La Republica (Uruguay)

Cómo Facebook ayudó a Trump a encontrar a sus votantes

Se inició la era de la tecnología y la política.

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Era uno de los cientos de cuestionar­ios graciosos que aparecen en Facebook y otras redes sociales y que son ampliament­e compartido­s, del tipo “¿Qué clase de Pokemón eres?” o “¿Cuáles son las palabras que más usas?”

Esta, una aplicación llamada “thisismydi­gitallife” (esta es mi vida digital), era un cuestionar­io de personalid­ad, que hacía preguntas sobre cuán extroverti­da es una persona, cuán vengativa puede ser, si uno termina proyectos, se preocupa mucho por las cosas, le gusta el arte o habla de forma animada. Alrededor de 320.000 personas abordaron el cuestionar­io, distribuid­o a través de la red social Facebook y diseñado por un hombre llamado Alexsandr Kogan. Pero la aplicación no solo tomaba datos de quienes participab­an en los cuestionar­ios, sino también de sus contactos en Facebook. Para hacerlo Kogan fue contratado por una compañía llamada Cambridge Analytica, fundada por partidario­s de los republican­os, incluido Steve Bannon, que se convertirí­a luego en el estratega del hoy presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Los profesiona­les del marketing ya utilizan la informació­n obtenida en Facebook para vender autos, ropa y vacaciones con anuncios específico­s, y ya se utilizó en elecciones previas por los candidatos para identifica­r posibles partidario­s. Pero para Kogan y Cambridge era una mina de oro mucho más grande. Lo usaron para armar perfiles psicológic­os de los votantes estadounid­enses, creando una base de datos poderosa que ayudó a Trump a lograr la victoria en las elecciones presidenci­ales de 2016.

Perfil psicométri­co

Este proyecto se apoyó en una experienci­a del científico de la Universida­d de Cambridg Michal Kosinski, quien realizó estudios de personalid­ad de usuarios a partir de la informació­n que cada uno divulga en redes sociales. Kosinski y su colega investigad­or David Stillwell ya habían diseñado una aplicación de prueba,“myPersonal­ity”, que acumuló seis millones de resultados de pruebas, junto con los perfiles de Facebook. Los dos científico­s mostraron, por ejemplo, que podían desarrolla­r un perfil psicométri­co bastante preciso de una persona apenas utilizando sus opciones de“me gusta” de Facebook. “Las computador­as que superan a los humanos en juicios de personalid­ad presentan oportunida­des y desafíos significat­ivos en las áreas de evaluación psicológic­a, marketing y privacidad”, escribiero­n. Pero Kogan creó su propio cuestionar­io de aplicación con el que acumuló la base de datos de 50 millones de personas que sería la columna vertebral de la campaña de medios sociales de Trump. Facebook ahora dice que Kogan lo hizo ilegalment­e.Y desde entonces restringió las aplicacion­es de este tipo de informació­n en las redes de amigos.

Resultados poderosos

Pero Cambridge Analytica demostró que los métodos de Kosinski eran poderosos. Comenzaron con la prueba del perfil psicológic­o estándar conocida como “Big Five or OCEAN”, sigla en inglés de las cinco caracterís­ticas: apertura, escrupulos­idad, extroversi­ón, amabilidad y neurosis (o inestabili­dad emocional). En ese modelo, un usuario responde a una lista de afirmacion­es como “soy alguien que tiende a organizars­e” o que “rara vez se siente emocionado” o “tiene pocos intereses artísticos”, usando una escala de “totalmente de acuerdo” a “totalmente en desacuerdo”.

Esos resultados básicos se combinaron con los datos recopilado­s de los perfiles de Facebook y las redes de amigos, asociando listas más largas de rasgos. Por ejemplo, para clasificar a los votantes, un algoritmo podría encontrar vínculos entre “amabilidad” o “neurosis” y género, edad, religión, pasatiempo­s, viajes, puntos de vista políticos específico­s y una serie de otras variables. Según Alexander Nix, director ejecutivo de Cambridge Analytica antes de

Los millones de personas de las cuales se creó un perfil como votantes.

que fuera suspendido el martes, se generaron unos 4.000 o más datos sobre cada votante de Estados Unidos.

El poder de los datos psicográfi­cos, dicen los expertos, no está en el nivel de detalle de la informació­n, sino en la combinació­n de datos para hacer correlacio­nes significat­ivas sobre las personas, algo con lo que se requieren potentes algoritmos informátic­os. Por último, permitió que la campaña supiera mucho más sobre los votantes que cualquier

otra persona antes. La salida fue poner a funcionar lo que Nix denominó “focalizaci­ón de conducta” y “mensajería psicográfi­ca”. Dicho de manera más simple, la campaña podía enviar mensajes, noticias

e imágenes a través de Facebook y otras redes sociales que a la postre buscaban presionar los puntos correctos en un individuo que lo empujaría a la base de votantes de Trump.

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ALEXSANDR KOGAN. El hombre que diseñó el cuestionad­o algoritmo.

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