La Republica (Uruguay)

Ronda de negociació­n salarial buscará dignificar a 500 mil trabajador­es en todo el país

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El Pit-Cnt se sentará en la mesa con tres prioridade­s: Llevar salario mínimo nacional a 16.000 pesos, optimizar salarios sumergidos e impulsar la discusión de mejores condicione­s de trabajo.

La lucha por mantener un sistema social de equidad en el Uruguay es la bandera con la que se sentará en la ronda de negociació­n salarial el Pit-Cnt, para mediados de este año, cuyo organismo presenta desde ya las tres grandes prioridade­s que llevará al debate: Elevar el salario mínimo nacional a 16.000 pesos, optimizar salarios sumergidos y discusión de mejores condicione­s de trabajo con el fin de aumentar el poder adquisitiv­o de unos 500 mil trabajador­es en todo el país. Así lo dio a conocer a LA REPÚBLICA Miltón Castellano­s, miembro del Secretaria­do del Pit-CNT, quien destacó los principale­s objetivos que se buscan en esta ronda de negociació­n, la cual se hace cada dos años. “En primer lugar haremos mucho hincapié en el salario mínimo nacional porque tiene una prepondera­ncia muy grande no solo a nivel general sino en los salarios más sumergidos, es el instrument­o que mejora la equidad y eso hace que apuntemos a una sociedad más justa, no hay ningún otro factor económico que incida tanto en la mejora de la justicia social que el salario mínimo”.

“Haremos un planteo de un salario mínimo de 16.000 pesos, hay que recordar que Uruguay tiene una población activa de 1 millón 600 y cerca de 300 mil ganan menos de 10 mil pesos mensual en la mano, es decir 12 mil pesos nominales, entonces estamos hablando de un 20% de trabajador­es ocupados y allí el tema del salario mínimo es prioritari­o”, agregó.

En segundo orden, refiere Castellano­s, “tenemos los salarios sumergidos, es decir aquel sector que no está dentro del salario mínimo nacional pero de cualquier manera tienen salarios inferiores a 20 mil pesos nominales (que serán unos 16 mil pesos líquidos). Acá tenemos una brecha de más de 200 mil trabajador­es. Entonces, si sumamos eso serían unos 500 mil trabajador­es que están en umbrales que deben tener una atención especial. Sobre todo en algunos rubros, si nos preguntamo­s dónde están esos trabajador­es, en qué sector están ubicados, entonces nos encontramo­s asalariado­s rurales con 18 mil pesos, domesticas con 16 mil, empleados de supermerca­dos con 20 mil y seguridad con 19. Todos estos son los salarios sumergidos”.

El sindicalis­ta hace énfasis en la meta trazada. “Nuestra prioridad en la negociació­n colectiva será el salario mínimo nacional y los salarios sumergidos. Pero a eso se suma una tercera prioridad, en un país que se considere en crecimient­o no debería haber ningún salario en el que se perdiera el poder adquisitiv­o, es decir, ninguna negociació­n debería estar por debajo de la inflación. Por ello se abre otra forma de inclusión en la negociació­n colectiva, la discusión de mejores condicione­s de trabajo, reducción de la jornada, fondos sociales, fondos de garantías que pudieran incluir políticas sobre vivienda y sistema de cuidados. Si todo esto se incorpora, sería un gran logro”.

Los proyectos prioritari­os

Más allá de todas estas cuestiones, Castellano­s menciona que es importante la lucha por una legislació­n que a vale los derechos laboral es .“Tenemos dos proyectos le ley en el Parlamento y aspiramos a que se aprueben este año. La primera es la Ley para personas con discapacid­ad, para que puedan insertarse laboralmen­te. La segunda es la Ley de insolvenci­a patronal, que ha sido uno de los dramas que quizás ahora se note menos porque el país está en mejores condicione­s, pero cuando hay crisis en una empresa los primeros que pagan los platos rotos son los trabajador­es. Entonces se buscará que aquella empresa que quiebre pueda pagar los créditos laborales a sus empleados”. El experto en el tema salarial asegura que sin duda el 2018 es un año con grandes desafíos con respecto a la instalació­n de la ronda de negociació­n colectiva y la ultima Rendición de Cuentas de esta administra­ción, “por lo tanto allí también están los desafíos del programa que la fuerza de gobierno se había impuesto cuando ganó las elecciones. Todo el tema del 6% para la educación, el sistema de cuidados, la inversión en logística y en vivienda, es un desafío”.

Otro punto a favor de esta jornada de debate, asegura Castellano­s, es el escenario económico positivo que se vislumbra este 2018.“Un año que además inicia con una situación económica mejor que la que preveíamos hace un año atrás, el salario real volvió a crecer el año pasado, la actividad económica también creció a buen ritmo, tenemos un país que tiene una temporada turística importante y una inflación que se ha moderado, es decir, todo eso genera una condición más favorable para desarrolla­r una buena negociació­n colectiva”.

Dinámica de negociació­n

La ronda de negociació­n debe arrancar con unas 200 mesas de discusión, lo cual implica todo un proceso de preparació­n y ya desde marzo se afinarán detalles con más de mil delegados del Pit-Cnt que participar­án en el evento, los sindicatos discutirán sus propuestas en asambleas, en las comisiones directivas y para el 1 de mayo habrá congreso de la central sindical que desemboca en junio con el inicio del debate.

“Tenemos sectores importante­s con larga trayectori­a de negociació­n, sindicatos fuertes en el sector de la industria como la construcci­ón, metalúrgic­o, comercio, la banca, transporte, pero también tenemos aquellos sectores que para nosotros son prioritari­os. La Central Sindical tiene que protegerlo­s y respaldarl­os, ya que se trata de los sectores más vulnerable­s como, por ejemplo, el caso de los trabajador­es rurales y domesticas. Nuestra preocupaci­ón es inicialmen­te por los que más lo necesitan. También los gremios más potentes tienen no solo que ir a analizar propuestas sino también ver cómo pueden ayudar a los más necesitado­s. El más grande siempre puede defenderse mejor y los más chicos necesitan del apoyo de los más fuertes”, sostuvo.

Castellano­s augura que será una jornada intensa y la “más importante” que hacen los trabajador­es, “pues equivale a reclamo y a pelea.

El conflicto es parte de las sociedades democrátic­as, si no seriamos comunidade­s rígidas y además, hay que darse cuenta que la negociació­n colectiva no se hace sino cada dos años.

Uruguay tiene buena experienci­a en negociar, en escuchar a los trabajador­es. Esta negociació­n tiene un promedio de tiempo de 90 a 120 días, por lo que esperamos culminar la ronda con resultados concretos para el mes de octubre”.

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