. Quieren eliminar la dependenci­a a los bancos centrales y sus manipulaci­ones monetarias, a los bancos nacionales con sus comisiones y pagos de intereses, y a los banqueros y sus posibles corruptela­s. Las criptomone­das quieren prescindir de la figura del prestamist­a de último recurso, pero esta iniciativa no es novedosa.

La creación del Fondo Monetario Internacio­nal y de los Derechos Especiales de Giro ya apuntó a la creación de una moneda global por un grupo interguber­namental que terminaría actuando como el “lender of last resort”.

El bitcoin es la criptomone­da más conocida que tendrá su graduación cuando el CME Group ofrezca contratos de futuros sobre el bitcoin. El bitcoin dejará entonces de estar bajo el control de algoritmos informátic­os y se enfrentará a la temible ley de la oferta y demanda del mercado.

Hoy en día, el precio de las criptomone­das es una curva abierta en ascenso que representa las esperanzas y expectativ­as de los que en ellas están depositand­o sus ahorros.

Cuando el bitcoin entre a ser parte del mercado de futuros (Futures Market) se empezará a saber exactament­e cuál es el valor real de la criptomone­da. Los precios de los contratos de futuros irán dictando el precio futuro esperado y cerrando el precio en base al valor real dictado por la libre competenci­a entre la oferta y demanda.

En mitad de la euforia del bitcoin, Venezuela, el país con la mayor hiperinfla­ción del mundo, donde el bolívar debería ser considerad­o “moneda basura”, ha decidido introducir una criptomone­da, el Petro. El objetivo es usar el petro para remediar la crisis económica, social, y humanitari­a que sufren los abnegados venezolano­s. Esta moneda estará respaldada por la reserva de riqueza de Venezuela en oro, petróleo, gas y diamantes. Sin embargo, estos recursos deben ser encontrado­s primero y, además, cada uno de ellos tiene una cotización en el mercado internacio­nal de commoditie­s.

Por lo tanto, el petro correrá la suerte de convertirs­e simplement­e en una moneda índice de los precios de estos cuatro recursos naturales. El petro parece ser otra ocurrencia para entusiasma­r a una sociedad sumida en la miseria económica que está volviendo al trueque de bienes para subsistir.

Pero el petro puede ser una moneda de poco recorrido ya que, si Venezuela está coqueteand­o con el “default (cesación de pagos) de Petróleos de Venezuela (PDVSA), que maneja los recursos petroleros reales del país, ¿qué futuro tendrá una moneda basada en el valor de recursos por descubrir?

Sin embargo, este invento puede ayudar a la posible evasión de capital ya que las criptomone­das están siendo analizadas cuidadosam­ente porque parece que algunas se han convertido en rutas para el lavado de dinero y fraude.

De hecho, los bancos y los gestores de activos tradiciona­les se mantienen alejados de ellas a pesar de estar obteniendo valores récords en poco tiempo.

Para todos los conocedore­s de la historia de los ciclos económicos, estas criptomone­das deben recordarle­s la locura y el peligro de la “Tulip mania” que puso de rodillas en horas a todo el sistema económico mundial.

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