Desde la iglesia hasta artistas
En 1960 le dieron sólo algunos años de vida.
El astrofísico británico Stephen Hawking, que desafió las expectativas de una muerte temprana para convertirse en el científico más popular del mundo, falleció ayer a los 76 años en la ciudad universitaria inglesa de Cambridge. Una fuente de la universidad explicó que su salud se había deteriorado en los últimos meses y que“se apagó en su sueño”.
Hawking, cuyo libro “Historia del tiempo”, aparecido en 1988, se convirtió en un superventas y lo catapultó al estrellato, dedicó su vida a desentrañar los misterios del universo y, aunque nunca ganó el premio Nobel, era más Desde todas partes del mundo, los homenajes no se hicieron esperar. El hombre que aseguró que la ciencia siempre gana a la religión “porque funciona”, fue homenajeado también por el Vaticano. “Le dijo a los 4 papas que conoció que quería fortalecer la relación entre la fe y la razón científica. Oramos para que Dios lo tenga en su gloria”, escribió la Academia pontificia de ciencias sociales. La NASA publicó en Twitter un video del científico, sonriendo mientras flotaba libremente dentro de un avión modificado que produce periodos de ingravidez y que despegó del Kennedy Space Center de Florida.
“Sus teorías desbloquearon un universo de posibilidades que nosotros y el mundo estamos explorando. Quizá te quedes volando como Supermán en la microgravedad, como le dijiste a los astronautas de la @space_station en 2014”. Los pésames fueron más allá del mundo de la ciencia. La cantante estadounidense Katy Perry dijo que la muerte de Hawking le dejaba “un gran agujero negro” en su corazón.
Hawking se casó en 1965 con Jane Wilde, con quien tuvo tres hijos. Su historia de amor fue contada en la película de 2014 “The Theory of Everything”.
La pareja se separó al cabo de 25 años y el científico se casó con su exenfermera Elaine Mason, de quien se acabaría divorciando en 2006 en medio de rumores de maltrato, que él negó. Hawking se convirtió a los 32 años en uno de los miembros más jóvenes del órgano científico más prestigioso del Reino Unido, la Royal Society. En 1979, fue nombrado titular de la prestigiosa Cátedra Lucasiana de la Universidad de Cambridge, centro al que llegó procedente de la Universidad de Oxford para estudiar astronomía teórica y cosmología.