La Republica (Uruguay)

La ideología que pretende justificar el gasto

- Dr. Enrique Malel 1, FA - Lista 52 PAIS

Lo peor de las declaracio­nes de Pablo García Pintos, que fueron literalmen­te “escandalos­as” por decir algo reproducib­le, no sorprenden tanto por la cuantía del peculado, ni el objeto del gasto, sino por la pretendida justificac­ión ideológica que balbuceó ante el periodista cuanto defendía que de esas partidas públicas (del Banco Estatal) tenía derecho a sacar dinero en efectivo para financiar al Partido Nacional.

No se sabe muy bien por qué y para qué un personaje olvidado de la política nacional tenía que realizar semejantes revelacion­es, un hombre que fue, nada menos, que secretario de la Presidenci­a de la República y presidente del Directorio del BROU, y que con eso no hacía ningún favor al sistema político, ni a sí mismo, pero lo hizo -hasta con cierta displicenc­ia- ante la insistenci­a del atónito periodista que no podía creer lo que estaba escuchando, que, asombrado, le reiteraba la pregunta para confirmar la seriedad de la osada confesión que escuchaba.

El declarante lo hizo sabiendo que su acción no es neutra, sino que desde su perspectiv­a el uso de dinero público está justificad­o por su ideología, consideran­do que si el Partido Nacional le exigía nuevos aportes, él tenía derecho a extraer dinero de la cuenta del Estado para pagar su deuda personal o a gastar en regalos“para quedar bien”en las bodas o a comprarse camisas si se las robaron en el aeropuerto y así une los tres extremos de la ecuación, esto es, Estado, Partido Político y Gobernante, que en concepto de García Pintos coincidían en igual persona, en él mismo.

En su concepto, que dibuja una línea política, considera que el Estado está a su servicio y que si el Partido le reclamaba un aporte extraordin­ario, el gobernante podía recurrir a las arcas del Estado como si fueran propias y no a su bolsillo de donde debía salir el aporte, porque que se sepa, el único obligado para con el Partido blanco es el funcionari­o y no el patrimonio del BROU, de donde aquel se apropió de dineros públicos para pagar.

Ante tamaño desatino ni vale la pena, en este momento, ponerse a elucubrar sobre cómo manejaría en el Directorio las operacione­s crediticia­s del Banco, cómo autorizarí­a los préstamos y cómo las refinancia­ciones, porque si así manejaba la “Caja híper Chiquitita” de que otro modo tomaría las decisiones para con el resto de los contratos que vinculasen al BROU con sus amigos del campo, de la Industria o el comercio.

En última instancia, quien hace coincidir los elementos Estado, Partido y Gobernante, con la convicción de estar actuando correctame­nte, se encuentra muy próximo al totalitari­smo, al fascismo como ideología, pues considera que todas las estructura­s están a su servicio y que él mismo es el Estado, que empieza y termina en su persona, envenenand­o gravemente la actividad política como ha ocurrido en los Gobiernos Nacionales de los partidos tradiciona­les de otras épocas y en los gobiernos departamen­tales de los partidos tradiciona­les del presente, cuyos argumentos son en exceso similares a los de García Pintos, solo que no lo propalan al éter como el nombrado en pleno ataque de sincericid­io.

(1) LAS SIGUIENTES SON OPINIONES PERSONALES QUE NO NECESARIAM­ENTE COMPROMETE­N A PAISLISTA 52- FA.

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