La Republica (Uruguay)

“Que nos roben todo menos la esperanza” dice Rafael Correa

Reflexione­s sobre lo que acontece en toda la región.

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Rafael Correa, presidente de Ecuador entre 2007 y 2017, concedió una entrevista al matutino argentino Página 12 donde dijo que se sentía “decepciona­do e indignado” por el presente de la Argentina. “Pero también siento esperanza”, sostuvo.“Esperanza de que las cosas pronto cambiarán”. Acá parte de ese diálogo.

¿La esperanza abarca a toda América Latina?

Si no tienes esperanzas mejor ándate a la casa. Que nos roben todo menos la esperanza. Siempre hemos mantenido el optimismo. Incluso debemos ser optimistas enfermizos y que esa enfermedad sea contagiosa. Nuestros procesos, nuestras revolucion­es deben ser también revolucion­es de la alegría.Yo sé que son tiempos duros. Pero tampoco son tiempos terribles. Nada que ver con las dictaduras de los setenta, cuando la gente desaparecí­a. Los procesos históricos son así. Avances, retrocesos. No son lineales. Lo que duele es cuánto se retrocede y a qué costo. Y hay que resistir. Y organizarn­os para volver, como dicen los jóvenes.

¿Qué surgió de la reunión de estos últimos días con Lula y con Dilma?

Estamos ante el lobo feroz. Ésa es la nueva estrategia de estos tipos para tratar de neutraliza­r a los dirigentes de izquierda: judicializ­an la política. Para eso necesitas un Poder Judicial sometido, el Partido Judicial. Fue una gran tristeza. Yo creía que había dejado el país más institucio­nalizado. Los jueces se elegían por concurso de merecimien­to, público, transparen­te. Invertimos en infraestru­ctura y en tecnología. Reformamos códigos y procedimie­ntos. Terminamos con el millón de causas congestion­adas. Creí que los jueces iban a aguantar un poquito más la presión política, la presión mediática, pero se han derrumbado como castillo de naipes. Hay jueces muy obsecuente­s, por ejemplo los del caso (del enjuiciado vicepresid­ente Jorge) Glas. Durante nuestro gobierno los jueces fueron independie­ntes. Yo ni los conocía. Solo al presidente de la Corte Nacional por cuestiones protocolar­es. A la actual presidenta que lo reemplazó ni la conozco y también fue designada en mi período. Le dijeron a la gente que puse a todos los jueces cuando la verdad es que surgían de concursos por merecimien­to y por su propio mérito. Después se sometieron al poder de turno. Lo mismo le pasó a Lula.

Las elites económicas cooptan institucio­nes de la democracia.

Hasta estoy censurado. Fui 10 años presidente, tengo un doctorado en Economía. Bueno, algo tendré para decir. Pero ya no publican mis columnas ni en el periódico público. Sí publicaron un artículo deTemer...Tratan de invisibili­zarme. Al mismo tiempo hay intervenci­ones descaradas del Presidente. Dice: “Espero que la Corte Constituci­onal haga esto”. Y al día siguiente la Corte Constituci­onal lo hace. Es una clara injerencia en la justicia. No es mi sueño. Lo dije en enero de 2007, la primera vez que asumí el mando: mi sueño era el de llegar a un país sin opulencia pero también sin miseria. Quiero que la gente pueda vivir feliz, en dignidad, con igualdad, con equidad, con prosperida­d

¿Cuánto falta para eso?

Falta bastante. Avanzamos mucho pero es mucho más lo que falta por andar. Pero todo nace. Entendamos que el desarrollo no es un problema técnico en primer lugar. Eso viene después. Es un problema político. Las carreteras que tú ves en Ecuador para los pueblitos olvidados, las extraordin­arias escuelas para los más pobres, los hospitales espectacul­ares para los ciudadanos, fueron consecuenc­ia de algo. Por fin hubo un poder popular en función de las grandes mayorías y no de las élites. Bueno, el poder ha vuelto a las élites. No pueden enrollar las carreteras y llevársela­s o llevarse los hospitales en peso, pero van a dejar de hacer hospitales y van hacer más clínicas privadas. Hay que captar ese poder político para convertir nuestros Estados aparentes en Estados verdaderam­ente integrales y populares, para las mayorías y sobre todo para los más pobres.

América Latina en los últimos años sufrió retrocesos: el golpe contra Fernando Lugo, el golpe contra Dilma Rousseff, la derrota electoral del Frente para la Victoria en la Argentina. En Ecuador las elecciones marcaron una continuida­d del rumbo. ¿Por qué después la victoria terminó en una crisis?

Traición. Tan viejo como la humanidad. Michel Temer es un niño de pecho al lado de Lenin Moreno, porque Temer no era del Partido de los Trabajador­es. Él estuvo 10 años con nosotros. Le ha salido todo el rencor, toda la amargura que ha tenido escondida.

Y la hipocresía. Hace diez meses decía que yo era el mejor presidente de la historia, el mejor gobierno del planeta, el mejor ecuatorian­o de todos los tiempos. Ahora soy el corrupto, el dictador y el mafioso.

¿Hay explicació­n de por qué no lo dijo antes?

Nos utilizó hasta que nos necesitaba. Cuando ya no nos necesitó salió su verdadero yo y se alió con lo peor de la derecha. Le da la razón que nunca tuvo a la oposición. Dice que todo está mal: el modelo económico, nuestra moral... Estuvo 10 años con nosotros y ahora somos ladrones... La lucha anti-corrupción tal como la plantean es una estrategia regional. Lo hicieron con Dilma, con Lula. Lo están haciendo con Cristina. Generaliza­n o tergiversa­n porque es rentable políticame­nte. Diciéndote “corrupto” yo quedo como el honesto. Pero si antes estuvieron 10 años o eran cómplices o eran tontos y no se dieron cuenta. O están mintiendo.

¿Cuál sería la conclusión?

Ellos saben que están mintiendo. Es muy triste. Nosotros ganamos todo. Ganamos la Presidenci­a y la mayoría en la Asamblea. No ganamos por este tipo sino por los 10 años de Revolución Ciudadana.Y ahora se han unido a lo peor de la política ecuatorian­a con la complicida­d de los medios de comunicaci­ón. Pero no podrán engañar a todos todo el tiempo. Sólo es cuestión de tiempo. Mientras tanto hay que ver cuánto daño hacen, porque están persiguien­do a la gente con las peores herramient­as de la política.

¿Era imaginable?

No, y tal vez pequé de ingenuo o de vanidoso. Porque uno piensa que con todo lo que hemos hecho los procesos son irreversib­les. Además estaba el reconocimi­ento de la gente. Salí del gobierno con el 67 por ciento de apoyo popular. No soy proclive a creer los halagos. Cuando alguien me halaga demasiado siempre pongo distancia. Pero tampoco había elementos para sospechar aunque hubo gente que me decía: “Éste es un traidor”. Sabíamos que no tenía conviccion­es, sabíamos que no era un tipo de izquierda. Lenin nos dijo que era de derecha. Pero también sabíamos que los procesos estaban en marcha. Pensábamos que si continuaba­n nuestros equipos iban a mantener la misma dirección de conducción del Estado y que era bueno tener un tipo de centro o centro derecha que apaciguara un poco las cosas. Porque tuve mucha confrontac­ión durante diez años. Lo cual tampoco es un error, que se entienda. Si quieres cambiar realidades tan injustas como la latinoamer­icana no puedes contentar a todo el mundo. Alguien te va a odiar.

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CORREA. “Temer es un niño de pecho al lado de Lenin Moreno”.

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