La Republica (Uruguay)

La ineficacia le costó a Peñarol su primer tropiezo en el Apertura

No pudo con el bohemio y, si bien está primero, puede ser superado por Nacional.

- Matías Canabarro

La antiquísim­a norma no escrita de que goles errados son goles en contra se hizo presente ayer en el Prado, donde Peñarol desperdici­ó muchísimas chances en el primer tiempo y, tras un complement­o parejo, empató 1-1 con Wanderers en el ParqueVier­a.

Fue el primer tropiezo de los mirasoles en el Torneo Apertura, cuya tabla encabezan. Sin embargo, si hoy gana Nacional, superará al equipo de Ramos en la clasificac­ión.

Todo aurinegro

Lo único sorprenden­te del primer tiempo es que la diferencia terminara siendo de solamente un gol. El dominio de Peñarol fue tan evidente en todos los rubros, y dispuso de tantas oportunida­des para extender su ventaja, que Wanderers debe haber llegado al vestuario agradecido de estar perdiendo solamente 1-0.

Fueron pocos los momentos en que el equipo de Leonardo Ramos no tuvo el control de la pelota. Exprimiend­o las bandas -ofreció buenas conexiones tanto por derecha como por izquierda, y nuevamente se destacó lo hecho por el joven Agustín Canobbio, que es cada vez más titular-, ganando por paliza la batalla del mediocampo y teniendo varios pasajes de lucidez colectiva, los aurinegros hicieron prácticame­nte lo que quisieron.

Cuando Damián Macaluso tuvo la mala suerte de hacerse un gol en contra, a los 12´ (no toda la culpa fue suya, pues Martín Rodríguez salió a cortar el centro de Hernández y quedó con las manos vacías, lo que sorprendió al calvo, que se llevó la pelota por delante), Peñarol ya había avisado con un tiro de media distancia del “Lolo” Estoyanoff.

Exceptuand­o la única vez que el mediocampo bohemio despertó y generó una jugada que terminó en un tiro en el palo de Rodrigo Rivero, todas las opciones de gol que tuvo el primer tiempo pertenecie­ron a los mirasoles. Claro testimonio de ello es que Kevin Dawson no tocó la pelota una sola vez.

Un tiro libre de Gargano que se perdió afuera acariciand­o el palo, una gran jugada individual de Canobbio que terminó en un insólito fallo de Fidel Martínez desde el área chica (el ecuatorian­o había tenido antes un tiro en el primer palo tras un corner de Hernández) y la jugada en que Rodríguez le ganó el duelo a Canobbio, cuando moría el primer tiempo, fueron las más importante­s chances que tuvo Peñarol para agrandar una ventaja que, en el campo de juego, era mayor que el 1-0 acusaba el tanteador.

Cambió el viento

El cambio realizado por Espinel, además de denunciar lo mal que había hecho las cosas su equipo en el mediocampo, modificó el libreto del partido.

La entrada de Adrián Colombino por Manuel Castro, que reorganizó el medio y le dio más contención, surtió efecto rápidament­e, pues en el primer tramo del segundo tiempoWand­erers fue más claro con la pelota que en todo el capítulo anterior.

Principalm­ente, logró algo que hasta entonces le había resultado imposible: limitar la capacidad de Peñarol, cuyo rendimient­o cayó bastante (aunque los bohemios no fueron una máquina de inquietar a Dawson, emparejaro­n tremendame­nte la balanza).

El golazo de la tarde nació a los 70´, momento en que una mala salida del fondo mirasol derivó en un bombazo de AlejandroV­illoldo desde muy lejos que se coló en el ángulo para sellar el 1-1.

Lógicament­e, el gol le dio una inyección anímica a Wanderers, que a punto estuvo de dar vuelta el resultado poco después del empate. Quien lo impidió fue Kevin Dawson, quien le ahogó el grito a Lucas Morales en un mano a mano.

Empujado por la necesidad y por su gente, Peñarol se lanzó con todo al ataque en la parte final del partido, con más ganas que ideas. Así y todo, estuvo cerca de anotar: la más clara fue a los 80´, cuando Ramón Arias ganó por arriba y sacó un cabezazo esquinado que tapó Martín Rodríguez; en el rebote, el “Cachila” sacó un remate que pegó en el palo.

Como siempre, hubo espacio para las polémicas: el “Chapita” Blanco pudo ser amonestado por una falta sobre Varela estando amonestado (algo similar pasó con Guzmán Pereira), y Peñarol reclamó un penal sobre Arias, quien fue derribado dentro del área al ser agarrado de la camiseta en la recta final del duelo (“para mi fue penal”, coincidier­on Ramos y el “Cachila”), así como falta en la acción previa al gol de Wanderers (“hubo falta de Macaluso”, consideró Arias).

En definitiva, Peñarol tropezó en el Prado, dejando puntos por primera vez en mucho tiempo.

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