La Republica (Uruguay)

Silencio a dos semanas del asesinato de Marielle

Un crimen estudiado y realizado por profesiona­les.

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Quién mató a Marielle Franco?, es la pregunta que gritaron millares de manifestan­tes en Rio de Janeiro y que siguen haciéndose millones en Brasil. Pero dos semanas después del brutal asesinato de la concejala y activista, las autoridade­s no han dado ni una pista.

El mutismo oficial en torno a este crimen que conmocionó al mundo empieza a preocupar ante los altos niveles de impunidad del país sudamerica­no.

Hasta el momento, no hay detenidos ni autores públicamen­te identifica­dos. Las investigac­iones, a cargo de la Policía Civil de Rio, transcurre­n bajo estricto secreto de sumario.“Sabemos que este no es un crimen fácil y que las autoridade­s no pueden divulgar ciertos detalles para no poner en riesgo la investigac­ión, pero estamos muy preocupado­s de que entremos ya en la segunda semana y no haya ninguna respuesta”, advierte Ignacio Cano, experto en violencia de la Universida­d del Estado de Rio de Janeiro(UERJ).

Al recordar que un 92% de los homicidios en Rio quedan impunes, Cano cree que “cuanto más tiempo se demore, menor es la probabilid­ad de que se resuelva”el crimen. Lo que se sabe hasta ahora es prácticame­nte lo mismo que hace 15 días: que Marielle Franco murió de cuatro tiros en la cabeza la noche del 14 de marzo en pleno centro de Rio, cuando regresaba a casa en carro después participar en un evento de mujeres negras.

Hubo 13 disparos efectuados desde otro vehículo a solo dos metros de distancia y todos iban dirigidos al lugar en el que estaba sentada la concejala de 38 años, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL, izquierda), aunque acabaron matando también al conductor, Anderson Gomes, y rozando a una asesora de Marielle. “Las investigac­iones siguen en curso. Por ahora, no hay más informació­n adicional a ser divulgada”, se limitó a decir la asesoría de comunicaci­ón de la Policía Civil.

Las escasas novedades del caso las ha ido revelando la prensa y apuntan a un crimen estudiado y realizado por profesiona­les. Al parecer, el vehículo de la política fue seguido por dos coches que tenían sus matrículas clonadas. Globo Televisión hizo otra revelación aún más grave, investigad­a ahora por las autoridade­s: las balas que se usaron aparenteme­nte pertenecía­n a un lote comprado por la Policía Federal (PF), que podría haber sido desviado a las redes de tráfico de armas. El asesinato de Marielle ocurrió, paradójica­mente, cuando los militares ya llevaban casi un mes al mando de la seguridad de Rio debido a la polémica intervenci­ón decretada por el presidente Michel Temer, ante la violencia desatada en el estado desde el fin de los Juegos Olímpicos-2016. Y el crimen conmocionó no sólo por el ‘timing’ y por el cargo de la víctima.

Marielle era un símbolo de esperanza y renovación política para los brasileños: una mujer negra criada en la favela que logró estudiar en la universida­d, que defendía la igualdad racial y de género y a quien no le temblaba la voz al denunciar los abusos policiales ni la intervenci­ón militar.

En 2008, participó en una comisión parlamenta­ria junto al diputado estatal Marcelo Freixo que desenmasca­ró a las poderosas y muchas veces intocables milicias parapolici­ales que controlan amplias zonas de la ciudad. Freixo, mentor de Marielle y varias veces amenazado de muerte por milicianos, ve un claro “recado” en su asesinato.

El porcentaje de los crímenes que quedan impunes en Brasil.

Pero, ¿a quién podría interesar matarla?

Una de las hipótesis más analizadas es la de milicias integradas principalm­ente por expolicías o por policías corruptos. Fuera de ellos, los únicos que podrían ostentar semejante grado de profesiona­lismo son las bandas de narcotrafi­cantes que imponen su orden en las favelas o grupos formados en el seno de las fuerzas de seguridad.

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